Del pan Bimbo a la Coca-Cola
Novedad editorial
El periodista Sergio Vila-Sanjuán publica un libro de perfiles de personajes del mundo de la cultura
Gabriel García Márquez creando eslóganes publicitarios en una agencia, Mario Vargas Llosa ensayando una obra de teatro junto a Aitana Sánchez Gijón, Tom Wolfe desayunando en su impoluto traje blanco, Miquel Barceló caminando por la montaña para inspirarse... Son algunas de las escenas de Vargas Llosa sube al escenario (Libros de Vanguardia), el libro con más de ochenta perfiles de personajes que publica el periodista Sergio Vila-Sanjuán (Barcelona, 1957).
En el oficio desde 1977, Vila-Sanjuán es premio nacional de Periodismo Cultural y, además de diversas novelas y ensayos, tenía ya publicados otros libros que recogen su obra periodística, Crónicas culturales (2004) y La cultura y la vida (2013). “Ahora se trata de textos por lo general breves que recogen un momento de vida o retratan a personas que me interesaron”.
“Tuve un profesor espía experto en desinformación, llegó a enterrar un falso tesoro nazi en un lago”
Escritores, pintores, arquitectos, mecenas, periodistas, publicistas, espías, libreros... La galería de personajes es muy amplia. “Incluyo a varios autores del boom latinoamericano –explica, en una cafetería barcelonesa–, que era lo más interesante que había en el mundo cultural cuando empecé. Conocí a Vargas Llosa, a quien animé a hacer de actor para el Año del Libro que celebró Barcelona, actividad que luego prosiguió. Fui alumno del taller de José Donoso... Y García Márquez me contó, en una comida, que creó el célebre eslogan Para pan, para pan, pan Bimbo, que también se atribuye Fernando del Paso”.
Uno de los más curiosos es Lawrence Martin-Bittman, que fue su profesor de la Universidad de Boston: “Era un ex espía checo experto en desinformación , las actuales fake news, en las clases nos contaba batallitas, participó en la Operación Neptuno y enterró un falso tesoro nazi en el Lago Negro de Bohemia, con supuestos documentos comprometedores”. Otros maestros suyos que figuran en el libro son Carme Riera o J-E.Ruiz-Domènec.
“El periodista debe tratar al establishment y a la contracultura”, apunta (y, de hecho, en uno de los perfiles acaba sumergido en una fuente pública), de ahí que también se ocupe de empresarios como Paco Daurella, de Coca-Cola, tambien coleccionista de arte y escritor, o Gregorio Marañón, “que ha estado en la trastienda de muchos proyectos culturales de Estado y explica que, por ejemplo, el Teatro Real se consolida ante la negativa de Jordi Pujol a que el Liceu asumiera su papel de gran ópera estatal de referencia”.
En el apartado contracultural, nos habla, por ejemplo, de la casa del Poble Sec en que vivió la fotógrafa Ouka Lele hasta que “encontraron huesos de la guerra civil, consideró que eso traía mala suerte y ella y El Hortelano se fueron”.
Entre los retratados, figura el editor y poeta Enrique Badosa, con quien coincidió en la redacción de El Noticiero Universal en los años de la Transición: “Nos imantaba a los jóvenes, que éramos más bien jipiosos mientras que él iba siempre impecable, con su foulard al cuello, su pañuelo en el bolsillo de la americana, un abrigo de piel de camello... Un día se presentó con una cubitera con champán porque iba a declamar versos a su misteriosa ‘dulce amiga’”.
Si el arquitecto Ricardo Bofill le descubre la palabra posmodernismo en una época en que muy pocos la usaban aunque luego “marcó toda la cultura de los años 80”, el biógrafo Donald Spoto le cuenta que los detalles de vida privada que da en sus libros “no son cotilleos porque están contrastados”. También viajamos al rodaje de Pandora y el holandés errante en Tossa y a la estancia de Ava Gardner en S’Agaró; o a la operación Impala, en la que Manolo Maristany, Oriol Regàs y otros recorrieron África en ese modelo de motocicleta.
Se ocupa de algún que otro personaje de ficción, como Jeeves y Wooster, creados por P.G.Wodehouse, o Roque Guinart, el bandolero del Quijote. Y de un escritor fake, J.T. Leroy, que jamás existió: “Su libro supuestamente autobiográfico no era propio de alguien tan joven que las ha pasado canutas sino que tenía un estilo muy literario, lleno de subordinadas, y dejé dicho por escrito que no me lo creía”.
Entre los autores de perfiles que le han influido, cita a Claudio Sánchez Albornoz, Salvador de Madariaga, Jaime Arias, Carlos Sentís, Francisco Rico… Otros retratados en la obra son Martín de Riquer, Marc Fumaroli, Ryszard Kapuscinski, Peter Berger, Annie Ernaux, Milan Kundera, Claudio López Lamadrid, Noah Gordon, John Richardson, Henning Mankell... La obra está salpicada de anécdotas, como cuando el cura del pueblo acude a bendecir la casa del pintor Joan Ponç y este se alarma: “Pari, pari! No ho pot fer. M’enfonsaria el negoci. Pinto dimonis i, si me’ls treu, què vol que pinti?”.