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Barcelona se suma en Londres al viaje radical y deslumbrante del arte moderno

Exposición

La National Gallery reúne a  Casas, Nonell y Rusiñol con las superestrellas del postimpresionismo como Van Gogh, Cézanne y Gauguin

 Detalle de 'El automóvil’, creado por Ramon Casas para el Cercle del Liceu, ha viajado a Londres 

Cercle del Liceu

Eran rebeldes y a menudo fueron rechazados por la manera radical y subversiva con la que estaban reinventando no solo el arte sino la forma misma en que veíamos el mundo. A finales del siglo XIX, un puñado de artistas se liberó de la representación directa de la realidad en busca de verdades más profundas, incluso en el interior de ellos mismos. Aquellos jóvenes, hoy convertidos en superestrellas aún desafiantes, con Van Gogh, Cézanne y Gauguin como puntas de lanza a los que siguieron Munch, Matisse, Picasso, Rousseau, Degas, Klimt..., vuelven a reunirse en una soberbia exposición de la National Gallery de Londres que quiere poner fin al mito que otorga a los postimpresionistas un papel intermedio entre Manet y Picasso, como si fueran solo un paso más en el camino hacia la revolución y no la revolución misma.

'Nevermore', de Paul Gauguin 

The Courtaul Gallery

En una de las salas de Después del impresionismo. La invención del arte moderno , un automóvil salido de una noche oscura y profunda se avalanzan hacia al espectador con sus faros deslumbrantes. Lo conduce una mujer cuya sonrisa, abstraída y confiada, parece delatar su determinación a dejarlo todo atrás e iniciar un nuevo comienzo. La comisaria MaryAnne Stevens descubrió el cuadro de Ramon Casas, El automóvil , en el Cercle del Liceu, su casa desde 1902, solo para ojos de socios y acompañantes, y lo ha situado en el centro de una muestra que, como los faros del viejo Renault (uno de los primeros que circularon por Barcelona), ilumina permanente desde el pasado hacia el nuevo futuro. “Nunca antes había salido de España, pero esta es una ocasión excepcional para proyectar Casas en el mundo”, señala José García Reyes, que ha acompañó el cuadro en calidad de correo.

'Desnudo peinándose', de Picasso 

Kimbell Art Museum

‘El automóvil’ de Casas, que abandona por primera vez el Cercle del Liceu, una de las estrellas de la muestra

El au tomóvil es uno de los protagonistas del capítulo que la muestra dedica a Barcelona como centro de una modernidad que tuvo su máximo punto de bullición en París, pero de la que también participaron ciudades como Berlín, Viena y Bruselas. “Cuando lo vi no lo podía creer, me pareció increíble”, apunta Stevens, uno de cuyos máximos intereses, y logros, como comisaria es que obras poner en dominio público obras que están en colecciones privadas. Casas está acompañado por Anglada Camarasa (El pavo blanco ), un Nonell del MNAC (Miseria , en el que tema y pinceladas se funden) o el retrato que Santiago Rusiñol realizó al que fuera director de La Vanguardia Modesto Sánchez Ortiz (en las colecciones del Cau Ferrat), a quien enviaba sus crónicas desde París y que se anticipa cinco años a la etapa azul de Picasso, a quien casi vemos mutar en directo –lo hará otras muchas veces a lo largo del recorrido- en cuadro de dos caras de 1901: por un lado, el retrato de una mujer en el palco de un teatro, un tema popularizado por los impresionistas; por el otro, La bebedora de absenta . Su amigo Casagemas se ha suicidado y la paleta se vuelve mucho más sombría: comienza la etapa azul.

Retrato de 'Modesto Sánchez Ortiz', de Rusiñol

Cau Ferrat

El viaje radical y deslumbrante arranca con Cézanne, para muchos el verdadero padre del arte moderno, Gauguin y Van Gogh. Pero mires donde mires hay obras hermosas y perdurables. Y eso pese a que, como recordaba ayer Gabriele Finaldi, el director de la National Gallery, la guerra de Ucrania acabó abruptamente con la alianza con el Museo Pushkin de Moscú, que debía aportar préstamos importantes.

'Niña sentada con camisa blanca y niña de pie', de Paula Modersohn-Becker,a

Colección privada

a sombrode la máscara de Ensor.

National Gallery

Empieza con Las grandes bañistas de Cézanne y termina con el cubismo y el inicio de la abstracción de Kandiski y Mondrian, que ya había intuido mucho antes Degas en La mujer le yendo . Por el camino, encuentros inesperados como la escultura de George Minne La fuente de la juventud arrodillada, la enigmática El asombrode la máscara de Ensor o la conmovedora El lecho de muerte de Munch , todo el dolor por la muerte de su hermana. Y acaso porque el patriarcado del arte nunca dijo que las mujeres no pueden ser artistas, sino que no pueden ser grandes artistas, hay una mayor selección de modelos que de pintoras: solo cinco, entre ellas Paula Modersohn-Becker, la primera en autorretratarse desnuda.