Los más caros de la historia

LA ESCUADRA

El fútbol es el paraíso de los oportunistas, el nirvana del atoropasadismo . Cuando Coutinho y Hazard ficharon por el Barcelona y el Real Madrid raramente se escucharon voces contrarias. Más allá de cuestionar la indecencia de las cantidades invertidas (ese debate es inherente al fútbol actual), la calidad de los jugadores era materia poco discutida. Y es normal que no lo fuera. Estrellas internacionales en sus respectivas selecciones (Brasil y Bélgica) y también equipos (Liverpool y Chelsea), Coutinho y Hazard llegaron a la Liga con edades idóneas (25, el azulgrana; 28, el blanco) para dar el definitivo impulso a sus carreras. Se equivocaron. Coutinho, que en parte escapó de la grisácea Liverpool en busca de sol (todo brasileño estándar, no lo olvidemos, necesita la fotosíntesis para ser feliz), está hoy a punto de coger billetes destino Birmingham para enrolarse en el Aston Villa de su amigo Gerrard. Hazard, por su parte, lleva menos goles esta temporada que Jutglà, por poner un ejemplo simpático, y tiene que soportar que en campos como el del Alcoyano le lancen cánticos de esta altura literaria: “Hazard, gordito, te hinchas de Phoskitos”.

Más allá de dar rienda suelta a teorías tan cursis como verdaderas (“en el fútbol puedes tener los mejores cromos pero el mejor equipo nace del espíritu colectivo”; y de un entrenador de los buenos, añadimos), el fracaso estrepitoso de los dos fichajes más caros de la historia de Madrid y Barcelona, que se dice rápido, merece un análisis y este debería apuntar hacia los fichadores, sí, pero más aún a los jugadores. ¿Recuerdan (los que puedan por edad) la frase que soltábamos en los ochenta cuando la tele del comedor perdía sintonización? “La culpa es de ellos”. Pues eso. Coutinho y Hazard fueron futbolistas espectaculares pero hoy son tipos devorados en gran parte por su falta de respuesta ante la adversidad.

Coutinho y Hazard fueron cracks devorados hoy por su poca respuesta ante la adversidad

¿Qué fue de aquellos rizos revoltosos del Coutinho juvenil, capaz de todo? No se sabe.

Le recuerdo ya alarmantemente soso en una entrevista promocionada por Nike en una estación subterránea fantasma de Barcelona (tocando a la Sagrada Família) maqueada para la ocasión. Pretendía la marca replicar el carisma de Neymar, a quien había venido a sustituir, una idea pésima. Coutinho era introvertido, aburrido, poco resistente a los golpes, una miniatura al lado de Messi, con quien apenas mezcló. Gavi tiene más rebeldía en un dedo del pie que Coutinho de cuerpo entero. ¿Puede la camiseta del Barça pesar más que la de Brasil? Se ve que sí.

Hazard volaba como un cohete en el Chelsea y ha perdido los alerones en el Bernabeu, superado por cualquiera que le compita la posición. Vinícius tiene un pase pero Rodrygo, Lucas Vázquez... Lo peor, cuentan en Madrid, es que al belga no se le ve ni preocupado.

La culpa es de ellos.

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Eden Hazard 

ANDER GILLENEA / AFP
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