Hay artistas y “artistes”, el teatro sexual de Wynnie Minerva

Arte y artes

Recorrido por algunas de las exposiciones que pueden visitarse en las galerías barcelonesas

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Wynnie Mynerva expone en la galería Mayoral 

Roberto Ruiz

Si bien la feria Arco acapara estos días la atención de los medios de comunicación, también en las galerías de arte barcelonesas tienen lugar exposiciones recomendables. En primer lugar, la del dibujante francés Abdelkader Benchamma, titulada Des astres, en ADN, y la de Dominica Sánchez, que inaugura la nueva galería El Principal de Còrsega, fundada por Sònia Villegas, quien recientemente comisarió la espléndida exposición de Miró y Picasso. En la zona de Trafalgar destacan las de Juan Escudero en Pigment y Plensa en Senda. Pero la muestra más espectacular es la primera individual en España de Wynnie Mynerva (Lima, 1992), que presenta Mayoral hasta el 26 de abril.

Mynerva se hizo famosa porque en una performance se cosió su sexo y en otra se quitó 'la costilla de Adán'

Empleo el calificativo espectacular en un sentido literal, pero no admirativo. También es espectacular, por ejemplo, un asombroso videoclip patrocinado por Trump, donde se representan sus sueños o planes de futuro para Gaza –los restos de Palestina–, un país actualmente arrasado por las bombas. En el delirio audiovisual del presidente, vemos que los escombros se transforman en una especie de urbanización con playas, piscinas y casinos, turistas estadounidenses sobrealimentados tomando el sol, prodigiosas lluvias de dólares que caen desde el cielo, ondulantes danzas del vientre efectuadas –sorprendentemente– por mujeres barbudas, e incluso una avenida presidida por una colosal estatua de oro –o dorada– que representa, sí, a Mr. Trump: el pésimo soñador. Un hito del arte audiovisual basura y también un hilarante y obsceno síntoma sociológico que habría entusiasmado al dibujante Martí Riera, autor de Doctor Vértigo y Taxista.

Empleo el calificativo ‘espectacular’ en un sentido literal, pero no admirativo

Pero volvamos a Wynnie Mynerva. Se hizo famosa porque en una performance se cosió su sexo para demostrar su aversión a la penetración y a la maternidad. Otra de sus obras consistió en quitarse una costilla, porque –según ella– era la de Adán, el primer hombre. Se opera, pues, por motivos ideológicos y machofóbicos. No como otros, que –narcisistas empedernidos– se arriesgan a la extracción de sus costillas flotantes para aumentar su flexibilidad, con la esperanza de poder así efectuar placenteras autofelaciones, sin impedimentos óseos.

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Asistí a la inauguración en Mayoral, con performance y mucho público. La muestra El dulce néctar de tu sangre (sic) alude a la icónica pintura Las dos Fridas. Había ahí dos mujeres colgadas del techo, con tubos transportadores de sangre y unas uñas largas y coronadas por jeringuillas, en alusión al sida. Sus bocas eran raras. Una tenía forma de vagina, y la otra simulaba un ano. Esa era la boca de la artista principal. Por suerte, la prótesis es de quita y pon: para hablar con la prensa se la quita. En fin, todo ese espectáculo era digno de la exposición Sensation. Es decir, sensacionalista, efectista y con pretensiones escandalosas. Y sin sentido del humor. En este caso, el objetivo es la afirmación identitaria en tono victimizado y agresivo, con un teatro obvio. Pero, por desgracia, se acompaña con un discurso precocinado que parece una caricatura. 

La ostentación ideológica puede convertirse en una caricatura y en un sustituto del pensamiento y la lucidez

De entrada, se nos anuncia que Mynerva (denominada “el artiste”) pone en cuestión –literalmente– “postulados cisheteropatriarcales blancos coloniales y hegemónico-normativos”. Punto y aparte. Y el siguiente párrafo empieza así, a modo de apunte biográfico: “Mynerva como cuerpo no binario, nació y se crió en...”. Y poco después se insiste: “Mynerva propone una experiencia en primera persona como cuerpo no binario colonizado-migrante...”. Y bla bla bla. Pero cuando le llega el turno a la compañera de performance del “artiste”, se la define someramente, de este modo: “...su amiga Alexis (un cuerpo trans seropositivo migrante peruano en Barcelona)”. Han leído bien: ¡Un cuerpo trans seropositivo migrante peruano en Barcelona!... De vez en cuando, el arte contemporáneo nos brinda ocasiones risueñas como esta, que nos permiten comprender hasta qué punto la ostentación ideológica puede convertirse en una caricatura y en un sustituto del pensamiento y la lucidez.

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