Refugios de papel
Tinta fresca
Ramon Aymerich, Samantha Schweblin y Xavi Casinos protagonizan la semana de libros
El miércoles, el espacio infantil de la librería Abacus Còrsega de Barcelona fue no apta para menores. Más que nada porque se habló de geopolítica, de macro y microeconomía, de las crisis, de la guerra y de las grandes potencias mundiales: los críos no habrían entendido nada. La razón es que se presentaba El desencanto global, del periodista Ramon Aymerich , redactor jefe de Internacional de La Vanguardia. Publicado por Libros de Vanguardia, la editora Ana Godó y Sergio Vila-Sanjuán escucharon atentamente desde primera fila la conversación que mantuvo al autor con Manel Pérez , subdirector del rotativo del Grupo Godó, y el prestigioso economista Josep Oliver , que también colabora en el diario.
Ramon Aymerich presenta ‘El desencanto global’, publicado por Libros de Vanguardia
No cabía ni una alfiler, porque muchos compañeros de la redacción, economistas, empresarios, lectores y amigos no se quisieron perder el análisis que Aymerich dibuja sobre el desplazamiento del eje de poder que se está produciendo en el mundo, “un cambio, como ya ha pasado otras veces en la historia, que siempre es muy lento y que tiene graves consecuencias económicas y, a veces, bélicas”.
“Parecía que la pandemia haría un mundo más solidario y no ha sido así”, afirmó Pérez. Aymerich añadió: “El dinero abundante se ha acabado. Los bancos serán más duros con los clientes y aún más crueles con los países endeudados”. Y Oliver concluyó: “La desglobalización ha sido tan descarnada, que hemos perdido muchos de los valores tradicionales europeos”.
Ante este análisis pesimista, solo quedan los refugios de papel, los que nos suministran los libros, que nos ayudan a capear el temporal de las pandemias, las crisis y las guerras. El día antes, el martes, en dos librerías próximas de la Esquerra de l’ Eixample, pudimos escuchar a un autor y a una autora que trabajan con la realidad, aunque ella la usa para convertirla en narración, en literatura, en emoción.
La argentina Samanta Schweblin reivindica el valor literario de los cuentos
Se trata de Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978), que ahora vive en Barcelona y que en noviembre ganó el prestigioso National Book Award por Siete casas vacías (Páginas de Espuma). Precisamente de este libro de relatos y de otros que ha publicado, como Pájaros en la boca y otros cuentos ( Random House) es de los que habló la escritora argentina con Laura Fernández en la librería Finestres.
Schweblin, que también ha publicado novelas, reivindicó la fuerza de los cuentos: “En un mundo más justo, un cuento se publicaría cuando está hecho, como se hace con una novela, sin que sea necesario que vaya acompañado de otros cuentos para llenar 250 páginas”. También refirió lo que busca: “Me pregunto si un cuento es suficientemente arriesgado, no que esté al límite, sino que salga bien, como un malabarista, que parece que ha de caer y no cae”.
En Finestres tampoco se cabía. De la casa, estaba Marina Espasa y Camila Enrich, y también la flamante premio Finestres de literatura en catalán Roser Cabré-Verdiell . La autora de Aioua asistió acompañada de otra escritora de esta editorial, Elisenda Solsona , que junto con Leticia Asenjo , Laura Tejada y Gemma Sardà acaban de publicar los deliciosos cuentos Autòctones ( Comanegra), que presentaron la pasada semana: cada relato está inspirado por un pez o un pájaro autóctono, pero cada escritora interpreta la premisa como le ha apetecido.
Xavi Casinos publica el quinto volumen de las historias secretas de Barcelona
Como hay gente para todo, cerca de allí, en la Casa del Llibre de la Rambla Catalunya, Xavi Casinos también llenaba en la presentación de Barcelona secreta IV con la periodista Míriam Franch . De hecho, es el quinto volumen de las historias que el también periodista descubre por todos los barrios de la ciudad de los prodigios, pero el primero tuvo otro título, Barcelona. Històries, curiositats i misteris.
Casinos cuenta historias sorprendentes, como las de las dos investigaciones que estaba siguiendo, una sobre la farmacia Padrell, la más antigua de Barcelona, en Sant Pere més Baix, y otra sobre una lápida con una especie de jeroglífico en la capilla de Santa Llúcia. Las dos líneas de investigación confluyeron porque resulta que la inscripción era del último boticario de la estirpe de los Padrell, que fue cura.