“Tengo la Covid y renuncio a los relevos”, anuncia Noah Lyles

Atletismo | Juegos Olímpicos de París 2024

El velocista estadounidense comunica su enfermedad tras desinflarse hasta la medalla de bronce en los 200 metros del jueves

Noah Lyles: un gran atleta, un enorme payasete

Noah Lyles, en la noche del jueves, tras ceder ante Letsile Tebogo y Ken Bednarek en la final del 200

Noah Lyles, en la noche del jueves, tras ceder ante Letsile Tebogo y Ken Bednarek en la final del 200 

Petr David Josek / AP

Un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo cuando debe ayudarle a levantarse

Gabriel García Márquez

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En la profundidad de la noche del jueves en Saint-Denis, cuando se han apagado los focos en el estadio y se encienden las grabadoras en la sala de prensa, dos velocistas atienden a los periodistas.

Uno es Letsile Tebogo (21), el nuevo campeón olímpico.

El otro, Ken Bednarek, la plata.

¿Y Lyles, el sorprendente bronce? ¿Dónde para?

Mientras los cronistas se preguntan cosas, Tebogo no puede más.

Dice:

-Nunca seré el rostro del atletismo porque no soy tan arrogante como Noah (Lyles)...

Y ya.

Así exprime el botsuano su turno de palabra. Orgulloso y reivindicativo, carga contra Lyles: Tebogo acaba de proclamarse campeón del mundo del 200, acaba de despachar al estadounidense, y ya no puede, no aguanta, pues hasta ese momento, hasta el de la explosión de 19s46 (el tiempo que ha invertido en ganar el 200) y hasta su turno de palabra en Saint-Denis, Lyles se ha tuneado el escenario.

Lyles lo ha hecho todo, y casi todo lo ha hecho mal. 

El campeón olímpico del 100 se ha autoproclamado campeón olímpico del 200 cuando aún no se ha corrido, y antes de la carrera payasea, parece pasárselo de maravilla, pero nos incomoda a todos.

Lyles entra el último en la pista, salta como un saltimbanqui, saluda al público como un enajenado, se golpea el pecho cuando anuncian su nombre, tarda un mundo en colocarse en los tacos, se gusta y disgusta a los rivales. Y a la hora de la verdad, se atasca. Arranca lento y descolocado, entra retrasado en la recta, acaso confía en su rush final, pero el rush no comparece y, dos metros por delante, Tebogo se golpea el pecho como diciendo:

-Se acabó.

Desnortado, Lyles se deja caer sobre el sintético, parece asfixiado. 

El pecho sube y baja como un fuelle, Lyles no puede, no puede, y al final le retiran en una silla de ruedas, derrengado, y ya no sabemos más de él hasta la mañana de este viernes.

Quien entonces habla por él es USATF. La Federación Estadounidense de Atletismo comunica que Lyles lleva dos días aislado pues el martes, dos jornadas antes de la final del 200, había dado positivo por Covid.

“Podemos confirmar que Noah Lyles dio positivo por COVID-19 el martes 6 de agosto. En respuesta, el Comité Olímpico y Paralímpico Estadounidense (USOPC) y la USATF rápidamente pusieron en marcha todos los protocolos necesarios para dar prioridad a su salud, el bienestar de nuestro equipo y la seguridad de los demás competidores -cuenta el organismo-. Nuestro principal compromiso es garantizar la seguridad de los atletas del equipo de Estados Unidos manteniendo su derecho a competir. Tras una exhaustiva evaluación médica, Noah decidió competir esta noche”.

Decenas de cámaras retratan a Noah Lyles, derrengado sobre el sintético, el jueves en Saint-Denis

Decenas de cámaras retratan a Noah Lyles, derrengado sobre el sintético, el jueves en Saint-Denis 

Fabrizio Bensch / REUTERS

Y a partir de ahí se viralizan los memes. Las redes arden. Los internautas se preguntan a qué venían todos esos aspavientos de Lyles, en los prolegómenos, si tan mal se encontraba.

Y surge una pregunta: Lyles aspiraba a disputar también los dos relevos, el corto (4x100) y el largo (4x400). 

¿Qué va a hacer ahora?

A media mañana, Lyles nos da la respuesta. 

Lo hace también a través de las redes. 

Se disculpa y anuncia que estos Juegos se han acabado para él, y no disputará los relevos, y felicita a Tebogo y Bednarek y espera que hayamos disfrutado del espectáculo, y parece humilde y contrito hasta la última frase, cuando vuelve sobre sus pasos y escribe: “No sé si me habrás aplaudido o me habrás abucheado, pero tienes que reconocer que me has visto, ¿no es así? Con cariño, se despide el hombre más rápido del mundo para los próximos cuatro años”.

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