Barcelona por la vía china

BLUES URBANO

Barcelona por la vía china
Director adjunto

El pasado 21 de enero, Donald Trump y Sam Altman (OpenAI) anunciaban que la alianza Stargate invertirá 500.000 millones de dólares, en cuatro años, en el desarrollo de infraestructuras de Inteligencia Artificial (IA). 

Pero no había pasado ni una semana desde el anuncio cuando trascendió la llegada de un temible competidor: el chatbot de IA chino DeepSeek, en código abierto, ofrecía resultados similares a los modelos de empresas como OpenAI pese a haber requerido una inversión, según sus creadores, de solo 6 millones de euros. Todo un ejemplo de innovación disruptiva.

El paso de los días ha rebajado la intensidad del terremoto que causó DeepSeek. El fabricante americano de chips de alto rendimiento Nvidia, que el primer día se dejó 600.000 millones de dólares en el Nasdaq, ha ido recuperando terreno y el viernes reaccionó al alza con el anuncio de que Alphabet (Google) hará una nueva megainversión en capacidades de IA. Se prevé que las cuatro grandes tecnológicas efectén una inversión de más de 300.000 millones de dólares este año.

Al mismo tiempo, en el ámbito científico se extienden las dudas sobre la inversión de solo seis millones anunciada por la startup DeepSeek. La transparencia no es el fuerte de la economía china y causa extrañeza que se haya podido lograr un resultado tan relevante con tan poco gasto. Los mercados, decíamos, han corregido el rumbo tras una evidente sobreactuación.

El éxito de la startup china avala la apuesta de ciudades con talento y fondos limitados

Pero, aunque la inversión real haya sido mayor que la anunciada y que la llegada del nuevo operador no resulte tan disruptiva como parecía, no hay duda de que señala un camino interesante para una UE que quiere dejar de depender de la tecnología estadounidense y asiática y, en consecuencia, para unas ciudades que atesoran talento pero que no pertenecen a una superpotencia económica.

De hecho, empiezan a surgir modelos similares a DeepSeek. La vía está abierta para quien quiera explorarla y las limitaciones presupuestarias deberían tener el efecto de estimular el ingenio, como pasó con esta startup china, que al no poder acceder a los chips de alto rendimiento de Nvidia tuvo que implementar su alternativa low cost.

Hacer de la necesidad virtud: eso es lo que sostiene Eduard Alarcón, catedrático de Telecomunicaciones de la UPC, cuando refiere ejemplos históricos, desde los neandertales hasta DeepSeek pasando por DeepMind, una exitosa firma inglesa de desarrollo de IA que dejó la órbita europea cuando la adquirió Alphabet en 2014.

LONDON, ENGLAND - JANUARY 29: In this photo illustration, the Deepseek logo is seen through a magnifying loupe while displayed on a mobile phone screen on January 29, 2025 in London, England. This week's news that the DeepSeek Chatbot app, developed by China, was downloaded from the Apple app store significantly more times than the US-developed ChatGPT from Open AI, wiped billions off the global tech market. The advent of DeepSeek has shown there is a more viable, efficient, and cost-effective future for AI development in a shift away from the current high cost, high tech model. (Photo by Leon Neal/Getty Images)

DeepSeek es un caso de innovación disruptiva, de alcance incierto 

Leon Neal / Getty

Ahí radica uno de los problemas. Pese al estímulo que supone ver cómo se puede avanzar mucho con relativamente poco dinero, hay unos mínimos que invertir si se quiere convertir a Europa en un referente y blindarla contra la fuga de talentos y empresas de éxito.

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En este contexto, Francesca Bria, economista de la innovación y miembro del consejo español de la IA, se remite a los 150.000 millones de inversión público-privada en 5 años que fija el informe de Mario Draghi para superar la desventaja tecnológica, aunque celebra que haya iniciativas que demuestren que el talento y el efecto disruptivo del código abierto también permiten competir.

Cuántica, fotónica, supercomputación o IA son ámbitos en los que Barcelona dispone de una buena base para aspirar a beneficiarse de esa salto de escala europeo, si algún día se materializa. El éxito de DeepSeek avala, por ejemplo, la línea que siguen centros como el Barcelona Supercomputing Center (BSC) al apostar por el código abierto para avanzar, y demuestra que no todo se basa en incrementar la potencia computacional sin control.

Los gobiernos en el eje Barcelona-Catalunya-España-UE están alineados e invierten en el ecosistema tecnológico local, aunque a una escala aún modesta. En la ciudad hay talento, pero no sobra (véase el despiece). También juega a favor de Barcelona que la industria tecnológica aterrice cada año en la Fira de la mano del MWC y del ISE, aunque falta mucha inversión privada. Y al mismo tiempo dispone de una relevante comunidad de pensadores y artistas que podrían ayudar a velar por los estándares éticos de la tecnología europea, pero ahí entra en conflicto la competitividad, y estaríamos abriendo otro debate.

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