Llevo un tiempo pensando en ello: me aburre la NBA.
No sé si es la edad o el qué.
Cuando el Dr. J despegaba hacia la canasta, tenía que volar para reventar el aro. O eso, o no llegaba
El caso es que ya no la veo como antes.
Cuando yo era crío, los mismos jugadores jugaban siempre en los mismos equipos.
Magic en los Lakers, Bird en los Celtics, el Dr. J en los Sixers, Jordan en los Bulls, mi adorado Drexler en los Blazers... Y los sistemas defensivos eran intensos y exigentes: se defendía en individual, no se regalaba un punto. Y cuando el Dr. J despegaba hacia la canasta, se estiraba igual que un gato y tenía que volar para alcanzar el aro y reventar la pelota hacia abajo.
O eso, o no llegaba: medía 2,01 m.
Y había jugadores pequeñitos y fascinantes.
Estaba Tyrone Bogues, que se quedaba en 1,60 m y defendía a Michael Jordan. O Spud Webb, que se engominaba el pelo como Prince y rondaba mi estatura (1,70 escaso, si llega) y, aun así, ganaba el concurso de mates.
Cada mate valía oro.
Hoy no es lo mismo.
Abro las redes sociales y aparecen decenas de hércules negros, largos como pararrayos y musculosos como Schwarzenneger, cuyas cabezas acarician el aro.
(Hace poco vi cómo uno de ellos, uno más entre toda esa multitud de fenómenos que rondan los 2,15 m, se elevaba para colocar un tapón y, en el vuelo, golpeaba en la parte más alta del tablero. ¡Se le había acabado el tablero!).
Todos ellos son atletas formidables.
Desde luego, son una evolución con respecto a los prototipos de los ochenta y los noventa: pienso en el gordo Barkley, o en el torpón Manute Bol (DEP).
Pero por eso mismo, me pregunto:
A los atletas actuales ¿no se les están quedando pequeñas las dimensiones del baloncesto?
(No nos olvidemos de que James Naismith, el fundador del baloncesto, había clavado sus cajas de melocotón a una altura de 3,05 m y que, desde entonces, y estamos hablando de 1891, esa altura ha permanecido inalterable en la NBA, en la Euroliga y en la ACB).
¿No parece que los jugadores del presente estén jugando al minibasket?
¿No debería elevarse el tablero, alejarse la línea de tres puntos, incluso ensancharse la pista?
¿No resulta aburrido tanto mate estratosférico cuando, en algunos casos, el ejecutor apenas tiene que saltar para ejecutarlo?
PD: Y ya puestos, ¿no deberían reclamarse unas mínimas exigencias defensivas? Porque eso de que el partido All-Star acabe 163-160 no es un show, sino un muermo. ¿Qué baloncesto es ese?