Ya se sabe que en el cuartel nocturno del Sónar en vez de soldados lo que abunda son los amantes del ritmo, como el que domina su pista principal, el SonarClub, en la que tuvo un sitio especial reservado el británico-canadiense Richie Hawtin, pionero legendario del techno y un asiduo del festival que ha protagonizado grandes veladas, ya sea a su nombre o con el seudónimo de Plastikman. En esta ocasión vino a estrenar su nuevo ‘live show’ denominado “DEX EFX XOX”, una experiencia inmersiva de sonido e iluminación, más de club que de concierto, que le permite explorar la improvisación. Este espectáculo solo se ha podido ver en el festival Movement de Detroit, el pasado mayo, y ahora en el Sónar. Basado sobre los conceptos de su serie de recopilatorios “Decks, EFX & 909”, se concentra en un minimalismo casi zen que empuja a la multitud a un estado de puro éxtasis.
Pero la primera noche del Sónar tuvo otros atractivos, como la londinense Jessie Ware, cantante y compositora que vino a presentar su quinto álbum “That! Feels Good!”, un compendio de pop sofisticado con claras influencias de la música disco y el funk. Aunque más que revival su música tiene un halo contemporáneo, que guiña el ojo al ‘italo disco’ y al soul barroco, aunque huyendo de que la conviertan en una nueva Adele. Sus melodías y estribillos son a prueba de bomba y además están servidos por una poderosa voz y un grupo que incluye dos músicos, dos coritas y dos bailarines. Convertida en una diva de la música disco del siglo XXI que rehúye los clichés, muchos de sus devotos seguidores forman parte de la comunidad LGBTQ+, por eso no extraña que su celebrado himno “Pearls” haya sido remezclado por la brasileña Pabllo Vittar y que en el escenario se rodee también de otras drag queens, ayudándola a realzar el himno concienciado “Beautiful people” y también el gran final de concierto con “Free yourself”. Y para acabar de hacerse querer, por el numeroso público del escenario SonarPub, se descolgó con una versión del celebérrimo “Believe” de Cher. Esta claro que haber sido telonera de Harry Styles le dio la suficiente confianza para convertirse en la convincente artista que es en la actualidad, en plena madurez a sus 40 años, capaz de lucir en un festival de música electrónica, de oficiar de jurado en ‘talent shows’ o ejercer de embajadora de UNICEF. Y su próxima cita es en Glastonbury, el festival de los festivales
Kaytrada, con su tercer álbum Timeless
Otra actuación esperada era la de Kaytranada, productor, rapero, cantante y DJ canadiense de origen haitiano, de nombre real Louis Kevin Celestin. Vino a presentar su flamante tercer álbum “Timeless”, publicado justo la semana pasada, un sofisticado compendio de soul, R&B, hip hop y electrónica, en el que se rodea de una selecta y nutrida nómina de colaboradores, entre ellos estrellas de R&B como Tinashe y Ravyn Lenae, las colegas canadienses Charlotte Day Wilson y Rochelle Jordan y otras voces femeninas tales que Dawn Richards y PinkPantheress. El elenco masculino de ‘featurings’ no le va a la zaga con nombres de peso como Thundercat, Childish Gambino, Anderson .Paak, Don Tolwer o Channel Tres. Ninguno de ellos estuvo de cuerpo presente, pero sus voces si que sonaron enlatadas en un show en el que ejerció de DJ, arropado por un impresionante espectáculo de proyecciones y luces, en una sesión que empezó muy techno, con graves que golpeaban el cuerpo de manera inmisericorde. Poco a poco la actuación se fue volviendo más melódica, sin dejar en de lado el acento electrónico, pero incrustando sedosas voces femeninas en clave R&B y soul, fraseos hip hop y ‘break beats’ de lo más variopinto, en un ‘show’ que fue collage de sonidos abstractos y también un dechado de groove, en un deslumbrante y sincronizado montaje audiovisual en el que destacaron seis pantallas en forma de cubos rectangulares, que se iban iluminando de mil maneras, ya fueran convertidos en habitáculos, exposición de cuadros o mariposas revoloteando, ayudando a dar veracidad al título “Timeless” del disco.
De muy divertida cabe calificar la actuación de La Goony Chonga, nombre artístico de Kasey Rose Avalos, cantante cubanoamericana de Miami que vino a presentar al coqueto escenario SonarCar su último disco “Goonyverso”, acompañada por DJ y un sexteto de bailarinas/nes de cuerpos poco normativos. Desde la inicial “Excuse me (hello)” ya deja claro que lo suyo es el perreo, aunque no solo vive de reggaetón, ya que también se desvía por el trap y otros ritmos de matiz más techno, todo servido con coreografías de andar por casa y coloristas protecciones, en un descacharrante espectáculo en el que juega a ser una ‘bad bitch’, en letras subidas de tono como la de “Que te gusta”, en la que repite “dime que te gusta/yo te lo hago”. Es, en resumen, y como dicen otros títulos, “La descarga” y “La pachanga” de alguien de “Otro planeta”: el “Goonyverso Chongalicious”.