Raül Refree: “Somos una sociedad menos pendiente de la comunidad”
Festival Clàssics
El músico y productor presenta ‘La mística inmortal’ con Rokia Koné y Anna rujas, de 'La mesías'
Dice Raül Refree que se aburre rápido, que es muy malo a la hora de repetir cosas y que eso es lo que le empuja a meterse en nuevos proyectos continuamente, algunos efímeros como la presentación que acaba de hacer en la ópera de Rennes de El espacio entre, su último disco en solitario, o la que llevará a cabo este viernes 15 de diciembre (21 h) en la basílica de Santa Maria del Pi bajo el título de La mística inmortal. Acompañado por la maliense Rokia Koné y Ana Rujas, una de las protagonistas de la serie La mesías, el productor -de Rosalía y C. Tangana entre otros nombres- se sentará al órgano para aportar la sección instrumental de un espectáculo que gira en torno a la inmortalidad y cómo se afronta la muerte desde las tradiciones europea y africana.
La inmortalidad es el eje por el que transcurre este año el festival Clàssics, un guante que Refree recogió para realizar un viajo de la música tradicional del norte de Mali a los versos de sor Inés de la Cruz y Teresa de Jesús. “Los africanos tienen un repertorio espectacular desde la introspección”, destaca tomando un café en una librería de Barcelona. "Es un género que no ofrecen al público europeo, para el que reservan la música más festiva".
Fue Rokia Koné, estrella en su país aunque poco conocida en Europa, quien aportó el punto de partida al proyecto en el festival parisino Banlieues Bleues. Lo hizo gracias a su voz y a las canciones de su familia, temas que escuchaba a sus padres y abuelos pero que nunca había cantado. “Hablan de los que ya no están, la idea de que cuando desapareces pasas a formar parte de la naturaleza, del equipaje espiritual y genético de nuestras familias, de la vida y la muerte y, al final, de la inmortalidad”. Un material tan sensible para la artista maliense que “a veces no podía cantar porque se emocionaba”.
"Anna Rujas puede tener mucho significado para quienes hayan visto 'La mesías'
En la basílica del Pi el proyecto se enriquece con la presencia de la actriz Ana Rujas, a la que Refree conoció mientras componía la banda sonora de la serie La mesías, de los Javis. “Así enlazamos todo lo que significa Anna ahora mismo, tras haber interpretado a Montserrat”, y lo hace poniendo en su boca textos de Inés de la Cruz, Hildegarda de Bonvingen y Santa Teresa de Jesús. “Puede tener mucho significado para quienes hayan visto La mesías”, Anna Rujas tiene un significado muy fuerte ahora mismo”.
La conexión entre ambas culturas se lleva a cabo en un escenario casi espectral, donde Refree se sentará al órgano, “el instrumento con el que componían tantos compositores clàsicos antes de Mozart o Beethoven, nuestra genética musical europea se basa en este instrumento”. El instrumento litúrgico por excelencia, con toda la iglesia como caja de resonancia, dibujará el espacio musical donde la tradición europea se mezclará con los cantos africanos, “son formas diferentes pero a la vez muy parecidas, si estudias los textos no hay tantas diferencias”.
Refree lleva muchos años reflexionando sobre la muerte, un tema que se encuentra en muchos de sus trabajos anteriores comenzando por Los ángeles, el disco que realizó junto a Rosalía. También se encuentra en Éxtasis, el espectáculo que lleva a cabo con Niño de Elche basado en el ritual. Un camino que le ha llevado a interpretar con Maria Mazzotta temas de difuntos de la región italiana de la Puglia, donde las plañideras cantan una serie de canciones en las que el llanto forma parte de la propia canción. O a interesarse por la ceremonia de O’Abellon, que todavía se realiza en algunos pueblos gallegos.
"A la iglesia ibas cada domingo, pero ahora hemos apartado la muerte”
“Es una pena que se cante mucho menos ahora”, reflexiona Refree mientras recuerda cómo su abuela le llevaba a misa los domingos, donde recibió una de sus grandes influencias al escuchar a los feligreses cantar en comunidad en la iglesia. “Ibas cada domingo, era más tuya. Antiguamente el nacimiento, la boda, la comunión, el ciclo de la vida se entendía en el mismo lugar, pero ahora hemos apartado la muerte”, arrinconada en los tanatorios, arquitectónicamente bellos pero emocionalmente fríos.
Lo opuesto a esta frialdad es también la música eclesial, por eso “los requiems y oratorios están pensados para hacer partícipe a la comunidad, tienen grandes coros y notas muy largas para que las voces entrasen en esta especie de éxtasis necesario. Hemos perdido la idea de cantar como sensación corporal más que para buscar una melodía”, destaca el músico, y recuerda que bailar y cantar en comunidad, ya sea para un funeral o una fiesta, nos une mucho. “Se ha potenciado el individualismo, cada vez somos una sociedad menos pendiente de la comunidad”.
La representación en Santa Maria del Pi no es más que la enésima experiencia del incansable Refree, que este año ha publicado dos discos además de elaborar las bandas sonoras del filme Muyeres y la serie La Mesías. Es un trabajo que comparte con el de productor, que le ha llevado a trabajar junto a artistas como los mencionados Rosalía o C. Tangana, pero también Kiko Veneno, Ricky Martin, Lee Ranaldo, Sílvia Pérez Cruz o Rodrigo Cuevas, quien quiso destacar la labor del productor incluyendo su nombre en la portada de Manual de cortejo. “Siempre he creído que mi trabajo como productor en los discos no era más importante que el del artista, pero sí básico para que sonara de cierta manera”, explica. “Entiendo la producción como un viaje conjunto, no es solo mover unos faders y empaquetarlo, se trata de pensar juntos y influenciarnos mutuamente”, una manera de trabajar que durante mucho tiempo no se ha tenido en cuenta en España, donde el productor solo era el técnico que está en el estudio.
El polifacético músico emprendió este camino no por gusto, sino por carácter. “Desde pequeño he sido incapaz de reproducir una partitura tal como era, y en cambio era muy capaz de inventarme algo a partir de una melodía. En aquella época fue un sufrimiento, los profesores no lo entendían, pero ahora se ha convertido en un valor”. Llegar a este punto le supuso un camino complejo que le exigió mucho esfuerzo, por eso ahora no trabaja para gustar, “defiendo mi manera de entender la música, y si no se entiende, mala suerte”. Una defensa que este viernes mantendrá hasta la muerte, o hasta la inmortalidad.