Josef Goebbels recogió las ideas en torno a la propaganda que Adolf Hitler vertió en Mi lucha , y las expandió a lo largo de los doce años en los que ostentó el cargo de Reichsminister para la Ilustración Pública y Propaganda, desde la llegada al poder en 1933 a la caída de Berlín. Joachim Lang, director de El ministro de propaganda, que llega a los cines esta semana, recuerda que “Goebbels fue quien creó la imagen pública de Hitler. Además de ser un gran orador, también fue muy innovador a la hora de utilizar todos los medios que estaban a su alcance: su famoso discurso de la Guerra Total, que vemos cómo prepara en la película, fue un gran evento multimedia. Primero estaba su público cautivo del Palacio de los Deportes, luego seleccionaba lo que llegaba a la prensa y a la radio, que también estaban bajo su control, para finalmente proyectar otras partes del discurso, en forma de noticiero, en los cines”.
La película es un brillante artefacto que combina imágenes de archivo, algunas realmente escalofriantes –como los cadáveres de los hijos de Goebbels, asesinados por sus padres en el búnker de Hitler–, y la reconstrucción histórica a cargo de actores interpretando a los principales jerarcas nazis, para esclarecer el contexto en el que se concibieron las imágenes creadas y distribuidas durante el Tercer Reich: “he querido deconstruir esas imágenes que han pasado a la historia como documentales, y para hacerlo tenía que crear una ficción con actores. Era la única manera de acercarme más a la realidad que los noticieros de la época”. El ministro de propaganda resulta particularmente oportuna en la actualidad, cuando la extrema derecha ha logrado imponerse en medio mundo gracias a la difusión de bulos, en clara línea de continuidad con la filosofía de aquel al que se atribuye la sentencia “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”. Aunque nunca quedó comprobada la autoría de esta frase repetida más de un millón de veces, sintetiza a la perfección la doctrina Goebbels. Como afirma Joachim Lang, él fue “el creador de las fake news. Cuando llegaban noticias de derrotas o de atrocidades cometidas por los alemanes, solía optar por exagerar y multiplicar las del campo contrario. Era muy flexible, sabía cómo adaptarse a su público. Los alemanes no querían otra guerra, pero supo cómo prepararles para que la aceptaran. Primero con películas de entretenimiento, y luego, en el momento propicio, lanzando otra sobre ataques de mongoles. Y si se topaba con un público que se resistía a la propaganda, como cuando le nombraron gauleiter de Berlín, entonces no dudaba en recurrir a la violencia. La violencia siempre era su Plan B”.
“Triunfaron con la misma fórmula que Trump y Musk están aplicando ahora mismo”
Uno de los aspectos más innovadores de El ministro de propaganda está en que tanto Joseph Goebbels (interpretado por Robert Stadlober) como Adolf Hitler (Fritz Karl), y el resto de la camarilla nazi, aparecen como personajes extremadamente banales. Lang explica que “nos hemos acostumbrado a que los nazis se representen en las películas de manera muy antipática para crear una distancia en el espectador. Esta estrategia nos aleja de la realidad, y nos impide entender por qué nuestros antepasados siguieron a Hitler”. Demonizar a los nazis resulta contraproducente, también porque nos paraliza: “Es mejor verlos como criminales, como hizo Thomas Mann; eso implica que depende de nosotros impedir que cometan sus crímenes”.
De la misma forma, la parte más conocida de los discursos de Hitler son sus explosiones de cólera, que no eran más que el clímax de un oratoria que podía llevar más de una hora manejando tonos muy distintos: “si escuchamos un discurso entero de Hitler o Goebbels, vemos lo bien pensados que estaban para proyectar su carisma como forma de seducción. El año pasado presenté un discurso de Hitler del año 1933 en un festival de literatura, y no hablaba de matar a los judíos, parecía un programa social. Era muy seductor, por eso es importante fijarse bien en personas como Giorgia Meloni o Marine Lepen. A primera vista no caen mal, pero son lobos con piel de cordero. Mi película habla del pasado para llamar la atención sobre el presente, porque los populistas de hoy tienen muchos más medios para seducir a las masas”.
El ministro de propaganda se estrena poco después de que La Vanguardia, entre otros medios, hayan abandonado la red social antes conocida como Twitter para no contribuir con su tráfico a lo que se ha convertido en una plataforma de propaganda ultra, siguiendo preceptos de Goebbels, como repetir miles de veces las mismas consignas para moldear la opinión pública, lo cual se consigue mediante la creación de miles de cuentas falsas. “Con la inteligencia artificial es mucho más fácil porque se trata de simplificar y repetir. Goebbels triunfó con la misma fórmula que Trump y Musk están aplicando ahora mismo. El partido ultra alemán AfD, que triunfó en las pasadas elecciones de Thuringia, está muy presente en TikTok. Es importante descifrar las estrategias de propaganda para desenmascarar a los demagogos de hoy en día. Sólo así la gente puede darse cuenta de cómo tratan de manipular la opinión pública. Es lo que he intentado hacer en mi película, mostrando cómo Goebbels lo organizaba todo, llevando multitudes a sitios determinados, poniendo a los más apuestos en primer plano y a una niña entregando un ramo de flores. Todo para crear imágenes. Lo hemos visto en la guerra de Palestina, y lo hemos visto con Trump, cuando intentó crear una imagen con su atentado”.
Una de las ironías del legado de la propaganda nazi podría estar en que, dando un giro de 180 grados, las críticas al gobierno de Israel han llegado a calificarse de antisemitas desde los polos más extremos de la derecha: “Es horrible utilizar el holocausto para justificar una política de extrema derecha. Pero es la estrategia de propaganda de quienes defienden la política de Netanyahu. Hay que diferenciar las críticas al gobierno israelí con otras acciones de extrema derecha, y en Alemania eso no resulta sencillo”.