El horror hecho arte en el circo

Espectáculo circense

Suso Silva presenta ‘Réquiem: sinfonía final’, su espectáculo de despedida al frente del Circo de los Horrores

Espectaculo del Circo de los horrores, ''Requiem, Sinfonía final''. Barcelona, 6 de febrero de 2025.

El creador y maestro de ceremonias del Circo de los Horrores, Suso Silva, como Nosferatu 

Joan Mateu Parra / Shooting

Cuando hace más de veinte años el orensano Suso Silva montó el Circo de los Horrores, no se podía imaginar que estrenaría seis espectáculos con su sello propio y que llegaría un día en que decidiría colgar sus disfraces y dedicarse solo a la creación. Ahora llega a Barcelona Réquiem: sinfonía final, del que su creador afirma que es su “suicidio escénico”, pero que mantiene, como en los anteriores de los que bebe, “la maravillosa poética del terror”.

Así pues, Suso Silva ha decidido enterrar definitivamente a su alter ego Suso Clown, así como a su querido Nosferatu, a Lucifer, al Rey del Manicomio y a todos sus queridos personajes, pero no descarta volver de vez en cuando a la escena: “Me moriré ahí arriba”, asegura. “Me bajo porque tengo 63 tacos y cada vez me cuesta más. Las giras son muy intensas: seguiré escribiendo, dirigiendo y produciendo, pero hacer de maestro de ceremonias me deja agotado. Mi hijo ni me saluda, mi perro ni me mira. Necesito estarme en casa y dedicarme a la familia”, manifiesta.

“Aconsejo que vengan a partir de 14 años, porque somos muy gamberros y bastante incorrectos”

Por ello su adiós en Barcelona está cargado de simbolismo, pues a la ciudad de los prodigios le unen lazos familiares y un público fiel que ya está llenando las gradas del Circo de los Horrores. Aunque no lo quiere expresar con todas las letras, en uno de los números de este Réquiem, además de despedirse del público, da a entender que su relevo lo tomará su hija Sara, que ya ha actuado desde muy niña bajo la carpa del circo, como lo demuestran las imágenes que se proyectan. “Ya toca que esa función la asuma una mujer”, asevera su padre.

En el escenario, se suceden los números de Suso Silva y los actores que lo acompañan, entre los cuales, además de su hija Sara como la Muñeca de las mil Caras y la Insomne, está su mujer, Raquel Maldonado, en los papeles de la Gobernanta y la Cabaretera. Y a ello hay que añadir el cuerpo de baile y los artistas de circo, con números espectaculares, pero con música, iluminación, maquillaje y vestuario de miedo.

Una de las actuaciones del Circo de los horrores

Una de las actuaciones del Circo de los Horrores 

Joan Mateu Parra

Son artistas internacionales, llegados de varios puntos del planeta, que presentan números de acrobacia y fuego, péndulo y rueda de la muerte, pole, equilibrio y contorsión, upside down, boleadores, hair act, etcétera, para delicia de un público que su creador sitúa por encima de los 14 años. Pero confiesa que siempre hay algún niño: “Viene uno de cada 200 personas. Al principio, de vampiro, me acerco a él y le pregunto: ‘¿No te has equivocado de circo?’ Y entonces le doy la bronca a sus padres y les pregunto: ‘¿Lo han castigado o qué?’ El crío entra al rollo, porque los chavales al final han visto cosas peores, pero yo aconsejo que vengan a partir de 14 años, porque somos muy gamberros y bastante incorrectos”.

Y es de esto de lo que este premio Nacional de Circo se muestra especialmente satisfecho: “Me siento superorgulloso de la labor social y pedagógica del Circo de los Horrores. He recuperado a un público de entre 20 y 40 años para el circo. Cuando planteé un circo para adultos me decían que si estaba loco, porque era impensable un circo sin niños. Y ahora se ve el resultado, que hasta nos salen imitadores”, concluye.

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