Después de Johnny Depp, Pedro Almodóvar junto a sus chicos de Extraña forma de vida y Harrison Ford desplegando ternura en su adiós definitivo a Indiana Jones, el Festival de Cannes se entregó ayer con auténtico fervor a Martin Scorsese, Robert De Niro y Leonardo DiCaprio, que presentaron en la Croisette el estreno mundial de Killers of the flower moon en medio de una enorme expectación, fans que esperaron horas bajo la lluvia para ver de cerca al protagonista de Titanic, y largas colas tanto para acceder al pase de la tarde en el teatro Debussy como en el oficial en el Lumière, con toda la pompa imaginable que acompaña a este trío de astros de Hollywood.
DiCaprio y DeNiro trabajan por primera vez juntos en una película de Scorsese -ya lo hicieron hace tres décadas a las órdenes de Michael Caton-Jones en Vida de este chico- veterano realizador que hacía 37 años que no acudía al certamen a presentar filme tras lograr el premio al mejor director por Jo, ¡qué noche!. Previamente ya se llevó la Palma de Oro por la mítica Taxi driver en 1976.
Killers of the flower moon, basada en la novela homónima de David Grann que pone el foco en una serie de asesinatos de nativos de la tribu Osage en la Oklahoma de los años veinte, fue aplaudida con ganas por un público rendido a una potente historia de tres horas y media con unas espectaculares actuaciones de DiCaprio y DeNiro como sobrino y tío ‘rey’ del condado intentando sacar tajada del petróleo indio en un caso que sacó los colores de Estados Unidos en medio de una investigación del recién formado FBI. Eso sí, el realizador de títulos como Casino y Uno de los nuestros no se podrá llevar esta vez la Palma de Oro porque participa fuera de concurso (fue él quién lo quiso así).
‘Creatura’, de Elena Martín y ‘Robot dreams’, de Berger, arrancan aplausos fuera de concurso
Ayer también triunfaron por estos lares dos películas de producción catalana. Por la mañana fue el turno de Elena Martín con Creatura, su segundo largometraje tras Júlia Ist, que recibió una magnífica acogida del público en su proyección en la Quincena de Cineastas. Y Pablo Berger hizo lo propio con Robot Dreams, su primera incursión en el cine de animación 2D que participa en la sección Special Screenings. Rodada en catalán en escenarios de La Escala y con un guion coescrito junto a Clara Roquet -que estrenó hace dos años Libertad en la Semana de la Crítica-, el filme “habla de una mujer que intenta reconectar con el placer y entender cómo funciona su deseo y cuáles son los efectos externos e internos que han ido construyendo las ideas que tiene preconcebidas en relación a su propio cuerpo y al sexo”, cuenta a este diario.
Y para ello el relato se divide en tres etapas distintas, remontándose a la época en que Mila era una niña, más tarde en su adolescencia, y luego en su edad adulta. “Éramos plenamente conscientes que hacer un retrato de la sexualidad infantil era algo muy arriesgado. Sin embargo, el germen de la película surgió de la voluntad de retratar este momento vital porque todos los tabús, vergüenzas y malentendidos ya empiezan en esta edad tan temprana”, apunta.
Después de abordar películas tan distintas como Torremolinos 73, Blancanieves y Abracadabra, Berger se adentra en un género que le atrapó desde pequeño como admirador de las cintas del Studio Ghibli. En Robot Dreams adapta la novela gráfica de Sara Varon para hablar de la soledad y la pérdida a través de las aventuras de un perro solitario que decide construirse un robot para que le haga compañía en la Nueva York de los años 80. Hasta que un día se ve obligado a abandonarlo en una playa. “Me encantan los viajes emocionales y Dog pasa por uno cuando pierde a su amigo”.