Tras su aclamado debut en el documental Una noche sin saber nada (2021), la cineasta india Payal Kapadia vuelve a mezclar poesía y realismo en su primer largometraje de ficción La luz que imaginamos, una historia sensorial sobre la amistad entre tres mujeres de diferentes generaciones que viven en una Mumbai bulliciosa e insomne.
Prabha (Kani Kusruti) y Anu (Divya Prabha) son dos enfermeras de un hospital que comparten piso. La primera mantiene en secreto sus problemas con un marido que se fue a trabajar a Alemania y no la llama desde hace un año. El único gesto que tiene con ella es enviarle una olla arrocera. La joven Anu solo quiere hallar un sitio para intimar con su novio musulmán mientras sus padres le están buscando un matrimonio concertado. Por su parte, Parvati (Chhaya Kadam) es una cocinera viuda que lucha contra un desahucio injustificado. Un viaje a una ciudad costera permitirá a las tres encontrar un espacio para que sus deseos de libertad se manifiesten.
La película se alzó con el Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes. Era el primer filme indio que competía por la Palma de Oro en treinta años. “Fue una sorpresa total”, cuenta con una amplia sonrisa la cineasta a este diario. En los Globos de Oro aspira a mejor película de habla no inglesa y mejor dirección. Sin embargo, no podrá optar a mejor película internacional en los Oscar. La Academia india no podía ver con buenos ojos una película que critica el machismo y la falta de derechos de la mujeres en Mumbai.
Kapadia empezó a escribir esta historia en 2018, pero no la retomó hasta 2021. La filmó en 2023. “Me costó lograr la financiación. Siempre es difícil recaudar dinero para proyectos independientes. Ha sido un largo viaje, pero disfruté con el proceso”, dice. Confiesa que quiso contar esta historia de amistad femenina por diversas razones. “Estaba terminando la escuela de cine y entré en la vida laboral, igual que mis amigas, y todas nos preguntábamos cómo iba a ser esta nueva etapa. Al mudarme de casa viví en un lugar diferente y mis amigas fueron mi auténtico apoyo. Creo que por esa razón me interesaba hacer una película sobre las mujeres, el trabajo y la amistad porque, al menos en la India, la familia es bastante opresiva“.
“La película –explica la directora–retrata las contradicciones de un país en el que las mujeres trabajan y parece que son independientes económicamente, pero aún así no son realmente libres porque siguen atadas a la tradición patriarcal”. Esa frustración que sentía Kapadia la quiso trasladar a la gran pantalla porque “como cineasta hay que hacer películas sobre esos temas que nos preocupan”. Y admite que ese patriarcado es el que se inmiscuye en el camino de la amistad femenina. ”Siento que muchas veces las mujeres se enfrentan entre sí y tienen prejuicios las unas hacia las otras por culpa del patriarcado, que está muy interiorizado“.
Kapadia filma con delicadeza hipnótica las dinámicas cotidianas de estas mujeres, sus deseos y miedos, su forma de tratar de ser libres en un país que esquiva sus derechos. Pese a que las tres son muy diferentes entre sí, logran forjar, entre silencios, confesiones e intercambio de heridas, una amistad auténtica. Prahba ha asumido los valores tradicionales, mientras que Anu intenta ser diferente y cambiar el destino que quieren sus padres para ella. "Me interesaba retratar sobre todo a estas dos mujeres: una que está casada pero en una relación que simplemente no existe porque él desapareció y, pese a que fue un matrimonio arreglado, ella sigue ligada a esa relación que es legítima. Por otro lado, Anu está enamorada de un chico que sus padres nunca aceptarían y se considera ilegítima, pero esa es una relación más verdadera porque ella está verdaderamente enamorada“.
Los matrimonios concertados existen porque existen las castas. En mi país aún seguimos con leyes muy atrasadas
“¿Cómo pudiste casarte con un desconocido?”, le echa en cara la joven a su compañera de piso. “Los matrimonios concertados existen porque existen las castas”, asegura Kapadia, quien incide en su relato en los problemas inherentes a las disparidades de clase, género y religión que sacuden a la sociedad india. ”En mi país aún seguimos con leyes muy atrasadas. Por ejemplo, la violación dentro del matrimonio no es un crimen“, denuncia.
Sin embargo, pone en duda que el cine pueda ayudar a revertir esta situación. “El cine, lo único que puede hacer es proponer una idea y esperar que algunas personas piensen en ella. Es la sociedad en general la que tiene que cambiar”.
La película transita por una ciudad bulliciosa, dominada por el color azul y una iluminación de sombras que contrasta con una segunda parte llena de luz. Para la cineasta ”la ciudad te libera de los cotilleos de vivir en un pueblo. Anu no podría estar con su novio en el campo, que es tremendamente tradicional“.
Sobre la elección de las protagonistas, que son muy conocidas en su país, la realizadora quería trabajar desde hacía tiempo con Kani Kusruti, que encarna a Prabha. ”Es una gran actriz y está magnífica, aunque su carácter es más como Anu“. Para el papel de la joven se decantó por alguien no profesional. ”Busqué en institutos y universidades y al final una amiga me habló de Divya y pensé que era increíble“. Y Chhaya Kadam es una actriz veterana ”muy polifacética“.
Me muero por dirigir un thriller
Kapadia cita a Víctor Erice como su director español preferido y a Agnès Varda y Chantal Akerman como sus grandes referentes. De cara a próximos proyectos, quiere seguir trabajando en su país para hacer otras dos películas sobre Mumbai, pero le obsesiona la idea de dirigir un thriller. ”Es lo que realmente me muero por hacer”, concluye optimista.