No había un clara favorita a llevarse el Oscar a mejor película internacional. Tanto es así, que era una de las categorías en las que más ojos había puestos en las casas de apuestas. Finalmente, fue la brasileña Ainda estou aquí (Aún estoy aquí) la que se llevó la estatuilla dorada, dejando sin premio a Emilia Pérez, otra de las cintas que más sonaban.
Brasil obtiene así su primer Oscar de la mano de una película que relata la historia de una familia en plena dictadura militar del país(1964-1985). El director Walter Salles dedicó el Oscar a Fernanda Montenegro y Fernanda Torres, “mujeres perdidas por un régimen autoritario que deciden no rendirse”.
La actriz Fernanda Torres y el cineasta Walter Salles tras anunciarse 'Aún esty aquí' como ganadora de película internacional
Aún estoy aquí cuenta la historia de una madre que se ve obligada a reinventarse cuando la vida de su familia se ve destrozada por un acto de violencia arbitraria durante el control cada vez más estricto de una dictadura militar en Brasil, en 1971.
La cinta está basada en las memorias del novelista y dramaturgo Marcelo Rubens Paiva, en las que narra cómo su madre se vio obligada al activismo político cuando su marido, el diputado izquierdista Rubens Paiva, fue capturado por el gobierno durante la dictadura militar de Brasil, en 1971. Años antes, la familia de Salles, en vista del panorama, se marchó a Francia, pero el director terminó regresando en 1969 aunque, para su lamento, su país había dejado de ser el que era. La casa de los Paiva se convirtió en su reducto de desconexión.
En la casa de Paiva se hablaba de política abiertamente y se respiraban los movimientos culturales que la dictadura había censurado"
“Era el contrapunto a lo que sucedía en el resto de Brasil. Allí se hablaba de política abiertamente y se respiraban los movimientos culturales que la dictadura había censurado. Se discutía sobre el Cinema Novo. Había una efervescencia cultural”, explicó el director a La Vanguardia, días antes de su estreno.
Las felicitaciones por el Oscar no tardaron en llegar. El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva fue uno de los primeros: “Hoy es el día de sentir aún más orgullo de ser brasileño. Orgullo de nuestro cine, de nuestros artistas y, principalmente, de nuestra democracia”.
La expresidenta Dilma Rousseff, actual jefa del banco de fomento de los BRICS, también celebró el premio: “Es un reconocimiento de la fortaleza de la cultura brasileña. Un homenaje merecido a nuestro cine. Una victoria internacional histórica que honra a aquellos que se fueron y reverencia a aquellos que todavía están aquí, defendiendo la democracia y combatiendo al fascismo”, escribió en su cuenta de X, antiguo Twitter.
