Barry Keoghan (Summerhill, Dublin, 32 años) es uno de los actores del momento. Después de encandilar a la crítica con sus actuaciones de 'chico raro' en El sacrificio de un ciervo sagrado o Almas en pena de Inisherin, con la que logró su primera nominación al Oscar como mejor actor de reparto, el irlandés estuvo en boca de todos el año pasado con su atrevido trabajo en la piel de un farsante en la polémica Saltburn, protagonizando una escena final que se hizo muy viral. De origen humilde y con una infancia complicada, -pasó por diferentes casas de acogida y a los 12 fue criado por su tía y abuela tras la muerte por sobredosis de heroína de su madre- Keoghan estrena este viernes Bird, un coming-of-age con toques de realismo mágico dirigido por Andrea Arnold en la que encarna al caótico padre soltero de una adolescente que vive en una casa okupada del norte de Kent. La película optó a la Palma de Oro y cuenta con dos nominaciones a los premios del cine europeo (dirección para Arnold y mejor actor para Franz Rogowski). La Vanguardia ha hablado con él por videoconferencia sobre su participación en la película en la única entrevista concedida a un medio español.
Es la primera vez que interpreta a un padre. ¿Cómo ha sido la experiencia?
Sí, es mi primera vez en pantalla como padre pero tengo experiencia porque soy padre de Brando (enseña orgulloso la foto en el móvil de su hijo, cuyo nombre rinde homenaje a Marlon Brando), de dos años. Obviamente, mi hija en la película tiene 12 años y hay una gran diferencia de edad con mi hijo. Pero yo también soy un padre joven y disfruté encarnando a Bug. Traté de humanizarlo, de buscar una relación más profunda que cualquier relación que haya tenido en cualquier otra película. Tener una hija o un hijo es mucho más pesado que tener una pareja en una película.
¿Cómo trabajó precisamente esa relación con Nykiya Adams, su hija en la película?
Ella es una chica brillante. Es muy observadora y aprende rápido. Nunca había actuado antes y me gusta observar a los actores no profesionales porque no están entrenados y manifiestan sus propias decisiones, sin fijarse en cómo se van a dirigir a la cámara. Yo tampoco he tomado nunca clases, así que observé detenidamente a Nykiya. Yo siempre le preguntaba: '¿por qué?, ¿dónde hiciste eso? ¿Qué te hizo pensar en eso? ¿Qué te hizo llegar a ese momento? ¿Cómo te enojaste tanto tan pronto?' Siempre tengo curiosidad. Prefiero mirar, ya sabes, la mayor parte del tiempo. Los actores debutantes saben mejor como capturar algo de forma natural y ella se expresaba de forma maravillosa en la piel de Bailey.
Hacía mucho tiempo que quería trabajar con Andrea Arnold. ¿Qué le atrae de su cine?
Es una directora que transmite mucha confianza y eso es esencial para un actor. Es una mujer increíble y la respeto profundamente. Y todas las personas con las que he trabajado también lo son, pero tengo claro que haría cualquier cosa que me propusiera. Soy una persona que siempre está buscando nuevas aventuras en este mundo. A algunas personas les gusta hacerlo tan real como los documentales. Y Andrea te coloca en esos escenarios. Funciona sin guion, deja que confiemos en nuestro instinto a la hora de abordar el personaje. De algún modo todo es tan espontáneo, tan aterrador... es puro descubrimiento. Y luego ves el producto terminado y te das cuenta que todo encaja. Puedes ver a todos los demás trabajar y vivir momentos maravillosos. Es fantástico.
Soy una persona que siempre está buscando nuevas aventuras en este mundo
Bug es un padre que quiere a sus hijos, pero al mismo tiempo es irresponsable y piensa más en su felicidad que en pasar tiempo con ellos. ¿Cómo logró el equilibrio entre su vulnerabilidad y su lado caótico y qué fue lo más importante para usted al retratar a este hombre tan poco convencional?
De donde yo procedo la dinámica es muy similar a la de la familia de la película. ¿Sabes?, Miro a Bug y me recuerda a mi tío, una persona egoísta. Es inocente, pero tiene mucho que aprender, reunir el coraje y descubrir quién es. Creo que retratar eso y mostrarlo de verdad hace que mucha gente se sienta identificada. Mi infancia fue un poco así, muy inestable. Bug piensa que lo que hace es lo correcto. Realmente ama a sus hijos y quiere dar un paso al frente y estar allí para ellos. Fue padre con solo 14 años y tiene más una relación de hermano mayor que de padre con sus hijos.
Uno de los aspectos más destacados de la película es que no sabemos quién es realmente Bird, el hombre misterioso con el que entabla amistad Bailey. ¿En su infancia también tenía una especie de amigo imaginario?
Siempre me han gustado los perros. En los momentos difíciles me sentaba con mi perro Cody. Él simplemente sentía mi energía y estaba a mi lado. Lo mejor de estar rodeado de animales es que no te juzgan, son leales. Y creo que Andrea supo cómo captar a alguien que tiende una mano a Bailey cuando más lo necesita.
Después de Saltburn, nuevamente le vemos bailando en una película y parece que es algo que disfruta...
Bueno, yo boxeo, así que muevo mucho mi cuerpo. Observo mucho a los animales y cómo se comporta la gente. Me fascina fijarme en cómo vocalizamos, cómo nos movemos. Y eso proviene principalmente de los animales, e incluso de los bebés. Ves bebés en la pantalla o en documentales y no tienen ningún conocimiento de la cámara. Siempre recuerdo haber intentado asumir eso en el papel de no tener conciencia de la cámara y dejar que la cámara te persiga. Entonces, volviendo al tema del movimiento, para mí el esfuerzo de intentar bailar es más atractivo que ver a alguien que realmente sabe bailar. Yo simplemente me dejo llevar por la música y dejo que mi cuerpo hable.
También se atreve a cantar. En la película suenan temas como Yellow de Coldplay o Lucky man, de The Verve...
Me encanta Lucky man (hombre afortunado), pese a que no creo en la suerte. Es una canción que me encanta y que tiene un gran momento en la película. Como una aceptación del lugar que ocupas en tu vida ahora mismo. Y toda la música que Andrea eligió se hizo con mucho mimo. ¿Ya te he dicho que ella es increíble? Como el tema Too real de Fontaines DC que suena al final.
No creo en la suerte pero sí en la fe, en lo religioso y en la ley de la atracción
¿Por qué dice que no cree en la suerte?
Simplemente no creo en la suerte porque para mí es una forma perezosa de ver las cosas y resta importancia al trabajo duro que hay detrás. Yo creo en la fe, en lo religioso y creo en la ley de la atracción. Soy así. Cada elección que he hecho es siempre hacia un tipo de compromiso con algo en un plan general.
Empezó a actuar hace ya más de diez años sin formación previa. ¿Qué le llevó a decantarse por la interpretación?
Es lo que siempre tuve en mente. No sé de dónde lo saqué, no sé de quién lo saqué. Sé que suena ridículo pero siempre me he fijado en los actores no profesionales y pensaba en estas increíbles actuaciones que hacen en una o dos películas y que luego lo dejan porque se espera cada vez más de ellos. Y yo no quiero eso. Creo que la gente se siente atraída por la autenticidad y dentro de la autenticidad hay una singularidad. No estoy tratando de ser un nuevo James Dean o de ser una réplica de alguien. Estoy tratando de sacar adelante mi forma de expresarme. Quiero ser auténtico.
¿Siente que los sets de rodaje han sido de alguna manera su auténtica escuela de vida?
Sin duda alguna. Justamente hablé de eso con alguien hace poco. Yo crecí moviéndome de un sitio para otro. Para mí es algo bastante cómodo. Conscientemente, no me gusta la idea de estar instalado mucho tiempo en un lugar. Creo que hay en mis raíces un poco de mentalidad nómada. Es como si encontrara consuelo en eso. Y estar en los sets de filmación es un lugar donde te das cuenta de que todos están ahí por la misma razón. Probablemente todos soportan la misma mierda de, esto no es un trabajo real... Así que todos hemos pasado por eso, y ahora estamos todos juntos en ese círculo de simplemente hacer buenas películas. Me fijo en mis compañeros e intento aprender todo lo que puedo. Me encanta actuar, es mi trabajo, y es importante recordar que tanto yo como mis compañeros somos muy afortunados de hacer lo que hacemos.
¿Cómo se siente al interpretar a otras personas?
Es una vía de escape muy placentera. Cuando la gente bebe o cuando la gente sale y hace cosas así, es escapismo. Y este es un escapismo saludable. Es una forma saludable de expresar y liberar estrés, y también de moverse en círculos creativos y llegar a algunos estados de euforia. Actuar me ha hecho crecer como humano y como actor. Me siento muy agradecido por ello.
¿Le preocupa el mundo en el que crecerá su hijo?
Mucho, pero creo que si llegas a ese extremo de protegerlos de todo lo que no van a aprender, eso se volverá en contra cuando crezcan. Así que tienes que dejarles ver el mundo tal como es. Hay partes desagradables pero también algunas partes hermosas y algunas personas son increíbles. Yo quiero darle todas esas oportunidades que no tuve y también la oportunidad de fallar y aprender sobre lo que es malo, aceptar el rechazo. Ciertamente voy a poder ofrecerle muchas oportunidades para que se descubra a sí mismo y vea qué le gusta y qué no. Será emocionante verlo. Ya es emocionante verlo convertirse en una personita.
A mi hijo le daré todas esas oportunidades que yo no tuve y también que aprenda a fallar, a aceptar el rechazo
Su aparición en Saltburn fue todo un fenómeno. ¿Cómo vivió ese proceso?
Realmente todo aquello fue una locura. Me siento muy agradecido, de verdad. Siempre pongo el mismo compromiso en todo lo que hago y, a veces, algunas películas se ven más que otras. Los presupuestos no me afectan ni nada por el estilo. No pienso, 'oh, este va a ser un gran proyecto'. Me interesa que conecten conmigo el guion, el director y el personaje. Esos tres elementos son claves. Saltburn fue simplemente una locura, algo aterrador. Sentí que todos me estaban mirando y era algo extraño.
El fenómeno de 'Saltburn' fue simplemente una locura, algo aterrador
¿Le da vértigo el salto que ha dado su vida?
Me molesta que la gente especule sobre mí vida sin conocerme. No tengo obsesión por hacer una película tras otra. No me siento presionado para trabajar o sentir que necesito que me vean. Creo que menos es más. Necesito aprender, necesito querer conseguir algo. Y no trabajar por dinero. Mi prioridad es descubrirme a mí mismo y hacer personajes que me desafíen como actor.