Este 30 de noviembre Francesc Parcerisas (Begues, 1944) cumple 80 años, y se ha hecho un regalo en forma de libro, o según cómo se mire ha sido cosa de la editorial Quaderns Crema –donde hace más de cuarenta años que publica–. En Triomf del present. Poemes 1965-2000 recoge buena parte de su poesía, manteniendo el título de una recopilación anterior de 1991, pensando en “dejar las cosas ordenadas, porque tengo una edad en que quiero dejar las cosas ordenadas”, pero eso no quiere decir que se haya parado: “Quiero terminar todas estas cosas que en algún momento he proyectado y no he llegado a hacer, que tengo a medias o en los cajones, lo que me pasa es que ahora tengo más proyectos que nunca”, asegura. Además, aunque no llega a sus últimos libros, “porque aún tienen vida”, sí que ha añadido “un libro nuevo que había quedado inédito”.
El lector podrá recorrer, como dice el autor, una voz “de facetas diversas, que es inevitable”, y quizá le pasará como a él mismo, a quien le sorprendió releer su primer libro, Vint poemes civils, de 1967: “Me ha gustado mucho, teniendo en cuenta que fue escrito de jovencito, muy empapado de Salvat-Papasseit y de Pavese, porque ya tiene una cierta narratividad y descriptividad. Me ha gustado el tono, y eso que antes de releerlo creí que sufriría porque vería este tono un poco impostado del joven que quiere escribir. Luego creo que Discurs sobre les matèries terrestres quizá baja, es un poco más forzado”, explica, pero lo asume pensando que “hay algunos poemas muy de la época, y he tenido alguna tentación de pasar el cepillo, pero así es como era, como pensaba mucha gente”, especialmente en un Tríptic de les noies de l’Eixample que “no me gusta la voz que habla, pero describe la posición de un joven de 20 años de entonces que expresaba sus frustraciones, y de una parte, además, culpabilizaba a las mujeres”. En todo caso, piensa que “lo que has hecho no lo debes maquillar. Y una recopilación grande como esta es bastante descarada porque te manifiestas tal como has sido, no como querrías haber sido”. No es que Francesc Parcerisas fuera así, sino que hay un poema que habla de eso: “Es un retrato generacional de época, como los poemas políticos, que ahora nos parece un poco sorprendente, porque la política ya no sabemos qué es y aquí aún era una política muy concreta, la lucha contra la dictadura”. En todo caso, “mi implicación política en los años recientes me ha hecho salir a la calle y colgar estelades o ir a hacer lo que fuera, pero no me ha hecho escribir”.
“Hoy, el panorama socioliterario es radicalmente diferente, hay una efervescencia monstruosa”, asegura
Durante todos estos años de publicar poesía, Parcerisas constata que “el panorama socioliterario es radicalmente diferente. En los años sesenta, en la universidad figuras como Salvador Espriu o Pere Quart estaban muy vivas, como Salvat-Papasseit, Riba y Foix, la gente se sabía poemas de memoria”. “La gente que empezábamos a escribir –continúa– encontramos mucho apoyo en las generaciones anteriores, y también de los hermanos mayores como Castellet, Molas o Antoni Comas, gente de una generosidad ejemplar. Hoy eso no sé si existe, pero en cambio hay una efervescencia monstruosa, con tantas novedades que no puedo ni seguirlas y, al mismo tiempo, el público, por así decirlo, sigue siendo inexistente, pero hay más producción que nunca, con fenómenos como los recitales, que entonces no existían, si acaso podías decir los poemas en un cenáculo”. Además, destaca el estallido de voces femeninas: “Hoy la parte más interesante de la poesía la hacen las mujeres, hay un estallido, porque tienen mucho más que decir”.