El Barça demostró que una de sus virtudes actuales es que, sin dominar, puede seguir siendo un equipo contundente. El Celta no juega tan alto como el conjunto blaugrana pero se acerca mucho y, con una distancia de 29 metros como bloque, es el cuadro más compacto de la Liga. Y eso lo aprovechó el Barça mostrando su cara más vertical marcando el 0-1 con tan solo un pase y un desmarque. La acción clave fue precisamente el desmarque. Y es que Raphinha no rompió de manera directa, sino haciendo una carrera en círculo con la que evitó el fuera de juego. Una maniobra con la que el brasileño está haciendo mucho daño esta temporada.
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