Día desapacible en Vic, la ciudad donde nació y habita el músico Quimi Portet (1957). El autoungido Astro Intercomarcal acaba de publicar Cançons en bell llemosí (1987-2020) , libro donde reúne las 130 piezas que ha grabado en su trayectoria en solitario, repartidas en once álbumes. La foto de portada, obra de Maricel Chavarría, nos muestra a un Quimi más joven que ahora pilotando una Montesa Impala de 1967. Además de un “ magne estudi introductori” de Quim Monzó, así como un “colossal epíleg” de su socio en El Último de la Fila, Manolo García, el volumen contiene una serie de textos de nueva escritura, en los que Portet contextualiza su trabajo, desvelando interesantes coordenadas.
En el libro divide su cancionero en tres épocas. La primera, entre 1987 y 2001.
Sí, en esta época vengo de El Último, un grupo que tenía una gran difusión y un método de trabajo en el que, intentando ser originales y cuidadosos en cuanto a la honestidad literaria, también teníamos muy presente al público. Aquí aún me queda el pósito de querer hacer algo digamos homologable con mi material en solitario. A partir del 2004, y no sé muy bien por qué, estos filtros caen. Comienzo a componer de una manera diferente. Aflora la parte surrealista. También empiezo a trabajar [como productor] con Adrià Puntí y con Albert Pla. Fueron unos años muy divertidos, en los que el humor y los estirabots adquieren más importancia que con anterioridad.
Hago muchas cosas a la vez, pero solo soy capaz de concentrarme en una”
A partir del disco Oh my love (2012) se abre un tercer ciclo.
Es que ya tenía 55 años, y parece que al final conseguí madurar de alguna manera que de otro lado no me explico... Sin obviar las típicas boutades, aquí las canciones son más reflexionadas, más sentidas. Se podría decir que en este punto dejo que la biología opine sobre mi obra.
De hecho, escribe usted que cuando estaba trabajando en Oh my love se sorprendió al ver que le salía una cosa más triste que antes. ¿Gajes de la edad?
Claro que sí. Yo pienso que cuando uno llega a los 55 ya empieza a ver que esto de la vida se va adelgazando, por decirlo así.
Disfruto más de los conciertos ahora que cuando tenía 25 años”
¿Y qué siente usted cuando ve que la cosa se adelgaza?
Pues que quiero hacer más conciertos y quiero hacer más cosas. Con calma, eso sí, que tampoco pretendo ser un yuppie. Cuando me llaman para hacer un concierto voy contento como unas pascuas y lo disfruto más que cuando tenía 25 años. Yo me lo tomo así, y me da buen resultado. Intento saborear el triple lo que hay. Hay una canción que dice “som morts de vacances” [ La cuixa i l’ala ], lo que en realidad no me angustia en absoluto.
Visto desde fuera, parecería que escribir canciones es un modo de aclararse las ideas. ¿Es así en su caso?
Desde dentro también lo parece. Piensas que te estás definiendo ante el prójimo con tus canciones, y que esto te dará una idea muy clara de quién eres y tal... Pero la verdad es que, cuando repaso todo mi material, aún me entiendo menos a mí mismo. Incluso hay algunas canciones en las que no me reconozco, aunque sé perfectamente que son mías y hasta me las sé de memoria. Por ejemplo, Home blanc . Sería muy fácil decir que escribir letras me ha servido para encontrarme a mí mismo, pero no lo creo. Y, de otro lado, lo de conocerme a mí mismo tampoco es algo que me interese demasiado...
Seguro que en algún momento haréun nuevo disco; canciones no faltan”
¿Normalmente, empieza a construir una canción por la música o per la letra?
Por la música, con alguna excepción como Querida Milagros , uno de los temas que escribí para El Último. Encuentro un riff, una parte A, una parte B, un solo... Puedo estar meses así. Mientras dura este proceso, hago sílabas ininteligibles, simplemente una melodía de voz. Y muchas veces es esto lo que me inspira para hacer una letra: no el recuerdo de alguien, o de una excursión a Montserrat en bicicleta, sino aquella cosa tan abstracta que acaba traduciéndose en mi cabeza en un tema. Me parece que, a veces, quizá soy un poco paleopoeta... sin olvidar nunca que me dedico a un género menor, la música popular. Aquí no hay academia ni, desde luego, pretensión de crear una obra literaria.
En el 2004 sacó la canción (y el disco) La Terra és plana . Desde entonces, esta tesis ha hecho fortuna...
Con este tema me pasó algo muy divertido. Un día, navegando por internet, di con una página llamada The Earth is flat , y pensé: estos son de los míos, unos cachondos ingleses o americanos. Estuve a punto de inscribirme, pero cuando ya llevaba un rato leyendo, flipé al darme cuenta de que esos tíos se lo creían. ¡Se lo tomaban en serio! No me inscribí, claro. Menudo baño de realidad...
Tenemos tendencia a confundir lo que es la realidad con lo que es la actualidad”
¿La realidad siempre es dolorosa?
No, no siempre. En la vida hay cosas muy bonitas. Yo creo que a partir del siglo XX tenemos tendencia a confundir lo que es realidad y lo que es actualidad. La actualidad es algo que nos dan, y que a veces no tiene nada que ver con uno, ni sus amigos, ni sus tíos o sus hijos... es una maquinación que, con esto de las redes sociales, creo que en realidad tiene muy pocos puntos de intersección con la realidad.
Su libro acaba en el 2020. ¿Podemos esperar más munición futura?
Bueno, yo siempre estoy trabajando en un disco. Lo que ocurre es que hago muchas cosas, y solo soy capaz de concentrarme en una, de manera que no lo puedo acabar. Pero diría que en un momento u otro haré un disco. Canciones no faltan.
El dato
Razones estrictamente comerciales
Parafraseando a cierto grupo gallego, Quimi Portet afirma que canta en catalán “por razones estrictamente comerciales”. Si eligió el lemosín, como bromea en el título de su libro, para acometer su obra en solitario, fue porque cantar en otra lengua “sería impostado por mi parte. Escribir en catalán me permite llegar al fondo del personaje, si hay un fondo. Aunque también es verdad que cuando cantas en tu lengua se te ve más el plumero”.