Barcelona es famosa por su rica oferta cultural, y el Museu Egipci ocupa un lugar destacado en este panorama. Con más de 30 años de historia, este museo, gestionado por la Fundació Arqueològica Clos, no solo ha sido un espacio de exposición, sino que también ha impulsado iniciativas de cambio social, educativo y cultural. Desde su apertura en 1992, ha reunido más de 1.260 piezas originales que permiten a los visitantes viajar en el tiempo y adentrarse en el antiguo Egipto. Hasta la fecha, más de 5,5 millones de personas han pasado por sus salas, según recoge un estudio de impacto realizado para el museo según Stone Soup Consulting.
Un espacio de aprendizaje y descubrimiento
Uno de los aspectos en los que el Museu Egipci ha querido incidir desde su fundación es el educativo. Cada año, más de 35.000 niños, niñas y adolescentes participan en actividades pedagógicas pensadas para despertar su curiosidad por la historia y la cultura. Estas iniciativas incluyen talleres, visitas guiadas y programas educativos adaptados a diferentes edades y niveles de conocimiento. Desde su creación, más de 282.000 estudiantes han participado en estas sesiones, muchas de ellas avaladas por el Consejo de Innovación Pedagógica de Barcelona.
Para que sean más accesibles, el museo otorga anualmente 500 becas a escuelas con menos recursos, asegurando que todos los niños tengan la oportunidad de descubrir la riqueza del antiguo Egipto. Mariàngela Taulé, directora general del Museo, destaca la necesidad de incluir a niños de diversas capacidades y orígenes “no podemos estar de espaldas a la sociedad”.
Su propia academia
A través de programas formativos como la Escuela de Egiptología, el museo ha formado a 250 estudiantes entre 2001 y 2009, muchos de los cuales siguen hoy en día trabajando en el campo de la arqueología y la egiptología. Además, sus conferencias, exposiciones y talleres han atraído a más de 140.000 adultos, consolidando su papel como un lugar de aprendizaje continuo. “El museo planta una semilla en cada visitante, incentivando su curiosidad y profundizando su interés por la historia”, afirma Judit Simón, egiptóloga del centro.
El museo y su espíritu de transformación social
Uno de los logros del museo ha sido su capacidad para adaptarse a las necesidades cambiantes de la sociedad. A lo largo de todos estos años, han dado mucha importancia a poder interactuar directamente con piezas y réplicas de yacimientos mediante actividades como el Campus Arqueológico de Palau-solità i Plegamans, en el que niños pueden ser “arqueólogos por un día”.
La labor del museo también ha sido reconocida internacionalmente. A lo largo de los años, ha liderado más de 94 exposiciones itinerantes en países como Colombia, China y Portugal, fortaleciendo la posición de Barcelona como un centro de conocimiento global. En palabras de Javier Martínez, doctor en Historia por la UAB, “el Museo ha colocado a Barcelona en el mapa egiptológico, enriqueciendo su oferta cultural y turística”.
Ciudadanía y turismo
El Museu Egipci no solo atrae a académicos y estudiantes, sino también a turistas locales e internacionales. Con una media anual de 250.000 visitantes, este espacio se ha convertido en un punto de encuentro cultural.
Además, el museo colabora activamente con instituciones locales e internacionales, generando sinergias que benefician tanto a la ciudad como a sus ciudadanos. Estas iniciativas han potenciado la marca “Barcelona” como un destino turístico cultural de primer nivel, con un claro impacto positivo en la ciudad.
Una mirada al futuro
El recorrido del Museu Egipci de Barcelona es un ejemplo del impacto que una institución cultural puede tener en la sociedad. De cara al futuro, el Museo enfrenta el reto de mantener su espíritu de renovación constante, seguir ampliando su alcance educativo y continuar siendo un puente entre la historia y la ciudadanía. Con su trayectoria de 30 años, sigue demostrando que la cultura no es solo un reflejo del pasado, sino también una herramienta para construir un futuro que nos afecta a todos.