Antònia Vicens: “La soledad puede engendrar locura, santidad y muchísimas cosas en la imaginación”

Entrevista

La escritora mallorquina publica la novela ‘Crideu la mort errant, digueu-me on va’

Entrevista con la escritora Antònia Vicens, que presenta la novela 'Crideu la mort errant, digueu-me on va'., en el hotel Hesperia Presidente 

AntòniaVicens, fotografiada durante la entrevista

Xavi Jurio

Tras quince años publicando poesía –con la excepción de la nouvelle Ànima de gos del 2010–, Antònia Vicens (Santanyí, 1941) vuelve a la novela con Crideu la mort errant, digueu-me on va (La Magrana), en que narra la vida desdichada de Elisenda, primero a partir del dietario que empieza a los 10 años, en 1965, pero avanza hacia el futuro y después arrastra al lector al pasado hasta el inicio de la Guerra Civil, semilla de una cadena de dolor que no cesa. Toda una sorpresa a cargo de una escritora más que consolidada, con distinciones que en el 2022 culminaron con el Premi d’Honor de les Lletres Catalanes.

¿No había cerrado la narrativa?

Los personajes de este libro ya estaban cuando empezaba la poesía, pero no soy capaz de hacer poesía y narrativa al mismo tiempo, porque no me caben muchas cosas en el cerebro y me obsesiono con una palabra, con un verbo. Una palabra me puede crear insomnio y desbaratar, es una carencia que tengo. Las palabras son traidoras, me empeño en encontrarla y alguna vez hasta me juego la salud. Cuando Lovely me cayó, porque la poesía me cayó, mentalmente no podía escribir otras cosas. De vez en cuando la sacaba, la daba a leer a algún amigo, pero los personajes me acaparaban, y tampoco habían acabado de crecer y los encerraba otra vez, los tenía como en una prisión más para que no fastidiaran.

¿Le resulta diferente, escribir poesía o narrativa?

La poesía se me aparece, y como se aparece y es visión, todo cambia, y coger lo que cambia, lo que no es material, me hace volver loca y me da insomnio. En cambio, la narrativa son personajes que pueden venir a tomar café hoy, pero pueden esperar al domingo que viene a volver a venir a tomar café, o hacer lo que quieran, este es el juego.

La poesía ha enriquecido su manera de escribir.

Necesité cuarenta años de escritura para atreverme a hacer un poema, y ahora creo que todo este tiempo de escribir poesía ha ayudado a que no haya frases sobrantes. Pero me ha costado mucho acabarla, porque a cada personaje, a cada trozo de suelo, a cada cosa he intentado sacarle aquella pizca de alma o misterio que pueda haber.

El estilo poético mantiene el misterio.

Es que la tierra tiene memoria, y la propia memoria viene de antiguo, recordando cosas que quizá han hecho otras personas, y las confundimos con las que hemos hecho nosotros. He jugado mucho con esta confusión, porque la novela empieza en los años 60, pero la memoria viene de muy atrás, y los sueños van más hacia delante. Durante estos años, donde yo vivía todo parecía parado, pero no lo estaba, todo crujía, la Iglesia católica se empezaba a tambalear, pero no lo notábamos. Era como si el silencio crujiera, y yo lo quería coger, pero cogiendo lo que viene de antes y los sueños que van hacia delante.

Origen del arte

“Si uno es artista creador, en la soledad y la oscuridad puede crear más que si está tomando el sol en la playa”

¿De dónde nació esta Elisenda?

Supongo que quise hacer una niña que fuera muchísimas niñas, pero que al mismo tiempo con la soledad y la pobreza, porque creo que la miseria hace que la gente pueda ser imaginativa. Aquellos años de posguerra aún había miserias en el pueblo, pero empezaban a llegar los hippies, aunque no lo cuento, lo pongo en la atmósfera. La vida es inmensa, no sabemos dónde acaba ni dónde empieza, es como el universo, y me imaginaba unas manos de gigante enormes que hacen cuchara y cogen estas personas, este suelo y este mar y las mira de cerca.

Narra una vida desdichada.

Pero también hay luz, si rascamos veremos que dentro de cada alegría hay una chispa de otra cosa, de otro fuego. Hay muchas cosas que Elisenda no sabe y el lector las va descubriendo con ella. La soledad hace que Elisenda se cree un mundo. Si uno es artista creador, dentro de la soledad y la oscuridad puede crear más que si está tomando el sol en la playa. La soledad puede engendrar locura, santidad y muchísimas cosas en la imaginación. Podemos ser un gran santo o un gran loco o un gran artista, o aquella persona enajenada que compra el pan y ya está. Dentro de nosotros hay un universo que se extiende.

Vuelve a la Guerra Civil y sus consecuencias.

La Guerra Civil no acabó en 1939, todavía está. En la novela he querido hacer un homenaje a Aurora Picornell, y apenas hace dos años que encontraron sus huesos. Parece que la guerra sea lejana, pero las heridas están ahí, porque la gente calló mucho, hubo un silencio muy fuerte y parece que estalla ahora.

Bajo la bella capa del arte

“El dolor y la belleza siempre van juntos,  pero el arte no es solo belleza, también es intentar encontrar la verdad dentro de la propia vida”

La muerte siempre está ahí.

Si hay vida hay muerte, y en el libro la hago evidente, porque cuando ha habido guerras hay locura. El dolor y la belleza siempre van juntos, me tienen como aterrorizada desde niña: cuando veía el mar, tan guapo, veía barcas que no volvían un día de mal tiempo, y también oía contar que había habido republicanos que habían huido en su barca y no habían vuelto. El mar es una gran belleza, pero ¿qué hay debajo? Allí donde hay una gran belleza que nos deslumbra, si rascamos, hay un gran dolor. El arte no es solo belleza, también es intentar encontrar la verdad dentro de esa cosa tan enigmática, tan confusa, que es la propia vida.

¿Le asusta, la muerte errante?

Empiezo a ser vieja, una palabra que he asimilado, no me gusta grande, ni mayor, has sido joven y te vuelves vieja, aunque da un poco de rabia. Pero la muerte no me da miedo, aunque yo querría morir bien, con mucha paz, ya que no queda más remedio. Lo que me estremece y encuentro una injusticia enorme de la naturaleza y de Dios si existiera, es la decrepitud. Por lo tanto, me rebelo ante todos los dioses contra eso.

Versió en català, aquí

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