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'Hombre muerto no sabe vivir': corrupción y violencia extrema en la Costa del Sol

Un reparto de altura 

El malagueño Ezekiel Montes debuta en el largometraje con una historia de personajes que acarrean el peso de sus propias cicatrices

Cartel de la película 'Hombre muerto no sabe vivir'

Filmax

El malagueño Ezekiel Montes, director y guionista de la serie Akemarropa (2009) es el artífice de la película más dura y violenta -con momentos gore- que aterriza hoy en la cartelera salpicada de testosterona y un elenco de actores en estado de gracia: Antonio Dechent, Manuel de Blas, Rubén Ochandiano, Paco Tous... En su debut en el largometraje con Hombre muerto no sabe vivir, que participó en la sección oficial del Festival de Málaga, Montes despliega las vivencias de su barrio cuando era un niño para poner de relieve que el honor, la lealtad y el respeto, así como el poder de la amistad que afloraban en esa época "se están muriendo, se están perdiendo". 

Valores como el honor, la lealtad y el respeto se están muriendo, se están perdiendo

Ezekiel MontesDirector

La película nos cuenta la historia de Tano (Antonio Dechent), un hombre de pasado turbio que ha trabajado toda su vida para Manuel (Manuel de Blas), un empresario de la construcción y 'capo' local que en épocas mejores controló toda la ciudad. Debilitado por la edad, su lujoso imperio a base de corrupción y el tráfico de sustancias vive horas bajas, mientras su hijo Ángel -magnífico Rubén Ochandiano- se empeña en modernizar el negocio traficando con drogas más peligrosas y haciendo tambalear la relación de Tano con su padre. 

Para lograr su propósito no dudará en utilizar a quien sea, progenitor incluido, para saciar su sed de control y poder en una ciudad asolada tristemente por las repercusiones de la droga. "No he podido encontrar otra inspiración mejor que la realidad en la que me he movido, no he buscado otros referentes", sostiene Montes, que recuerda que "cuando venía la policía, hablaba con el yonki y ese luego se metía en la casa de al lado a pincharse". El director ha rodado en localizaciones de Málaga, Marbella y Cádiz una historia de acción máxima que encierra todo un mundo de personajes que acarrean el peso de sus propias cicatrices. "Quería que la acción y la violencia fueran una consecuencia de los personajes, unos salvajes sujetos a un código", añade.

Elena Martínez y Jesús Castro, pareja en la ficción

Filmax

Montes escribió el guion con la mente siempre puesta en Dechent, "el mejor actor español de su generación" y sabía que si él no la protagonizaba "no tenía ningún sentido hacer la película". Por suerte, el intérprete sevillano, también presente en la comedia Operación Camarón, leyó el texto y aceptó de inmediato encarnar a "un ser humano que se encuentra en el último tercio de su vida, en una realidad donde pesa más el valor de lo vivido y construido que lo que aún queda por llegar". Para el actor, su personaje "tiene un código de honor, una cierta nobleza, un código grupal con los demás y eso es lo que le salva".

Tano tiene un código de honor, una cierta nobleza, un código grupal con los demás y eso es lo que le salva

Antonio DechentActor

Y opina que estamos ante un thriller que "refleja la decadencia moral y política a través de un grupo salvaje de hombres castigados que ven cómo todo se desmorona a su alrededor e intentan resolver los problemas". Su Tano es de pocas palabras, le basta una simple mirada para expresarlo todo, para interiorizarlo todo. "Es un hombre que carga sobre sus espaldas toda la responsabilidad de lo que pasa alrededor y para cargar con los pecados de los demás primero hay que observarlos y creo que la película está justo en su mirada". 

Una mirada ardiente que desencadenará todo un hilo de venganzas a la vuelta de la esquina. Un plato de brutalidad sin concesiones. Puede parecer cine coreano, pero de la violencia más extrema bebe asimismo el heterogéneo patio cinematográfico español.

Antonio Dechent interpreta a Tano

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