Albert Pijuan: “Quizá soy quien más sabe de los peinados de Nicolas Cage”
LIBROS
El escritor ha construido con ‘El Gran Reemplazo’ una novela alocada y muy creativa que se obsesiona con los peinados del actor de Hollywood i aborda la vida del fenómeno de la vida italo-disco Den Harrow
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Albert Pijuan, a principios de mes, en la Feria del Libro de Guadalajara (México)
Estamos ante una locura de creatividad literaria. Albert Pijuan (Calafell, 1985), autor de obras como El franctirador , Tsunami o el ensayo Per què no repensem el canibalisme , ha escrito con La Gran Substitució ( Angle, El Gran Reemplazo en Sexto Piso) una novela que es la historia de un hombre que dice que se llama Dino de Laurentiis júnior, que cree que es hijo de Dino de Laurentiis –su madre, Gina, peluquera que vive en Sabadell y es estilista de cantantes y famosos, lo conoció en Hollywood–, y que busca a otro Din o de Laurentiis júnior que lo está suplantando y es autor –el Dino farsante– de un artículo revolucionario sobre los peinados de Nicolas Cage, asunto que no es nada fútil en la obra porque la evolución capilar del actor a lo largo de los años –y de los filmes– es seguida por una secta, de la cual Dino –el auténtico– será parte trascendente, aunque antes encuentra (en una clínica estética bosnioserbocroata) por casualidad a Den Harrow –Google y Spotify dan fe de que fue un fenómeno de la música italodisco de los ochenta y noventa y que eran dos al mismo tiempo: uno en el escenario; otro haciendo el karaoke–, momento en que Dino –el auténtico– explica a Den Harrow –y al lector– quién es, qué hace, dónde va... ¿Se entiende, verdad?
Acabar una novela
Me lo planteo como un exorcismo, es levantar un acta de defunción de alguien que ya no soy”
¿Es consciente de que si el ChatGTP intentara resumir su novela no saldría adelante?
Ja, ja, ja. Hombre, empezando porque al mismo autor tampoco le resulta fácil, imagino que el chat también tendría problemas. Entiendo que es difícil y lo vivimos con los editores, tanto de la edición catalana como de la castellana, a la hora de redactar la contraportada. Sudamos, porque no encontrábamos el enfoque. Si intentas explicar la trama punto por punto, tienes un problema, porque sale un embrollo de cosas y suena bastante como un disparate.
Uno de los temas principales de La Gran Substitució es el de las dobles personalidades o las suplantaciones de personalidad. ¿Cómo estoy seguro de que usted es Albert Pijuan?
No lo sé, quizá porque debe haber llamado a un número que tenía guardado como Albert Pijuan. Pero lo que está claro es que el Albert Pijuan que habla con usted no es el mismo Albert Pijuan que de aquí un rato irá a hacerse la comida. Cuando presento en público la novela, aunque no haya un cambio de vestuario ni un cambio de nombre, ya implica un cambio de rol o de manera de enfrentarse al mundo. Le diría que confiara en su agenda de teléfono, ja, ja, ja.
La importancia del humor y de Sabadell
Preguntado por la importancia del humor y la ironía en sus escritos, Pijuan afirma: “Si nos metemos un poco profundos, entiendo que el sentido de la vida es tragicómico y prescindir del elemento cómico a la hora de intentar captar una verdad sobre alguna cosa, es como fallar a esta verdad. Aparte de que como mecanismo literario es muy útil, o que el lector esté más dentro de la novela o que te quiera acompañar. Una novela puede estar más o menos bien o puede estar mal, pero si te hace reír, seguramente lo acabarás leyendo o seguirás leyendo”. El libro está lleno de situaciones cómicas, pero si tuviéramos que destacar una, la secuencia del cementerio es hilarante.
También está ligado a este sentido del humor el hecho de que aparezca la ciudad de Sabadell en unos cuantos momentos de la novela, aunque no se puede considerar que sea la novela de Sabadell”, concluye Pijuan. ¿Por qué sale Sabadell? ¿Tenéis algún vínculo? Cap. Es una de estas felices coincidencias. Primero, porque rima con Calafell y yo siempre estoy con el corazón en Calafell. Si, además, juntas el espíritu de Miami-Playa con Sabadell, pues piensas, bien, más o menos, es Calafell. Pero en Sabadell pasaban, y coincidían dos cosas muy interesantes. Primera, que había La Colla de Sabadell. Francesc Trabal fue de los primeros autores catalanes que me enganchó fuerte y La Colla de Sabadell, de alguna manera encarna, representa, esta tradición humorística cortada por el franquismo y por el exilio. Por una parte, quería reivindicar eso y, por otra parte, coincidía justamente con hechos reales como que la música italo-disco entra en el Estado a través de Sabadell, que está donde se generan todas estas discográficas, tipo Max Mix, y todas las discotecas de este ambiente, que posteriormente derivan en la música máquina. Vi que Sabadell era el lugar que había sido el centro neurálgico de este movimiento a medios y adelantados los 80. Y esta doble coincidencia no se podía desperdiciar”.
¿Y no podría ser que, después de escribir esta novela, sea ya otra persona?
Eso espero. Yo cada novela la planteo como una suerte de exorcismo y es como levantar acta o certificado de defunción de una persona que ya no soy. En esta me afectó bastante el proceso de hacerla y cerrarla, y de hecho todavía estoy en la fase postparto, en un sentido muy leve, pero estoy en esa fase depresiva de haber entregado la criatura al mundo y decir: “Y ahora qué hago con mi vida?”. Ja, ja, ja.
¿Si tuviera que escoger una de las muchas personalidades que salen, con cuál se quedaría?
Quizá me siento más identificado con el papel que hace el señor Nicolas Kim Coppola como Nicolas Cage. Con este personaje público que nosotros conocemos como Nicolas Cage, que es una construcción absolutamente consciente y creada durante años por este hombre, una especie de defensa y de excusa que le permite hacer todas las locuras que quiere; aquí sentí la conexión más profunda.
Nicolas Cage, firmando autógrafos en el Festival de Cine de Sitges en 2018, donde recibió el Gran Premio Honorífico del certamen a su carrera y presentó el thriller 'Mandy'
Y el hecho de escoger a Nicolas Cage es porque le gusta como actor o...
No lo tenía entre mis actores predilectos. Todo vino de una intuición, de una especie de mosca bajo la nariz que ya hacía años que me rondaba, que era que este hombre tenía algún tipo de problema con su pelo. Y entonces se me ocurrió: ¿cómo sería hacer una novela sobre el pelo de Nicolas Cage? Me pareció tan estúpido el punto de arranque que me dije: voy a hacerlo, porque es demasiado delirante desperdiciarlo. Nos entendemos muy bien y ha sido mi compañero de viaje durante años.
¿Cuántas películas ha visto de Nicolas Cage?
Todas en las que aparece él físicamente, porque también ha hecho bastantes doblando animación y doblando voces. Estas, como no aparece el pelo, no las he visto. Las películas en que él aparece en persona son unas 120 o 130.
¿Y no ha sufrido ningún tipo de secuela psicológica?
No, no, lo disfruté mucho. De hecho, la novela acaba en el 2016, pero del 2016 al 2024 ha hecho 30 o 40 películas más y las he visto. Ya era por puro vicio, ja, ja, ja.
¿Si hubiera gente dispuesta a seguirle y crear una secta como en el libro, cuál sería su mensaje?
Cuando hago una novela, siempre recopilo mucha información, sé mucho de un tema durante un tiempo, pero cuando la he acabado enseguida voy olvidando lo que he aprendido. No sé si es por economía mental, por salud mental o porque como ya no me interesa y ya está hecha, me olvido. Podría llegar a decir que soy la persona de Catalunya que sabe más cosas de Nicolas Cage, de sus filmes y probablemente...
...de sus peinados.
Y concretamente de sus peinados, porque quizá alguien sabe más cosas biográficas, pero no sobre sus peinados. Viendo el peinado, puedo identificar la película y el año. Unos amigos me hicieron una prueba, con imágenes de Google, y la pasé. Si eso crea bastantes adhesiones para generar una secta, la podría montar. Pero tiene fecha de caducidad, porque de aquí un par de meses ya no recordaré casi nada, ja, ja, ja.
Una fijación (y un reto) con el cabello
Albert Pijuan no tiene problemas con su pelo y tampoco se preocupa por si se quedará calvo, a pesar de esta fijación por el pelo en La Gran Substitució. En primer lugar, se ha documentado y ha meditado sobre llo: “El peinado es una cosa que nos preocupa desde el día que nacemos hasta el embalsamador, que vela por cómo va vestido el muerto y cómo lo peina. El vestuario sí se ha estudiado mucho más desde la filosofía y la sociología y ha tenido mucho más protagonismo, mientras que el pelo siempre se ha tratado como una nota antropológica y poca cosa más. En cambio, el pelo, si no es el peluquero o el barbero, que alguien te toque el cabello es una muestra de intimidad que nos sorprende. Si vemos a dos personas en una terraza y una toca el cabello de la otra, inmediatamente entendemos que son pareja, y si no, que tienen algún vínculo muy próximo. Es una zona de intimidad, aunque está absolutamente al descubierto y está a la mano de todos. A los niños pequeños se les hacen mimos en el pelo hasta que hay un momento que se sublevan, porque entienden que es una invasión de su intimidad y que tienen que ser tratados con dignidad adulta. Igual pasa con la gente que tiene el cabello muy ensortijado, estilo afro, que existe ese impulso como de ir a tocarlo, para ver cómo es de esponjoso y eso es muy agresivo. Es una invasión de la intimidad muy bestia. Y eso se produce porque entendemos que el cabello es algo muy personal y, si no, que cualquiera haga la prueba de tocar el cabello a alguien que no se lo haya pedido... seguramente que, como mínimo, se llevará un chasco”.
Y después, está el reto estilístico, como escritor, de saber peinar con oficio lo que se quiere expresar sobre el cabello: “Literariamente me parecía un reto, porque definir peinados es complicadísimo. Visualmente es clarísimo, está allí, pero intentarlo poner en palabras es casi como la música, que es un arte en sí misma. Es difícil hablar de cosas casi etéreas, como la música o el peinado. Me pareció que literariamente podía exprimirlo o me podría dar juego para cierta inventiva o buscar recursos que no había utilizado normalmente”. Entre los momentos más destacados en este aspecto, quizá las páginas del restaurante-peluquería de Ramsés III, aptos para buenos lectores... con estómago bien encofrado.