Simone Biles vuelve a competir y gana, ¿alguna vez se fue?
Regreso triunfal
La gimnasta más laureada de Estados Unidos realiza una demostración apabullante tras dos años desaparecida por su bloqueo mental en Tokio y se apunta a los juegos olímpicos de París
Simon Biles, de 26 años, tiene mucho mérito y un problema.
Pasados sus dos años de desaparecida en el terreo deportivo, tras salir por la puerta trasera de los juegos olímpicos de Tokio en el verano del 2021 (aplazados del 2020 por la pandemia), la gimnasta más laureada de Estados Unidos, con siete medallas olímpicas (cuatro de oro) y 25 en mundiales (19 doradas), volvió a este sábado a competir en Chicago. Pedazo de expectación para una practica de minorías.
Así se entiende que las cámaras realizaron un marcaje especial. Esto permitió observar de cerca su magnífica actuación, de crack, y también su tremendo bostezo, tal vez de sueño, ya se sabe, los nervios del regreso, o simplemente por un punto de aburrimiento. Ganó sin despeinarse, más de 5.000 puntos de diferencia con la segunda, Leanne Wong.
¿Alguna vez se fue Simone Biles?
Parafraseando a Mark Twain, la noticia de su retirada resulta más que prematura. Mucho. Sin duda, si algo quedó claro en esta velada, es que París 2024 está en su navegador personal y que, si nada se tuerce, será una de las grandes favoritas. Su superioridad sigue resultando apabullante, entre veteranas que hace años que están con ella como entre la nueva generación. “Mi corazón se derrite al ver que la gente todavía cree en mi”, dijo emocionada al final de su show. “Estoy muy feliz con el resultado, con el fervor del público después de todo lo que ha pasado, con lo que sucedió en Tokio”, recalcó.
“Bienvenida” se leía en algunos carteles que exhibían sus admiradores en un pabellón abarrotado, todo vendido, sin duda por verla a ella y también a Sunisa Lee, la atleta que salió al rescate en Tokio y que también reaparecía.
El viaje de Biles desde la capital japonesa hasta la ciudad de Illinois ha sido mucho más largo que los 10.000 kilómetros que separan ambos puntos en el mapa.
Acudió al país asiático para engrandecer su leyenda. Era la gran favorita en todo. Volvió a casa con un bronce, en salto de potro, y gracias. Fracaso total. Un bloqueo mental le impidió disputar sus opciones al máximo nivel. Su estampa de derrota hizo temer que ese era el final de su carrera.
Pues va a ser que no. En abril se casó con el jugador de fútbol americano Jonathan Owens (“Vamos, señora Owens”, lucían algunas pancartas en Chicago) y su vida parece haber dado un giro radical.
El punto de partida de este regreso se produjo en las barras asimétricas. Su actuación, que ya la puso líder, mereció los elogios de los comentaristas. Solo era el principio. En la barra de equilibrio hizo otra demostración de arte. Amplió su ventaja.
Y llegó el ejercicio de suelo, una práctica que despertó el delirio entre la concurrencia por sus piruetas, su técnica y su dificultad. Parece más que difícil de entender como se puede volar de esa manera y aterrizar como si nada sin romperse la crisma. Al acabar esa prueba no ocultó su satisfacción. Sabía que seguía siendo la reina. “¡Bienvenida Simon Biles!, es impresionante verte competir de nuevo”, proclamó el conductor de la retransmisión.
Faltaba la guinda, el salto de potro, una de sus especialidades, y no defraudó. Según los cálculos, voló unos 4,5 metros y cayó sobre la colchoneta sin temblar. “Eras y continuas siendo la mejor, Simone Biles no se ha ido a ninguna parte”, proclamó el comentarista en medio del deleite de la concurrencia y las felicitaciones de las colegas, en especial de Kayla DiCello, medallista en el 2021 y una verdadera bomba de animación.
Ni siquiera Biles reprimió su alegría. Una vez que puso los pies en el suelo, se arrancó a a bailar, como si liberara toda la tensión de la noche y de los meses precedentes. “Es una celebración que hago siempre en el gimnasio cada vez que aterrizo, sé que divierte a mis compañeras”, explicó como si tuviera que justificarse.
En las gradas, Ronald y Nellie, sus padres adoptivos, se dieron un beso al ver que su hija ha superado el trauma. Son sus principales fans. “Sigo con mi terapia semanal, pero estoy muy animada con mi regreso, con el apoyo de mis admiradores y lamento haber perdido todo esto durante un tiempo”, subrayó. Hizo una promesa: “Voy a seguir trabajando”. Nada es gratis.