“¿Cuándo nos enamoramos del cine?”, preguntó el cineasta Sean Baker tras recoger el Oscar a mejor director por Anora, la cinta triunfadora de la noche. “Ver una película en una sala con público es una experiencia. Podemos reír, llorar y asustarnos. En un momento en el que el mundo está dividido, esto es importante".
Baker pidió a la Academia que, para futuras ediciones, ”solo se tengan en cuenta las películas que se han estrenado en salas“, y recordó que ”los cines lo están pasando mal y nos corresponde defenderles. Solo en Estados Unidos han cerrado más de 1.000 salas de producción y, con ello, perdemos nuestra identidad“.
Sean Baker, Oscar a mejor director por 'Anora' (AP)
Los cines lo están pasando mal y nos corresponde defenderles"
El director animó tanto a los presentes como a los telespectadores a que lleven a sus hijos al cine “para que sean futuros amantes“ del séptimo arte. ”Mi madre me presentó esa experiencia cuando tenía cinco años. Hoy es su cumpleaños. Mamá, esto va por ti”, cerró su discurso Baker, que ya había recogido poco antes el premio a mejor guion original.
En esta categoría, se disputaban la estatuilla James Mangold (Un completo desconocido), Coralie Fargeat (La sustancia), Brady Corbet (The Brutalist) y Jacques Audiard (Emilia Pérez). Cabe decir, que no es la primera vez que Baker subía al estrado por la historia de la imposible relación entre un mimado veinteañero adicto a los videojuegos e hijo de un oligarca ruso y una stripper de Brooklyn que coronó a Mikey Madison con el Oscar a mejor actriz. Horas antes lo hizo tras ser reconocido con el mejor guion original, montaje y, al poco, repitió con el de mejor película.
