El escritor argentino Guillermo Saccomanno (Buenos Aires, 1948) ganó ayer el XXVIII Premio Alfaguara de Novela, dotado con 175.000 dólares, por Arderá el viento, una metáfora con aires lynchianos sobre la degradación de la sociedad actual, también su fascistización, a través de las convulsiones que provoca en un pequeño pueblo costero turístico la llegada de una extraña familia, con dos niños enigmáticos, a regentar un antiguo hotel. Narco, prostitución y corrupción desfilan por una novela que comienza con un crimen y una investigación pero “se vuelve algo mucho más grande, una exploración de las violencias larvadas que viven entre nosotros”, señaló el escritor Juan Gabriel Vásquez, presidente de un jurado en el que también figuraban los escritores Leila Guerriero y Manuel Jabois, la directora de cine Paula Ortiz y la librera Andrea Stefanoni.
Un jurado que destacó que Arderá el viento, que se publicará en marzo, “es la historia de una degradación, de un descascaramiento agónico que poco a poco deja a la vista las miserias del cuerpo social. Expuesta al influjo de la familia Esterházy, la extraña villa costera argentina deja aflorar la oscuridad que circula por sus zonas subterráneas”.
Saccomanno, que durante años fue guionista de cómics y le resultó un gran aprendizaje –“No soy de los que le tiene miedo a la página, prefiero que la página me tenga miedo a mí”, resumió–, dijo que su novela “debe ser entendida como metáfora de la sociedad en que vivimos. Eso que decía Tolstoi, describe tu aldea y serás universal es una de las intenciones”.
“Supongo que el alcornoque que tenemos en el gobierno se lo debemos en gran parte al pueblo argentino por una disconformidad, un resentimiento”
En ese sentido, recordó que “Brecht definía un fascista como un burgués asustado, y, ¿qué son los personajes de esta novela? Gente asustada. Los asustados reaccionan así. La novela intenta explicar algo, no de manera directa, porque puedo tener una formación política que viene del marxismo, pero no me animo desde la literatura a teorizar por qué asumió el gobierno argentino este alcornoque. Supongo que se lo debemos en gran parte al pueblo argentino por una disconformidad, un resentimiento, y es lo que explica. La riqueza se concentra cada vez más y gana Trump, Meloni”.
Y añadió que las sociedades se fascistizan también en los pequeños pueblos: “Pensemos en el atraso de las poblaciones del interior argentino, con educación deficitaria, donde imperan partidos conservadores, donde hay caudillismo, nuestro país en su interior tiene gobiernos feudales”. Y pese a esa degradación del cuerpo social aseguró que, “como dijo John Berger, hay que avanzar con la esperanza entre los dientes”.
“Aquel que se crea normal, que vaya a psicoanálisis ya”
Sobre los aires lynchianos de la novela, dijo que “siempre he admirado a David Lynch, la creación de Twin Peaks, la creación de un pueblo, con ironía y con compasión. La compasión es un sentimiento que se ha perdido y que creo que en la literatura debe imperar. No hablo de tener lástima, si no de comprender a través de la compasión. Y Lynch tiene una gramática de lo absurdo, un trabajo con lo surreal donde la normalidad se comprende a partir de la distorsión de la normalidad. Aquel que se crea normal, que vaya a psicoanálisis ya”.
En esta convocatoria se han recibido 725 manuscritos para el premio Alfaguara, de los cuales 322 han sido remitidos desde España, 93 desde Argentina, 110 desde México, 89 desde Colombia, 38 desde Estados Unidos, 27 desde Chile, 25 desde Perú y 21 desde Uruguay.