Un naufragio y sus sesgadas versiones

HISTORIA NARRATIVA

La travesía del Wager fue una sucesión de desgracias. El periodista del 'New Yorker' David Grann la relata en un libro que ha sido un gran superventas en EE.UU.

Turner: 'El naufragio', 1805

Turner: 'El naufragio', 1805 

Getty

Hay naufragios que son más que tragedias marinas. Por ejemplo, el de la fragata militar francesa Medusa, que desató un escándalo político avivado por el imponente cuadro de Gericault. O el del Titanic en 1912, que derivó en leyenda admonitoria sobre la prepotencia humana. El naufragio del HMS Wager de la Marina Real británica en 1791 no es tan célebre, pero es otro ejemplo de cómo tras el naufragio llega el relato, o en este caso, los relatos.

El Wager zarpó del puerto de Portsmouth en septiembre de 1740 rumbo a Sudamérica con una tripulación de 250 hombres. Formaba parte de la flota que debía enfrentarse al imperio español en el Caribe, en un hoy olvidado conflicto bélico que se conoce como la guerra de la Oreja de Jenkins.

El absurdo nombre viene del testimonio de un capitán inglés, que denunció ante la Cámara de los Comunes que el marino español que lo había apresado le cortó la oreja –que al parecer llevaba en un tarro– y además insultó al rey. Detrás, claro, había intereses geopolíticos y económicos, y lo de la oreja formaba parte de una bien orquestada campaña belicista. ¡Vaya, en el siglo XVIII ya existían los bulos y las fake news!

⁄ Es una narración de aventuras; del choque entre dos hombres de clases diferentes. Y una lectura apasionante

La travesía del Wager fue una sucesión de desgracias: lograron superar el temido cabo de Hornos con grandes dificultades, pero la tripulación fue diezmada por el tifus y el escorbuto. En mayo de 1791 naufragó en los arrecifes de una isla perteneciente a Chile. A esas alturas ya solo quedaban 145 tripulantes, muchos de los cuales acabaron falleciendo allí.

El 28 de enero de 1742 llegaron a las costas de Brasil, tras una larga travesía, treinta hombres desnutridos en una embarcación fabricada por el carpintero de la expedición con los restos del barco y contaron su heroica historia de supervivencia. El líder, el artillero John Bukely, incluso escribió un libro al respecto. 

Sin embargo, seis meses después, arribó a las costas de Chile una segunda embarcación con otros tres supervivientes, uno de ellos el capitán, David Cheap. Y la historia que explicaron era muy distinta. ¿Los otros treinta eran héroes o villanos? ¿El capitán era un asesino? ¿Qué había sucedido en la isla? ¿Un motín, incompetencia de la oficialidad, actos de crueldad inenarrables, depravación, canibalismo?

La confrontación de versiones acabó ante un tribunal militar, que no se preocupó tanto por buscar la verdad como por evitar que el prestigio de la Marina Real se viera afectado. La versión que triunfó en forma de nuevo libro fue la del joven guardiamarina John Byron –abuelo del poeta–, que iba en el bote de Cheap. No es la única referencia literaria, también aparecen en Los náufragos del Wager Melville y algunos ilustrados como Rousseau, porque el tema generó grandes debates en la época.

El autor, David Grann (Nueva York, 1967), es un periodista del New Yorker que maneja con suma eficacia lo que los anglosajones llaman narrative non-fiction . Consiste en escribir un texto historiográfico o un reportaje con las armas de la novela, pero sin perder nunca el rigor documental. 

Prueba de su buen pulso narrativo es que la mayoría de sus libros han sido llevados al cine: Z, la ciudad perdida –adaptado por James Gray–, sobre un explorador británico desaparecido en la selva amazónica con su hijo mientras buscaban una supuesta civilización extinguida; El viejo y la pistola, sobre un atracador de bancos de la tercera edad, al que en la pantalla interpretó Robert Redford, y sobre todo Los asesinos de la luna , convertido en la portentosa película de Scorsese.

No descarten que Los náufragos del Wager también acabe en el cine, porque lo tiene todo. Es una narración de aventuras marítimas; el dramático relato de un naufragio; una historia de supervivencia en un entorno hostil, con nativos dispuestos a ayudar y europeos con mentalidad colonial; la historia del choque entre dos hombres de clases sociales diferentes –un artillero y un capitán–, y una reflexión sobre cómo contamos las historias y cómo las manipulamos. Y, por encima de todo, una lectura apasionante.

David Grann Los náufragos del Wager/Els nàufrags del Wager. Trad. De Luis Murillo/Alex Guàrdia, Random House/Ara Llibres, 404 págs., 22,90/23,95 euros

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