Hace veinte años, Zadie Smith publicó una memorable novela basada en el Howards End de E. M. Forster, Sobre la belleza (Salamandra), en la que añadía los componentes racial y nacional. Y si en la obra original hay tres familias de diferente clase social (los Wilcox, los Schlegel y los Bast), en la de Smith encontramos dos (los Belsey y los Kipps). Matthew Lopez, en el 2018, quiso ir todavía más allá que la autora británica con L’herència, con una pareja gay de protagonista, Toby y Eric, y una obra de teatro que no esconde la fuente y que, como dice Josep Maria Mestres, el hombre que la dirige en el Teatre Lliure, “se escribe delante del espectador”.
L’herència se estrenó en Londres y, a pesar de las más de seis horas de duración, tuvo un éxito tan brillante que pronto la llevó a Nueva York y a ganar el Olivier a la mejor obra nueva del 2019 y el Tony en la misma categoría en el 2020, entre otros premios, algo que muy pocos montajes teatrales han conseguido, este doblete de galardones en las dos capitales anglosajonas del teatro. ¿Las razones? Una gran ambición dramática, un impresionante talento literario y un argumento expansivo que sabe tocar las teclas de la contemporaneidad. Porque la pregunta que sobrevuela la pieza es tan actual que da miedo: ¿qué hacemos con los derechos y las libertades conquistados por nuestros antepasados?
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La obra de Matthew Lopez, 'L'herència', en la versión que presenta el Teatre Lliure
⁄ A pesar de las seis horas de duración, la obra tuvo un brillante éxito tanto en Londres como en Nueva York
Howards End habla de una herencia más terrenal y se pregunta de quién son las cosas, de los que las viven o de los que las poseen. En L’herència tenemos, de entrada, un grupo de jóvenes que quiere montar una obra de teatro. Y se les aparece Morgan, el fantasma de Forster, que les pregunta qué quieren hacer y por qué. Uno de los jóvenes, que más tarde veremos que es Toby, le dice que ha cogido uno de sus libros, Howards End , para inspirarse. Discuten sobre si todavía es actual o no. Uno dice que sus vidas no se parecen en nada a las de los Wilcox, Schlegel y Bast. Morgan les responde: ¿“Todavía hay corazones que aman, no? Y corazones que se rompen. Esperanza, miedo, celos, deseo. Puede ser que vuestras vidas sean diferentes, pero los sentimientos son los mismos. La única diferencia es el entorno, el contexto, el vestuario. Pero eso no son más que detalles”. Exactamente.
Mestres remarca que L’herència sigue la estructura de Howards End punto por punto. Toby y Eric, por ejemplo, podrían ser perfectamente las hermanas Margaret y Helen Schlegel. Y muchas de las escenas de la novela se transforman y/o replican en la obra de teatro. El paraguas de Leonard Bast cogido por Helen en la novela se transforma en un bolso cogido sin querer por Toby en la librería Strand. O la prostituta que boicotea una boda... L’herència, sin embargo, tiene un perfil político más evidente, nada metafórico, porque Eric trabaja para la candidatura de Hillary Clinton a la Casa Blanca. Y perderá delante de Donald Trump, en el 2016. Y está, por supuesto, el tema de la epidemia de sida de los años 80 y 90 del siglo pasado sobrevolando la función.
La obra de Lopez también puede leerse como un tipo de spin off de Ángeles en América, la celebrada obra de Tony Kouchner de 1992. Si en esta el sida era el leitmotiv que determinaba la acción y la vida de los personajes, con la figura del contradictorio Roy Cohn, abogado de derechas que solo sale del armario cuando se infecta por la enfermedad, en L’herència se trata el tema en pasado. “Esta obra pretende, y es la base de la función, explicar esta generación, cuya predecesora sufrió la epidemia,” indica Mestres. Y que ahora se pregunta: “¿ Cómo podemos vivir una vida que tenga sentido, cómo podemos apoderarnos de nuestras vidas?”. Lo que tiene otra réplica: “¿Cuáles son nuestras luchas de ahora?”.
En L’heréncia solo hay un personaje femenino y veremos, básicamente, “todo un abanico de maneras de vivir la homosexualidad”, que desembocan, todas, en “una necesidad imperiosa de amar y ser amado”, añade Mestres . Eso hace que se pueda ampliar el foco más allá de la comunidad gay, gracias, como apunta el director, “a su capacidad de conmover”.
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'L'herència'
Matthew Lopez
L’herència
Dirección: Josep Maria Mestres.
Teatre Lliure. Del 20 de febrero al 16 de marzo