Buscar la grandeza en la interpretación

Oscars 2025

Enric Cambray
Director y actor

Hacía una semana que Timothée Chalamet recogía el galardón a mejor actor principal en los SAG Awards, los premios del Sindicato de Actores de Estados Unidos, por interpretar a Bob Dylan en la película A complete unknown, y su discurso de agradecimiento no dejaba a nadie indiferente: “Busco la grandeza. Quiero ser uno de los grandes. Sé que la gente no acostumbra a expresarlo así”.

Según su criterio intuyo que para serlo habría necesitado ganar el Oscar a mejor actor, pero el ganador (por segunda vez en su segunda nominación) ha sido Adrien Brody por The brutalist. Dos de dos. Chalamet tiene veintinueve años, la misma edad que tenía Brody cuando ganó su primer Oscar por El pianista. Casualidades de la vida.

Pero volvamos a los discursos. La modestia, a menudo falsamente, no nos deja expresarnos libremente a la manera de Chalamet. No queda bien, es de una excesiva vanidad, es poco solidaria incluso. Sin embargo, a mí me gusta que alguien tan joven pueda expresarse así sin miedo al qué dirán. Con veintinueve años quien no busque la grandeza o bien miente, o bien no le importa lo bastante lo que hace. 

Sin tapujos

La modestia, a menudo falsamente, no nos deja expresarnos libremente a la manera de Timothée Chalamet

Otra cosa es si tenemos que relacionar esa grandeza con el reconocimiento que te otorgan los galardones y la crítica, o con las promesas del sueño americano. Absurdas promesas que a menudo ciernen también por nuestra casa, no conozco ningún actor o actriz a quien no le hayan dicho: “A ver cuándo recoges un Oscar o un Goya”.

Brody, en su discurso de agradecimiento veintidós años después de su primer Oscar, parece responder veladamente al joven Timothée. “Actuar es una profesión muy frágil. Lo único que he ganado volviendo aquí ha sido un poco de perspectiva. Y no importa dónde te encuentres de tu carrera, no importa lo que hayas conseguido, todo puede desaparecer”. ¿Quizá Brody se expresaba como Chalamet cuando ganó el primer Oscar y por eso incluyó ese tipo de advertencia o consejo? Déjenme creer que sí. En el fondo el arte y el cine nos tienen que ayudar a fantasear, ¿no es cierto?

13 - 09 - 2024 / Barcelona / Entrevista a l'actor Enric Cambray, que estrena 'Hamlet.02' al TNC, amb direcció de Sergi Belbel / foto: Llibert Teixidó

El director y actor Enric Cambray 

Llibert Teixidó

En todo caso el Oscar para Brody es de aquellos indiscutibles. No solo por su trabajo en The brutalist, sino porque nunca se ha conformado con nada, ha investigado, arriesgado, fallado y acertado. Siempre más con un compromiso hacia su manera de entender el oficio que hacia lógicas de mercado de la industria feroz de Hollywood.

Probablemente, sin buscarlo, la grandeza de Adrien Brody ya forma parte del imaginario popular de nuestro tiempo, y de un modo orgánico, sin forzar ninguna máquina. Un rostro fuera del supuesto canon que se ha convertido en imprescindible en las grandes pantallas porque el alma que lo habita lo ha trascendido.

“El pináculo de una carrera es una oportunidad para empezar de nuevo”, así concluía su discurso de aceptación del Oscar. Nada más que añadir.

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