“El Everest es la única salida para los sherpas sin estudios”
En la montaña
Entrevista a Sanu Sherpa, alpinista nepalí que ha coronado las 14 cimas de más de 8.000 metros
De pastor de yaks a porteador, cocinero y guía de altura. El camino seguido por Sanu Sherpa, de 43 años, es calcado al emprendido por la legión de sherpas convertidos en una suerte de obreros de la alta montaña, una mano de obra muy solicitada en los últimos tiempos. Trabajadores del piolet y de la cuerda fija autodidactas que a lo largo de su carrera han ayudado a decenas de clientes a auparse a lo más alto del Himalaya. Con el Dhaulagiri, Sanu se erigió el pasado 3 de octubre en el tercer sherpa que coronaba los 14 ochomiles del planeta. De hecho, la mayoría los ha subido más de una vez; el Everest (8.848 metros), en siete ocasiones.
El primer nepalí que lo consiguió fue Mingma Sherpa y después su hermano Chhang Dawa. Sólo unas semanas después que Sanu, el 29 de octubre, se sumaron al club Nirmal Purja y su compañero Mingma David Sherpa, en el Shisha Pangma. El récord del mediático Purja, que holló todas las cimas en sólo seis meses y seis días, pero con todo tipo de ayudas (oxígeno embotellado, cuerdas fijas...) y con aires de estrella del rock, eclipsó al discreto Sanu, un currante de altitud altamente cualificado y hecho a sí mismo.
La historia de Sanu se asemeja a la de no pocos sherpas que han sacado a sus familias de la pobreza gracias a las posibilidades que ofrece el turismo de altura. La Vanguardia lo entrevistó recientemente en Katmandú junto a su hijo Nang Norbu, que lo ayudó con la traducción al inglés.
De pequeño cuidaba los yaks, no siempre podía ir a la escuela, creo que a los ocho años dejé de estudiar”
¿Cómo fueron sus inicios en el la montaña?
Yo soy de la zona del Makalu (8.463 m.), del mismo pueblo que la familia de Mingma Sherpa, el primer nepalí que subió los 14 ochomiles. Somos tres hermanos y seis hermanas y todos los chicos hemos trabajado como guías. Mis padres eran granjeros y de pequeño cuidaba los yaks, no siempre podía ir a la escuela, creo que a los ocho años ya dejé de estudiar. Muchos sherpas no tenemos estudios, ni tampoco hablamos inglés, y nos dedicamos a transportar las cargas de las expediciones hasta los campamentos bases.
Empezó como porteador.
Sí, en el 2004, en el Makalu, después también hice de cocinero en el Island Peak. Allí vieron que estaba fuerte y me ofrecieron trabajar como sherpa, es decir ir del campamento base hasta la cima. Los porteadores sólo cargan hasta el campo base. En el 2006, con 30 años, subía mi primer 8.000, el Cho Oyu (8.201 metros).
¿Y sus hijos están también tentados por el mundo del alpinismo?
A los 17 años mis padres decidieron que debía casarme. Y me casé con Kediki Sherpa, de mi pueblo, con quien tengo un hijo y cuatro hijas. Sólo el chico, Nang Norbu, de 22 años, está en este negocio, trabaja en la compañía de trekkings que yo cofundé en Katmandú, hace de porteador y el año pasado intentó escalar el Everest pero se quedó a 8.000 metros. Mi hija mayor se fue a los 16 años a trabajar de camarera a Seúl; la segunda sigue en el pueblo pues se casó a los 16 años, y las dos pequeñas estudian en Katmandú.
¿En cuántos ochomiles utilizó oxígeno embotellado?
En cuatro: el Everest, el K2, el Kanchenjunga y el Makalu.
El negocio del techo del mundo
“El problema es cuando se junta un cliente que no está preparado para el Everest con un sherpa sin experiencia”
Cada temporada hay más aspirantes a ascender el Everest; la pasada primavera lo subieron más de 800 personas entre clientes y sherpas. Este negocio al alza requiere de guías muy preparados pero parece que no hay suficientes para tantos candidatos a cima.
Sí. Vienen sherpas de Katmandú que al llegar a los 6.000 metros se marean. El problema es cuando se junta un cliente que no está preparado para el Everest con un sherpa sin experiencia. La misión del sherpa es ayudar a su cliente a que se sienta seguro, a enseñarle a subir bien por las cuerdas… Pero algunos no lo hacen.
¿Considera que hay déficit de sherpas con una cierta pericia?
Sí, incluso hay sherpas para los cuales el Everest es su primer ochomil, que no han subido ni el Mera Peak (6.476 m.). Están muy fuertes físicamente pero les falta experiencia. Todo se complica cuando el cliente tampoco tiene la suficiente preparación en montañas altas, lo que hace más difícil el trabajo del sherpa.
Los buenos sherpas van muy buscados. ¿Cuánto ganan por temporada?
En el Everest se pueden cobrar 10.000 dólares incluyendo el summit bonus (una suerte de prima que paga el cliente si llega a la cumbre).
¿Lo considera un buen salario?
Está bien. Yo tengo a bastantes clientes coreanos, por eso, un año, al acabar la temporada en Nepal, decidí viajar a Seúl. Al final sólo me quedé dos meses pues ni trabajando 15 horas al día en una fábrica me salían los números. Cuando no estoy en la montaña vivo en Katmandú y de diciembre a marzo regreso al pueblo, donde sigue mi mujer y donde tenemos rebaños y huerto.
El futuro
“Me siento con fuerzas para seguir dos o tres años más, quizás pueda acabar una segunda ronda de los 14 ochomiles!”
Su trabajo es de alto riesgo, ¿se ha enfrentado a alguna situación en la que haya temido por su vida?
Tengo miedo de los aludes porque han matado a tanta gente… Afortunadamente nunca he tenido accidentes a pesar de que he equipado muchas montañas. Estoy acostumbrado al peligro y disfruto escalando. Para los sherpas de mi generación, sin estudios, subir montañas, el Everest, es la única salida que tenemos. Me siento con fuerzas para seguir dos o tres años más, quizás pueda acabar una segunda ronda de los 14 ochomiles (suma un total de 27 ochomiles, sólo le faltaría repetir, si fuera el caso, el Lhotse, K2, G-II, Kanchenjunga, Annapurna, Makalu y Dhaulagiri). Estoy pensando qué haré en el futuro, tenemos la compañía de trekking, y si antes todos nuestros clientes eran coreanos ahora también vienen con nosotros chinos y búlgaros.
Guía autodidacta
“He aprendido sobre la marcha de otros sherpas”
¿Ha seguido alguna formación de guía?
No, nunca, he aprendido sobre la marcha de otros sherpas, y también de alpinistas coreanos.
¿Ha visto morir a mucha gente?
Sí, tanto a sherpas como a clientes, he pasado junto a muchos cadáveres camino de la cima del Everest por la cara sur. Yo estaba en el Shisha Pangma cuando murió el alpinista búlgaro Boyan Petrov, el año pasado. Nos despedimos cuando el empezó a subir y quedamos que nos veríamos al cabo de tres o cuatro días en el campamento IV. Al llegar vimos su tienda abierta, llena de nieve, sin rastro de él. Nada más se supo.
¿Cómo vivió su último ochomil, el Dhaulagiri?
Mi cliente era el montañero búlgaro Atanas Georgiev Skatov. Salimos directos del campamento II, a 6.400 metros, hasta el C III, a 7.200, donde descansamos unas dos o tres horas. A a las ocho de la noche partimos hacia la cumbre. Llegamos a las dos de la tarde del día 3 y estuvimos 45 minutos tomando fotos. Avanzamos lentamente porque a la vez que cuidaba de Skatov tenía que equipar con cuerda un tramo de 200 metros de ruta hasta la cumbre.