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Michael Robinson, un genio con acento

Adiós a una voz única

El exdelantero y enorme comunicador falleció a los 61 años

Michael Robinson se retiró en 1989 y comenzó a trabajar en los medios en 1990

EP

Si ha habido una Sagrada Família a la hora de explicar el fútbol y el deporte en España en los últimos 30 años ese ha sido Michael Robinson. El inglés del verbo irónico y divertido, de la expresión sonriente, del trato afable y del mensaje siempre puro e inteligente. Sin trincheras, sin forofismo. Con clarividencia. Con precisión. Su uso particular del castellano, lejos de ser un hándicap para él, se convirtió en un atractivo añadido y contribuyó a que su popularidad se fuera extendiendo. Ayer murió una de aquellas personas de las que casi todo el mundo habla bien, y no sólo en la hora del adiós, sino desde hace tres décadas. Quien lo trató enumera frases, anécdotas y gestos. Casi siempre particulares y con sentido.

Como delantero era un atacante tanque, propio de la liga inglesa de los ochenta. Detrás de las cámaras y los micrófonos se transformó en un fino estilista que ha dejado su sello en programas maravillosos como El día después o Informe Robinson , en la órbita de Canal Plus primero y Movistar después. Su manera de contar, presentar u opinar sobre historias ha trascendido al puro deporte y ha creado escuela.

EL FUTBOLISTA

Como jugador levantó una Copa de Europa con el Liverpool y se retiró en el Osasuna

Comunicó y trabajó hasta el último momento. Se despidió de los aficionados, sin saberlo, el 11 de marzo, día en que transmitió con su inseparable Carlos Martínez para Movistar el encuentro entre el Liverpool y el Atlético. Su lección final llegó en Anfield, el estadio que le vio triunfar como futbolista y con la eliminación del equipo de sus amores. Al día siguiente comprobó como el cáncer que sufría se había agravado y extendido y ayer por la mañana se conoció su muerte, a los 61 años.

Una de las últimas veces que este diario se puso en contacto con él fue el pasado diciembre, con motivo de la final del Mundial de Clubs entre el Liverpool y el Flamengo. Lo pillamos rodando un Informe Robinson . Un programa que cuidaba con extremado mimo. Hace unos días agradeció en una entrevista a su equipo el cariño recibido: “No cabe en una vida de 61 años tanta felicidad y suerte como la mía. Si fuera por eso, tengo 130 años. No creo que la vida me deba nada, más bien al revés”.

CON EL MICRÓFONO

Marcó época con su mirada irónica y particular en los partidos, en ‘El día después’ y en ‘Informe Robinson’

Desde que a finales del 2018 anunciara que sufría cáncer llevó la enfermedad con una entereza ejemplar. “El cáncer puede que me mate, pero lo que no va a hacer es matarme todos los días”, afirmaba. Su fallecimiento provocó un reguero de reacciones desde todo los ámbitos. Deja esposa, dos hijos, una tropa de amigos y una pléyade de admiradores.

Llegó a España en 1987 tras jugar, entre otros clubs, en el Liverpool, equipo con el que ganó una liga y una Copa de Europa, ante el Roma. Lo fichó el Osasuna aunque no sabía que era un conjunto de Pamplona. Explicó de manera jocosa que no encontró Osasuna en el mapa. Pasó de ser Robbo en Anfield a Robin en El Sadar. En aquellos tiempos le trataban como a un guiri y, por ejemplo, sus compañeros le gastaban bromas como hacerle ir a la barra de un bar para que pidiera “cinco hijos de puta”, cuando no tenía ni idea del significado de esa expresión. Tenía fama de bebedor en su época de futbolista. Él defendía su profesionalidad con la siguiente respuesta: “Nunca tomaba alcohol 54 horas antes de un partido. Aunque es verdad que no recuerdo muy bien todos los lunes de mi vida”.

GALARDONADO

Dos premios Ondas y un Vázquez Montalbán de periodismo jalonaron su trayectoria comunicativa

Fue una vez retirado y con su regreso a España que Robinson se iría convirtiendo en la figura que ha acabado siendo. Comentó para TVE algunos partidos del Mundial de 1990. Su manera de hablar y su gracia llamaron la atención de Alfredo Relaño, entonces jefe de deportes de Canal Plus. “Le llegó a decir a un narrador que no podía ser que un linier fuera japonés porque no llevaba una cámara de fotos encima”, recuerda Relaño. Comenzó así su etapa en los partidos de los domingos por la tarde en el Plus, aquellos que estaban codificados, y en El día después . Espacios que le hicieron ser una de las caras visibles del balompié en España, hasta el punto que se convirtió en el rostro del PC Fútbol , uno de los videojuegos de más éxito de la época.

Sin perder nunca el gracejo y la ironía poco a poco fue creando escuela. Y ya se convirtió en catedrático comunicativo a través del espacio de reportajes Informe Robinson cuya versión radiofónica se ha llamado Acento Robinson en la Ser. En sus vitrinas dos premios Ondas y un Vázquez Montalbán de Periodismo, que le entregó el Barça,

ENTEREZA HASTA EL FINAL

“El cáncer puede que me mate, pero lo que no va a hacer es matarme todos los días”

Nació en Leicester, se crio en la ciudad costera de Blackpool, desembarcó en España en Pamplona, se enamoró de Cádiz y falleció en Marbella. Pero donde se le echará más de menos es en los estadios. Era costumbre entre los compañeros cruzarse con Robinson, saludarlo o charlar con él y continuar camino con una sonrisa en los labios.