Muchos diseñadores han intentado, a lo largo de su carrera, crear una colección futurista. La idea de querer llegar hoy al futuro es ambiciosa y seductora pero también incongruente. Una colección deja de ser futurista en cuanto llega a la pasarela y aun más después de pisar las calles. Sin embargo, el ejercicio sirve para desligarse de las tendencias actuales e inventar nuevas. En definitiva, crear.
Con ese cometido el diseñador Nicolas Ghesquière ha presentado este miércoles su colección para Louis Vuitton Primavera/Verano 2019. En ella, no pasa desapercibida la huella que Balenciaga ha dejado en el director creativo. Ghesquière se ha llevado a Louis Vuitton los cortes rectos y cuadrados, la sobreexposición de tejidos diferentes y, sobre todo, una mirada siempre hacía el futuro.
La nueva colección de LV cierra la semana de la moda de París con una potente premisa: la distinción de género se difuminará para crear prendas desligadas de la feminidad o la masculinidad, sin distinción tampoco de clase, donde tejidos informales se mezclan con el lujo, la comodidad de la moda urbana con la elegancia de las telas de calidad.
La mezcla es variopinta y admite todos los colores de la paleta. Estampados florales en diferentes tonos se combinan en un mix and mach en apariencia imposible, las formas geométricas de herencia ochentera se sobre ponen a la rejilla metálica futurista, el nylon con el punto y, así, con infinitas combinaciones.
El detalle:
En esta colección hemos podido ver en varias modelos un formato atípico del bolso más tradicional de Louis Vuitton. Se trata de una bandolera en forma de huevo en diferentes colores o incluso con el clásico estampado de la firma francesa que, en breves, veremos como poco a poco se van adueñando de las calles.