'Millennium': llega la cuarta aventura
Lagercrantz, hijo de un intelectual, es de cuna aristocrática y se ha pasado la vida huyendo de esa carga familiar
David Lagercrantz firma 'Lo que no te mata te hace más fuerte', la última novela de la saga
Los propietarios de 'Millennium' le dicen a Blomkvist que está anticuado y este duda si dejar el periodismo
Este agosto no va a ser, editorialmente, como los demás. Antes de que las vacaciones terminen, exactamente el día 27, se producirá el gran lanzamiento de la temporada: se pondrá a la venta en 42 países la novela Lo que no te mata te hace más fuerte, cuarta entrega de la serie Millennium, protagonizada por Mikael Blomkvist y Lisbeth Salander.
–Un momento, pero ¿Stieg Larsson no estaba muerto?
En efecto. Stieg Larsson murió de un infarto tras subir unas escaleras el 9 de noviembre del 2004. La vida no le alcanzó a este comprometido periodista de investigación para ver el monumental éxito de su trilogía novelesca, que ha vendido ya ochenta millones de ejemplares en todo el mundo. Al no estar casado –ni registrado como pareja de hecho– con la mujer que compartió su vida durante sus últimos 32 años, Eva Gabrielsson, sus herederos y albaceas son su padre Erland y su hermano Joakim. A través de la empresa Moggliden, gestionan sus derechos de autor y han decidido continuar las aventuras de Blomkvist y Salander encargándole un nuevo volumen a David Lagercrantz.
–Perdón, ¿a quién?
Para responder a esa pregunta, hemos viajado a Estocolmo. Allí, junto a los canales, se encuentra el imponente edificio de la editorial Norstedts –que Vargas Llosa, uno de sus autores, llama el castillo–, la más antigua del país. Con sus almenas, sus pináculos y sus ladrillos de estricto rojo industrial, es uno de los elementos característicos del skyline de la ciudad. Además de a Stieg Larsson, el grupo edita los libros de Pippi Calzaslargas, los de Harry Potter y a autores como Murakami, Isabel Allende, Ruiz Zafón y varios académicos suecos. En principio, las cosas deberían irles bien, pero...
El pasado otoño, el gerente de la editorial declaró que tenían unas pérdidas cercanas a los dos millones de euros y que uno de cada cinco empleados tendría que ser despedido. La editorial –propiedad de la cooperativa obrera Konsum– está en venta. En Estocolmo, todo el mundo habla de Millennium 4 como “el libro que va a salvar a Norstedts de la crisis” y, tal vez, ayudarle a encontrar comprador con unos números más saneados.
La agente Linda Altrov Berg, responsable del departamento de derechos de Norstedts, se quita los zapatos al entrar en su despacho y los deja en un rincón. Ella estuvo en el comité de expertos que decidió continuar Millennium: “Fueron muchísimas horas de debate, muchos manuscritos estudiados, analizamos todas las posibilidades... Era algo que nos venían pidiendo varios editores internacionales, alguno incluso nos había llegado a enviar un esquema argumental. Lo cierto es que Larsson tenía un plan para escribir diez libros, pero no dejó ninguna sinopsis, por lo que había que inventar”. Erland y Joakin Larsson afirman que su intención ha sido “mantener vivos los personajes y el universo, y ofrecer a los lectores la continuación que habían ansiado durante tanto tiempo”. Para ello, el autor escogido para hacerlo “es un narrador con talento que ha efectuado retratos complejos de diversos personajes y genios”.
El escogido, David Lagercrantz (Solna, 1962), es miembro de una familia aristocrática, que viene cortando el bacalao en Suecia desde el siglo XVIII y que presenta una impactante nómina de políticos, escritores, mecenas, empresarios, artistas e intelectuales, varios de ellos aquejados de enfermedades mentales, según recordaba ¿maliciosamente? hace unas semanas la revista Fokus. Su padre, Olof Lagercrantz fue redactor jefe del prestigioso diario Dogers nietjefet, además de biógrafo de Strindberg y crítico literario. Por la casa familiar circulaban las mentes más lúcidas del país, que abordaban en la mesa todo tipo de elevados temas, ante un boquiabierto adolescente que ha pensado desde entonces que no llegaba ni llegaría nunca al nivel intelectual de su padre: “Siempre he sentido que yo era una decepción”, declaró en el 2013.
Lagercrantz ha dicho a la prensa sueca que su Blomkvist tendrá “un carácter más temperamental”. Y, en una entrevista que ha difundido su editor francés, Actes Sud, explica que esta nueva entrega empieza con un cambio de propietario en la revista Millennium. Los nuevos dueños acusan a Blomkvist de ser un periodista anticuado y él se plantea seriamente abandonar el oficio hasta que, un día, recibe la llamada del profesor Frans Balder, un experto en inteligencia artificial que ha vuelto a Suecia tras un período en Silicon Valley y quiere hacerle unas revelaciones. Blomkvist olfatea ahí una gran exclusiva y da inicio a una nueva investigación. Entre los viejos conocidos de los lectores, aparece el policía Jan Bublaski, que asciende –notablemente– de puesto.
¿Por qué Lagercrantz? “Nos pareció el candidato ideal –dice Altrov Berg– porque había sido capaz de que un futbolista, Zlatan Ibrahimovic, hablara con una voz literaria propia y profunda”. Se refiere a su autobiografía Yo soy Zlatan –que Roca publicará este otoño–, en la que Lagercrantz hizo de negro.
De hecho, la idea inicial fue de Magdalena Hedlund, la agente literaria de Lagercrantz, quien en una cena le dijo: “David, tú escribes mucho mejor cuando te pones en la piel de otro, no cuando lo haces desde tu punto de vista. Tus personajes tienen tendencia a ser demasiado pesados, profundos”. Por suerte, Lagercrantz se lo tomó como un elogio y la conminó a que, en ese caso, le consiguiera un buen encargo.
El visto bueno lo dio Eva Gedin, editora de Norstedts, que había trabajado los manuscritos originales de Millennium con el propio Stieg Larsson. Gedin dice: “Tenía que ser un periodista. Queríamos, además, un perfil político parecido, netamente de izquierdas. Y a un sueco, porque la atmósfera local forma parte de la fascinación de Millennium. Que hubiera escrito previamente novelas negras no tenía ningún valor para nosotros”. Gedin, junto con Susanna Romanus, dirigió el equipo de trabajo que se reunía con Lagercrantz –al principio, varias veces por semana– para ir valorando su trabajo, hasta el punto de que algunos medios suecos hablan de “proceso colectivo de escritura”, un concepto que Gedin rechaza: “Ser fieles a Blomkvist y Salander era lo más importante y solamente hemos ayudado a David a ser fiel”.
“Sería estúpido imitar a Larsson, he escrito a mi manera, pero sí he continuado las tramas en las que él dibujó posibles vías de resolución futura. Hago evolucionar a los protagonistas sin cambiar su esencia”, ha dicho el autor en un comunicado difundido por Norstedts.
Lagercrantz ha consagrado su vida adulta a sacudirse el lastre paterno. Al principio, en la facultad, sus compañeros se burlaban de sus trajes confeccionados a mano por un famoso sastre, que lucían en la pechera el lema “Responsabilidad, conocimiento y tradición”. Él se reinventó como reportero de sucesos en un periódico de Malmö, un trabajo que él mismo ha descrito como “una inmersión en lo criminal, tan lejos como fuera posible de la altura intelectual de mi familia”. Y, como todos los conversos, mostró auténtica fe, en este caso por el periodismo amarillo: fue una de las plumas que convirtió en héroes, en 1988, a una pareja de asesinos, algo de lo que, diez años después, se arrepintió, pero que entonces le valió ser fichado por Expressen, un diario sensacionalista. Sus compañeros de redacción lo recuerdan como “demasiado guapo, demasiado rico y con la camisa cerrada hasta el último botón”, pero a la vez capaz de ir hasta el final para conseguir, o forzar, un buen titular, como cuando transcribió con honores de entrevista su conversación con un célebre cantante absolutamente borracho. Algo debían removerle aquellos métodos, pues a los cinco años abandonó aquel “trabajo sucio”, por citar sus propias palabras.
Con una parte del dinero que obtuvo su familia al vender un cuadro pintado por Strindberg, Lagercrantz se compró un ático en Södermalm, el barrio de Larsson, y empezó a vivir como escritor y periodista freelance. Publicó entonces alguna novela policiaca sin éxito comercial y varias biografías que obtuvieron el favor de la crítica. Pero “no era ni lo suficientemente literario ni lo suficientemente comercial”, dice Josefin Olevik, de la revista Fokus. Hasta que le propusieron ser el negro de Zlatan Ibrahimovic, el futbolista sueco que jugó en el Barça y en el Inter y ahora lo hace en el PSG. El libro fue un éxito rotundo: se tradujo en 30 países y vendió 1.600.000 ejemplares.
Eva Gabrielsson había contado siempre que tenía una parte del cuarto libro que empezó a escribir Stieg Larsson. “Eran algo menos de 200 páginas pero ya no las tengo yo”, dice en un correo electrónico a este diario. Nadie sabe dónde está y existen versiones contradictorias, algunas de las cuales incluso cuestionan su existencia. El ordenador que contenía ese fragmento del cuarto libro acabó en la redacción de la revista Expo –donde trabajaba Larsson– y nunca más se ha sabido nada. Gabrielsson no responde más preguntas sobre el tema. La agente Altrov Berg es contundente: “El manuscrito inacabado interesa solamente a los investigadores, pero no a los lectores. No se trata solamente de que sea un fragmento muy pequeño, sino de que es previo al proceso de edición, es un borrador y encima de una parte ínfima. La gente lo que quiere es otra historia completa ambientada en ese fantástico universo”.
Las editoriales –en España, Destino y Columna– lo llevan todo con el máximo sigilo. El autor escribía en un ordenador sin conexión a internet –tenía otro para buscar en Google– y llevó personalmente el texto a la editorial. El original estaba acabado las pasadas Navidades y fue entregado, también en mano, a los editores extranjeros, a principios del 2015, en un apartamento en Londres y otro en Milán. Desde entonces, una cuarentena de traductores trabajan en todo el mundo vertiendo a otras lenguas la trama de Lagercrantz y, como él, lo hacen en ordenadores sin internet y, al lado, otro conectado para realizar búsquedas. Contrariamente a lo que es habitual, se desplazan a las sedes de las editoriales para trabajar allí. Cada tarde o noche, en cada editorial de cada país, cuando el traductor acaba, se guarda el manuscrito en una caja fuerte.
Lo de continuar una serie en manos de otro autor es una fórmula de éxito contrastado en el cómic (Astérix, Spirou, los superhéroes...) pero, en literatura, no está claro que vaya a funcionar. Recientemente, hemos tenido un James Bond escrito por William Boyd o un Hercules Poirot narrado por Sophie Hannah, que no han tenido ni mucho menos el impacto de los originales. Como dice Olevik, “si a los lectores les gusta y vende mucho, no habrá ningún problema, pero si el público le da la espalda al cuarto volumen, a las críticas negativas se les dará un eco enorme”.
Para acallar a los que dicen que todo se trata de una operación para hacer dinero, Lagercrantz ha anunciado que una parte de sus ganancias se destinarán a una asociación para el fomento de la lectura. Y, sobre todo, los herederos –que ya han ganado más de 100 millones de euros con los libros precedentes– van a ingresar todos los beneficios del libro –todos– en la cuenta de la revista Expo, que sigue su lucha contra el racismo y la extrema derecha.
El padre y el hermano de Larsson han donado ya unos 5 millones de euros a diversas organizaciones humanitarias y han creado una fundación que otorga becas a activistas y periodistas que defienden los derechos humanos.
La agente de Norstedts dice que, esta vez, los derechos cinematográficos “se venderán a una sola productora”, por lo que no habrá, como en la trilogía original, una película sueca y luego la versión de Hollywood. Pero no hay nada cerrado e incluso estudian “la posibilidad de que, esta vez, sea una serie de televisión, el formato que más está impactando últimamente”.
Un ejercicio divertido es comparar los títulos en cada país. El original sueco es Lo que no te mata... porque, asegura Altrov Berg, “así es como decimos ese dicho en Suecia, nunca acabamos la frase”. En Francia han hecho lo mismo, pero en España sí la acaban: Lo que no te mata te hace más fuerte. Y los ingleses optan por otra frase: La chica en la tela de araña. “De hecho, cuando Larsson nos dijo que quería titular el primer libro como Los hombres que odian a las mujeres –el original es más fuerte que el no amaban español– el departamento de marketing se revolucionó: nos dijeron que era una catástrofe de título, lo menos comercial del mundo, pero Stieg se mantuvo firme y nos dijo: ‘El título es ese’. Y vaya si acertó”.
“Soy una persona cobarde y débil, me pregunto cómo me he atrevido a meterme en un asunto así”, dijo Lagercrantz en el programa literario Babel, del canal SVT, en enero de este año. Y añadió: “Tengo predisposición a tener angustia, pero también sé que la angustia saca de mí lo mejor. Millennium 4 es lo mejor que he escrito nunca, jamás hice nada con semejante fuerza”. Lo veremos el 27 agosto...
"Stieg estará furioso, allá donde esté"
Eva Gabrielsson, de 61 años, que fue pareja de Stieg Larsson durante más de tres décadas, lo tiene claro: “Millennium 4 aparece porque hay una editorial que necesita dinero y ha escogido a un autor que no tiene nada sobre lo que escribir y que por eso copia a otro escritor”. “Dicen que los personajes deben seguir viviendo. ¡Chorradas! –prosigue–. Es un tema de dinero, nada más”. Recuerda que “Stieg no dejaba a nadie intervenir en sus textos literarios, se habría puesto furioso con todo esto. Tal vez envíe una señal para la fiesta de lanzamiento, esté donde esté”.
Cree que la elección de Lagercrantz es desacertada porque “procede de un medio muy distinto, jamás ha militado en nada y la vida ha sido siempre fácil para él. Con esto se está cavando su propia tumba y allá él”. Sobre el nuevo título, dice que es “flojito ¿verdad? No golpea el corazón como los anteriores”.
“Nadie tenía derecho a continuar la obra de Stieg, ni siquiera yo, que lo intenté y enseguida me di cuenta de que no era posible. Había que proteger su obra, pero su familia es débil y ha cedido”. Gabrielsson, que ya no vive en el apartamento que compartió con Larsson, tiene claro que “yo no voy a comprar ese libro, y no creo que funcione comercialmente, pero ya me es igual todo”.
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En 'cultura/s'
Unas semanas antes del lanzamiento entre nosotros de la primera parte de la trilogía Millennium, en mayo del 2008, el suplemento Cultura/s de La Vanguardia fue el primer medio español que se hizo eco de la importancia de la obra de Stieg Larsson, anunciando su previsible repercusión. Xavi Ayén viajó hasta Estocolmo y pudo dar a conocer a los lectores los escenarios de Millennium, obra de la que Sergio Vila-Sanjuán ofrecía una primera valoración.
Nuevos personajes
FRANS BALDER. Profesor experto en inteligencia artificial, ha trabajado en Silicon Valley y luego ha regresado a Suecia. Se pone en contacto con Blomkvist para decirle que tiene unas informaciones muy valiosas que implican a la CIA y que trabaja con una hacker.
ED THE NED. Jefe de seguridad de la norteamericana NSA (Agencia de Seguridad Nacional) en el estado de Maryland, cuyo objetivo es salvaguardar los intereses del gobierno de Estados Unidos.
GABRIELLE GRANE. Joven e inteligente sueca proveniente de un medio social burgués que trabaja en los servicios de seguridad. Se trata de un personaje femenino fuerte que podría empezar a hacer sombra a Lisbeth Salander.