En pleno terremoto geopolítico tras la caída del régimen de El Asad, la voz sabia y escéptica de Ali Ahmad Said Esber, conocido como Adonis, fue escuchada este miércoles con atención en París. El gran poeta sirio, extraordinariamente lúcido a sus 94 años, recibió el premio internacional Joan Margarit de Poesía de manos de la alcaldesa de la ciudad, Anne Hidalgo, en el Instituto Cervantes de la capital francesa.
En un encuentro previo con la prensa, el varias veces citado como candidato al Nobel de Literatura, que huyó de Siria en 1956 y ha vivido a caballo entre Líbano y Francia, advirtió que “la cuestión no es cambiar el régimen, es cambiar la sociedad, y los árabes –no solo los árabes– no cambian la sociedad”.
“No veo que la libertad sea bien vista en Siria o en el mundo árabe en general”, afirma el galardonado
Adonis reconoció que lleva demasiados años fuera de Siria para evaluar correctamente la situación. Dejó un margen para la esperanza, si bien expresó dudas sobre los nuevos gobernantes. “¿Es que quieren separar la religión de la sociedad?”, se preguntó. “Una sociedad humana debe fundarse sobre las libertades y, sobre todo, sobre la libertad de la mujer –recalcó–. Espero que haya algo en este sentido”. Pero durante sus reflexiones se le notó varias veces tentado por el escepticismo. “No veo que la libertad sea bien vista en Siria o en el mundo árabe en general”, se lamentó.
Preguntado sobre si le gustaría regresar a su país natal, Adonis contestó que le gustaría visitarlo, aunque quizás no volver para quedarse. Se declaró universalista y cosmopolita. “La Tierra entera es mi país –subrayó–. Lo humano es mi país”.
El jurado del premio, que celebraba su segunda edición, recibió más de treinta candidaturas de poetas de todo el mundo. Decidió concederlo al escritor sirio “por una obra lírica de calidad indiscutible y por su diálogo cultural entre civilizaciones, entre Oriente y Occidente”. Se tomó también en consideración un cierto paralelismo con Margarit, el arquitecto poeta, ejemplo de autor bicultural que escribió en catalán y castellano. Adonis, sin embargo, sostuvo que “la lengua es la identidad del poeta” y, sin referirse al caso de Margarit ni querer relativizar su obra, dijo que “no se tienen dos madres, sino una, ni dos pieles: no se puede crear en dos lenguas, jamás”.
El galardonado es uno de los poetas árabes contemporáneos de referencia, con títulos como Canciones de Mihyar el de Damasco (1961), Libro de las huidas y mudanzas por los climas del día y la noche (1965), Epitafio para Nueva York (1971) o El libro, una obra monumental en tres volúmenes. Adonis también ha escrito ensayos académicos como El diván de la poesía árabe (1964), Introducción a la poesía árabe (1976), La poética árabe y Sufismo y surrealismo (2008).
Su discurso después de recibir el premio, muy filosófico, será publicado por la editorial La Cama Sol junto a otros textos. Bajo el título de La poesía y la cultura de las singularidades/unicidades, insistió en que en este género literario “el ser humano es el centro del universo y alrededor de él y en su nombre y acción se establece la civilización y se construye el universo”.
“La poesía, al igual que el amor, aborda la energía esencial del ser humano: esa energía que todos compartimos, independientemente de nuestros idiomas y afiliaciones –prosiguió el autor árabe–. Este milagro me permite ver en la cuenca mediterránea y sus países, especialmente en España, una especie de relación ligada al sueño y la imaginación, la memoria y el deseo. Por eso el Mediterráneo, con España en el corazón, se convirtió para muchos poetas en una segunda lengua, o en una extensión más de su lengua”.
“Siempre he intentado en mi poesía unificar la escritura y el espacio, la voz y el tiempo, como si uniera las rocas del Mediterráneo y sus tormentas, su sol y el espacio que representa (...) La poesía es, en su naturaleza y en su esencia, como el amor, transcontinental, transétnico, transcultural y translingüístico. La poesía vive más allá de los tiempos, de los lugares y de las culturas, en un tiempo humano y común, en un espacio y una cultura humana y compartida”.
En su homenaje a Adonis, Hidalgo, que habló en castellano, se mostró orgullosa de que París siga siendo una ciudad abierta, multicultural, refugio de artistas de todo el mundo. Recordó su condición de gaditana, nacida en San Fernando, y mencionó a su paisano Camarón de la Isla. “Este mundo no puede pensarse sin los artistas, no podemos renunciar a la poesía, a la literatura –enfatizó–. Lo necesitamos como el aire que respiramos”.