¿Qué estudiante de primaria no se ha preguntado alguna vez para qué sirven la física, las matemáticas y todos esos rollos que obligan a hincar los codos? CosmoCaixa les dará ahora una respuesta incontestable: las matemáticas, la geometría, la física, la óptica y otras muchas disciplinas a priori aburridas sirven para hacer películas tan, tan entretenidas como las de Pixar.
Sin esas asignaturas tostón de las que la mayoría de los alumnos han renegado en alguna ocasión, Nemo no hubiera vivido mil aventuras tratando de escapar de su pecera, Woody y Buzz Lightyear nunca se habrían hecho amigos, Remy no tendría fama como uno de los mejores chefs de París, Míster Increíble seguiría siendo un aburrido vendedor de seguros con unos kilitos de más y Miguel Rivera no se habría adentrado en el mundo de los muertos para tocar con su guitarra la inolvidable Recuérdame .
Elisa Durán: “Invitamos a observar, a tocar y a conocer formatos, movimientos y escenarios”
La ciencia de Pixar , la exposición que podrá verse en CosmoCaixa desde mañana y hasta el próximo 3 de septiembre, recorre el proceso de creación de todas esas películas y muchas más con instalaciones interactivas que permitirán a los niños, y a bastantes mayores, sumergirse en el mundo del cine de animación por ordenador.
“CosmoCaixa invita a observar, a tocar y a conocer formatos, movimientos y escenarios”, explicó esta mañana la directora general adjunta de la Fundación La Caixa, Elisa Durán, durante la presentación de esta muestra impulsada por el Museum of Science de Bostón, que ya ha pasado por Filadelfia y Los Ángeles antes de aterrizar en Barcelona.
Durán vaticinó también que “serán los niños quienes lleven a sus padres” a conocer el mundo de Pixar cuyo trabajo creativo se desarrolla a través de ocho fases visibles en la exposición. Todo empieza con el modelado que “se realiza de forma manual”, según relató Peter Garland, mánager de producción e instalación de exposiciones del museo bostoniano, que acompañó a la prensa durante un recorrido por la muestra.
WALL·E, por ejemplo, nace como una escultura de arcilla. Después se escanea esa maqueta y se crea un modelo 3D, una estructura digital de puntos conectados. Eso ocurre gracias a... las matemáticas. Pero el personaje virtual es todavía estático. Para que pueda moverse necesita –igual que las personas– huesos, articulaciones y músculos. Eso se consigue en la segunda fase, denominada rigging , una técnica que dota de vida a los protagonistas de las películas de Pixar como Mike Wazowski, uno de los héroes de Monstruos, S.A.
Cuerpo y movimiento. Las figuras animadas ya tienen el chasis, pero les falta algo fundamental, el corazón. A través del proceso de animación, los creadores de Pixar les dan alma y sentimientos, hacen que rían, que lloren, que sufran o que amen. Acciones que siempre ocurren en algún sitio. Los artistas de la compañía crean los escenarios de las películas inspirándose en lugares de la vida real. Vieron por ejemplo bastantes castillos para diseñar el de DunBroch para Brave . Esos paisajes acaban de tomar forma gracias a las cámaras.
Pero eso no es todo, amigos. La apariencia de los personajes puede matizarse, sobre todo, cuando se trata de objetos. Rayo McQueen evoluciona a lo largo del metraje de Cars hasta convertirse en un cacharro gracias a los programas sombradores. Y otro proceso, el de simulación, permite que las melenas de las chicas ondeen al viento, que el fuego arda o que la lluvia caiga.
Con la iluminación y el renderizado , que crea la imagen final, concluye el largo recorrido para la producción de un cine que en muchas ocasiones ha liderado la taquilla, que ha sido alabado por los críticos, demandado por los niños, disfrutado por los padres y que ha dado títulos que ya se consideran clásicos.
CosmoCaixa ofrecerá visitas comentadas que podrán completarse en su restaurante con tapas degustación o un menú inspirado en la temática de la exposición.