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Diez claves de la Bienal de Venecia

Cultura/s

Guía para no perderse en la cita del arte contemporáneo

Pabellón de LItuania

Noventa países participan en una de las más importantes citas del arte contemporáneo actual, la Bienal de Venecia, escaparate y escenario, feria y atracción de la modernidad; una edición en la que se presentan una selección paritaria de 79 artistas de todo el mundo, porque el arte, como todo ahora, es global anna m. guasch Recorriendo los espacios de los Giardini y del Arsenale, con curadoría firmada por el norteamericano Ralph Rugoff, en la actualidad director de la Hayward Gallery de Londres, uno no sabe con certeza si la 58.ª Bienal del 2019 parece una cacofonía de ya históricas bienales como la de Achille Bonito Oliva en 1993, cuando acuñó el término de Aperto, o la posterior de Harald Szeemann del 2001 con el globalizador concepto de Platea de la Humanidad o de si apuesta por un discurso radicalmente nuevo en sintonía con los desafíos del siglo XXI. Acudir al ficcional proverbio chino May you live in interesting times (Ojalá vivas en tiempos interesantes) para reivindicar lo abierto y sin fronteras, proporciona un marco fluido y no muy distinto de las bienales de Oliva y Szeemann, pero no deja de asegurar una zona de confort sin excesivos riesgos en la autoria curatorial. Casi nos atreveríamos a decir que esta Bienal parece más cercana al lema posmoderno de everything goes (todo es posible), tal como se deduce del título de una de las primeras obras con las que el visitante se encuentra al entrar en el Pabellón Central de los Giardini, la del artista francés Antoine Catala It’s over (2019) y en concreto el panel central Everything is okay. Resumimos en diez puntos la esencia de esta bienal.

1. LOS MENSAJES

La obra de Catala (Francia, 1975) conectaría con la voluntad de Rugoff “de hacer de la Bienal una guía para “vivir y pensar en tiempos interesantes”, apoyando esta vaguedad difusa en apelaciones al cambio climático, a la creciente disparidad de la riqueza de las naciones y a la justicia social, para renglón seguido hacer recaer todo el peso de su proyecto curatorial en las obras de los artistas, en sus contenidos (una amplísima agenda social de nuestro mundo global, pros y contras incluidos), pero sobretodo en las formas. Rugoff se refiere en el texto curatorial al poder de las formas cuyo carácter específico busca delimitar confines y fronteras culturales. Resultado: una reivindicación de lo transversal y de una multiplicidad, que se salva más por los ­artistas y las atmósferas que crean que por los subtextos curatoriales. Como sostiene Rugoff, “el arte no es un mensaje que nosotros podamos simplemente descifrar y comprender; tampoco las obras arte nos ofrecen conclusiones, más bien nos proporcionan inesperados placeres y un residual sentido de la sorpresa y de la incerti­dumbre”.

Antoine Catala

2. CONDICIÓN FLUIDA

Esta constante tensión entre el significado y la ausencia de significado se epitomiza en una de las obras programáticas de la presenta Bienal, la que da la bienvenida al espectador cuando penetra en el pabellón central de los Giardini: nos referimos a la macroinstalación de Lara Favaretto (Italia, 1973), Thinking head, 2017-2019, una nube de niebla hecha con vapor frío que en los días ventosos se dispersa, en los días húmedos desaparece, en los soleados proporciona frescor y acaba envolviendo el espacio, deteniendo al público. Esta misma condición fluida (vivimos en tiempos líquidos, diría el filósofo Zygmunt Bauman) en el pasadizo de tubos y luces led del artista japonés Ryoji Ikeda (1966) Spectra III, 2008/2009, que en su referencia a lo sublime y en el exceso de luz insiste en esta buscada equidistancia entre lo comprensible (lo visible) y lo que excede a nuestra comprensión (lo invisible).

Lara Favaretto

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3. VISUAL Y FORMAL

Rugoff ha recurrido al vídeo, como no podía ser de otro modo, pero lo ha hecho de un modo particular: rehuyendo el carácter documental o etnográfico del mismo y recreándose en lo formal y lo visual. La ­instalación monocanal de Christian Marclay 48 war movies, 2019, a partir de la superposición de capas y capas de filmes de Hollywood, crea una gran abstracción sonora liberada de su contenido inicial, la macroproyección de vídeo de alta definición de Ryoji Ikeda data-verse 1, 2019, sumerge al espectador en un océano de ­datos visuales y orales convertidos en versos digitales. Pero sin duda la propuesta más interesante es la de la artista alemana Hito Steyerl (1966) en las videoinstalaciones Leonardo’s submarine, 2019, y This is the future, 2019, en las que ­la artista cuestiona desde las aplicaciones de inteligencia artificial la ética de la colaboración entre las grandes ­corporaciones y la industria militar.

Hito Steyrl

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4. LA PINTURA ESTÁ VIVA

Junto al vídeo, la pintura ocupa también un particular protagonismo en esta Bienal. La pintura no ha muerto, nos viene a decir Rugoff. Todo lo contrario. A veces la podemos imaginar potencialmente a través de máquinas de pintar, como el espectacular robot encerrado en una caja transparente de los artistas chinos Sun Yuan (1972) y Peng Yu (1974), Can’t help myself, 2016, programado para desarrollar 32 movimientos pseudopictóricos, desde el chorreo hasta el trazo ­gestual. En otros casos, la pintura presenta su rostro más figurativo incluso cercano a la escena de género en la era de internet como en Nicole Eisenman, cuyas obras constituyen una clara apología con los objetos de nuestro entorno tecnológico –iPhones, portátiles. También la pintora nigeriana Njideka Akunyili Crosby (1983) se inspira en lo doméstico y en las tradiciones vernáculas. Por su parte, la fotografía sigue el mismo estilo figurativo pictoricista y huyendo de lo documental y periodístico en obras como la del indio Soham Gupta (1988) de la serie Angst, 2013-2017, o la del artista norteamericano Anthony Hernandez (1947) con sus fotografías de ruinas de ciudades globales.

Suan Yuan/ Peng Yu

5. INSTALACIONES

En la Bienal de Rugoff destacan de una manera especial las instalaciones escultóricas desplegadas con barroquizante escenografía en los agradecidos espacios del Arsenale. Global agreement, 2018-2019, del artista francés Neïl Beloufa (1985) presenta una serie de videoentrevistas con soldados de distintos lugares del planeta que el público sólo podrá ver sentados en asientos gimnásticos. La serie Big wheels I, II, III, monumentales neumáticos de caucho negro del artista norteamericano y ganador del León de Oro Arthur Jafa (1960), muestra una visión del mundo desde la negritud evocando subyugación y rebelión asociada a la industria automovilística en declive. The crochet coral reef de las gemelas australianas Christine y Margaret Wertheim (1958) une lo escultórico con lo botánico y biológico con formas hechas artesanalmente en ganchillo, y Marke , 2017, de la artista ucraniana Zhanna Kadyrova (1981), se basa en el reciclaje de materiales de edificios en demolición. Lo raro o uncanny se materializa en la obra del tailandés Korakrit Arunanondchai (1986) de apariencia kitsch y banal, como ocurre con Alex Da Corte ( The decorated shed , 2019), y sobre todo en la instalación del artista chino Nabuqi (1984) Do real things happen in moments of rationality? , 2018, un assemblage de objetos manufacturados en la frontera entre lo real y lo artificial.

Neïl Beloufa

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6. COLABORATIVO

En el proyecto de Rugoff destaca también el carácter colaborativo y transaccional de la obra de arte. El artista establece los parámetros iniciales de la conversación potencial, pero son las respuestas e interpretaciones del espectador las que continúan su desarrollo. El artista, performer, ensayista y poeta Jimmie Durham (Estados Unidos, 1940) y su minirretrospectiva de obras escultóricas, León de Oro por su trayectoria artística, es un buen ejemplo al respecto. Durham ha llegando a afirmar: “Quiero que el objeto tenga una conversación con quienquiera que esté mirando”. Así debe entenderse su conjunto escultural de no-humanos (un conjunto de partes de mobiliario, materiales industriales, ropas usadas y esqueletos de animales) en convivencia con humanos buscando la imbricación entre lo crítico, lo humorístico y lo humanista.

Jimmie Durham

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7. ZONAS DE DEBATE

La Bienal no ha renunciado a las zonas de debate (el programa Meeting on art at Biennale Arte 2019) a través de conversaciones con artistas y teóricos, de performances o incluso conversaciones clandestinas que buscan potenciar el espacio de lo dialógico y participativo y que según Ralf Rugoff producen para el artista un conocimiento que no es inmediatamente descifrable y que incluso puede ser torpe o fuera de lugar. Pero también desde los actos colaterales se ha buscado potenciar estos encuentros que buscan ahondar en los espacios de reflexión y pensamiento, como el que promueve el Ocean Space, que bajo la iniciativa de la TBA21-Academy crea diálogos con los artistas que expone en sus espacios, sean Joan Jonas (Estados Unidos, 1936) en su performance Moving off the land, un homenaje al océano y a la biodiversidad de sus criaturas, u ­Olafur Eliasson (Dinamarca, 1967) con The weather project, 2003, que el día de la inauguración mantuvo una conversación con el ­explora- dor y biólogo marino ­David Gruber alrededor de las ­propiedades de la luz en el agua.

Joan Jonas

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8. DRAMAS VISUALES

La apuesta de Rugoff por lo formal no oculta tampoco que algunos de los dramas visuales protagonicen el rostro menos amable de la Bienal y el más cercano a la multiplicidad de injusticias sociales de nuestro entorno global. Las fotografías de la palestina Rula Hulawani (1964) de la serie The Wall, 2005, reflejan las barreras arquitectónicas que Israel ha erigido para controlar el acceso a los territorios palestinos. Por otra parte, el barco, entendido como un monumento colectivo y a la vez un memorial de la migración contemporánea, de Chrispoh Büchel (Suiza, 1966), Barca Nostra, 2018-2019, recuerda uno de los mayores naufragios del Mediterráneo en el que murieron 800 inmigrantes, y el muro de la vergüenza de la artista mexicana Teresa Margolles (1963) Muro Ciudad Juárez, 2010, bajo apariencia minimalista esconde la violencia y la tragedia que derivan del narcotráfico y del crimen organizado en la frontera mexicana.

Teresa Margolles

9. INDIGENISTAS

Recientemente los saberes indígenas han cobrado reconocimiento como una voz emergente en los debates globales sobre los recursos naturales, sostenibilidad y justicias social. Y algunos de los pabellones nacionales se han mostrado claramente abiertos a las propuestas artísticas de sociedades indígenas en diversas regiones y foros a nivel mundial. El colectivo Isuma, liderado por Zacharias Kunuk y Norman Cohn cuyo nombre significa pensar o tener una idea), presenta una triple proyecto en el pabellón de Canadá con distintos filmes (One day in the life of Noah Piugattuk, 2019) y material documental sobre las tradiciones del pueblo inuit en una reflexión entre la sociedad moderna y las instituciones coloniales. También artistas de la comunidad indígena finlandesa sami del colectivo Miracle Workers Collective muestran en el pabellón de Finlandia una serie de dibujos en los que los milagros se presentan como una arma de resistencia política.

Pabellón de FInlandia

10. VOCES ‘PERIFÉRICAS’

Uno de los aspectos más aplaudidos de la Bienal ha sido la capacidad de sorpresa y shock que ha supuesto para el visitante. Frente a la constatación de lo déjà-vu, Rugoff ha apostado por artistas desconocidos, por lo general asiáticos (China, Tailandia, Japón) y africanos, jóvenes, con escasa presencia en los foros occidentales e incluso en el bienalismo periférico. La frescura, el desparpajo, la espectacularidad no siempre asociada a lo bello, sino todo lo contrario, a lo desagradable, a lo abyecto se ha podido ver en artistas y trabajos en las escenografías del Arsenale. Sirvan de ejemplo Kemang Wa Lehulere (Sudáfrica, 1984) con Death eye, 2018, una suerte de santuario con fragmentos de jaulas en clara alusión al desplazamiento de numerosos sudafricanos en la época del apartheid o la artista china Yin Xiuzhen (1983) con su instalación, a medio camino entre la claustrofobia y la ansiedad Trojan, 2016-2017. A destacar también los montajes fotográficos de la artista japonesa Mari Katayama (1987), Shadow puppet # 013, 2016, con sus colecciones bizarras de objetos junto a sus autorretratos a lo Cindy Sherman.

Mari Katayama

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58.ª BIENAL DE VENECIA COMISARIO: RALPH RUGOFF. WWW.WWW.LABIENNALE.ORG. HASTA EL 24 DE NOVIEMBRE