Hace unas semanas estuve en Mallorca presentando El rellotge verd en Quars llibres, invitado por la librera Glòria Forteza-Rei. A la salida me llamó la atención el librito de Gabriel Bibiloni El parlar bleda. Una anàlisi de l’esfondrament de la fonètica publicado por la nueva editorial Moll. Biel Mesquida, que estaba allí, me habló muy bien de él y me lo compré en el acto. “És una bleda”, “sembla una bleda asolellada” eran expressiones que mi madre decía a menudo.
Me encanta cuando, en el disco Remena nena, Guillermina Motta se hace la bleda , con voz de tontita. No tenemos muchas formas de nombrar el desbarajuste lingüístico en el que vivimos. Parlar bleda me parece. Proviene de un libro de Lluís López del Castillo publicado en 1976 por la editorial Laia: Llengua standard i nivells de llenguatge. Bibiloni aplica esta expresión a la realidad lingüística actual de Mallorca.
¿Qué es el hablar bleda ? La asimilación al catalán de la fonética española. Del Castillo dice que surgió en los medios escolares femeninos de Barcelona –Sant Gervasi, Sarrià, Via Augusta, Diagonal– y en la universidad franquista. Uno de los rasgos distintivos es la pronunciación de la ele, que imita la ele castellana. “Les terribles eles de nena rica” –decía el injustamente olvidado Jordi Sarsanedas (se me enciende la sangre al pensar que ha pasado su centenario sin que se le haya prestado demasiada atención)–. La ele catalana es velarizada (la lengua adopta forma de cuchara hacia arriba mientras que en el caso de la ele española se mantiene recta). Dicho sea grosso modo .
‘Les terribles eles de nena rica’, decía el injustamente olvidado Jordi Sarsanedas
El libro de Bibiloni cuenta muchas cosas interesantes sobre los cambios fonéticos producidos en el catalán por la interferencia del español. Yeísmo ( iuna por lluna ), segundo yeísmo ( iaume por Jaume ), betacismo (substitución del sonido de la v por la b), simplificación de los grupos consonánticos BL y GL (de pob-ble a poble , de reg-gla a regla ) entre otros. También dice que se han invertido las tornas y que si hace unos años muchos mallorquines hablaban español con fonética catalana, ahora hablan catalán con un fuerte acento español.
“Parlar una llengua estrangera amb l’accent de la pròpia és la cosa més normal del món” –dice Bibiloni–. Una temporada que estudiaba el exilio, tenía una exposición rondando por América Latina. Cuando asistía a reuniones o cenas con funcionarios estatales y algún embajador, no ocultaba el acento catalán e incluso lo exageraba un poco. Era divertidísimo ver las caras. Iba pronunciando mis eles alveolares laterales velarizadas, pero escogía con cuidado los temas –sobre todo en las cenas con embajadores–. Por ejemplo, los toros. A muchos diplomáticos y gestores de centros culturales españoles les encantan. Y como mi padre fue torero, era una manera estupenda de romper barreras, marcando el territorio. Les hablaba de toros y toreros con acento catalán y les explotaba la cabeza.