Pescadera, hija de la última bruja de Cadaqués, musa de artistas, inspiradora de La Bien Plantada, paranoica... esta era Lidia Noguer Sabà. Murió hace 75 años convertida en leyenda. Mejor dicho, en un mito creado sobre todo por Eugeni d'Ors y Salvador Dalí, pero también por Federico García Lorca, Eduardo Marquina, Josep Pla, Fages de Climent o los Pitxot.
Y este aniversario se conmemora ahora en Agullana (Alt Empordà) porque es aquí, en el asilo Gomis, donde murió el 30 de diciembre de 1946 a los 80 años. Una exposición, abierta hasta el 6 de febrero, y varios actos han servido de homenaje a esta mujer que “ya es un clásico”, en palabras de Cristina Masanés, autora de su biografía.
Lidia hospedó a Eugeni d'Ors en su casa en 1904 y desde entonces se creyó 'La bien plantada'
Lidia había hospedado el verano de 1904 al escritor y filósofo Eugeni d’Ors en su casa y a partir de aquel momento se creyó que era La Bien Plantada de los escritos de Xènius. Un delirio que mantuvo a lo largo de su vida con reinterpretaciones de los textos orsianos que hicieron las delicias de artistas e intelectuales que pasaban por Cadaqués. Para Dalí, que le compró la barraca de Portlligat donde construyó su casa, “Lidia poseía el cerebro paranoico más magnífico, fuera del mío, que nunca haya conocido”. García Lorca la comparó al Quijote diciendo, sin embargo, que la suya era “una locura húmeda, suave, llena de gaviotas y langostas, una locura plástica”. Y Ors que en vida nunca le había hecho caso le dedicó el libro La verdadera historia de Lidia de Cadaqués.
La vida real de Lidia no fue fácil. Su marido Nando Costa murió joven y sus dos hijos, que malvivían de la pesca, acabaron en el psiquiátrico de Salt. En la posguerra ella vivía en la miseria y gracias a la ayuda de Anna Maria Dalí, hermana del pintor, y algunas familias más pudo pasar los últimos días en el asilo de Agullana.
Una exposición de 38 artistas en Agullana para rendir homenaje a Lidia
La exposición Lídia, que fou i no fou la Ben Plantada, comisariada por Enric Tubert, reúne a 38 artistas del Empordà: Alzamora, Josep M. Ametlla, Ricard Ansón, Wellen Arvon, Laia Bedós, Carles Bros, Mònica Campdepadrós, G. Carbó Berthold, Quim Domene, Miquel Duran, Ignasi Esteve, Pilar Farrés, Quim Farrés, Federico, Jaume Geli, Gispert, Nobuko Kihira, Koyama, Claude Lambert, Lleixà, Asunción Mateu, Ministral, Ramon Moscardó, Patxè, Esther Pi, Laia Pol, Jonathan Principal, Mercè Riba, Lluís Roura, Rusiñol Masramon, Carme Sanglas, Tura Sanglas, Sebi Subirós, Núria Surribas, Anne Velghe, Robert Vilallonga, Alicia Viñas y Juanjo Viñuela. Todos ellos han creado una obra que parte de un retrato de Lidia. Y el resultado es un conjunto de piezas que agrandan todavía más el mito.
Otro de los actos ha sido una audición de la Serenata a Lydia de Cadaqués, creada por Francesc Monsalvatge en 1970, que ya se interpretó en 1989 cuando se colocó una lápida dedicada a Lidia en el cementerio de Agullana donde está enterrada. La lápida llevaba este epitafio: “Descansa aquí / si la tramontana la deja / Lidia Nogués de Costa / Sibila de Cadaqués / que mágica dialécticamente/ fue y no fue a un tiempo / Teresa la Bien Plantada / en su nombre conjuran / a cabras y anarquistas / los angélicos” (sic). El texto lo había dictado Ors en 1953 al escultor Joan Torrella con la instrucción que hiciera una lápida en mármol blanco y con una cruz dentro de una elipse. La referencia a las cabras y anarquistas, miembros de una sociedad que según Lidia le quería hacer daño, asustó a las autoridades. No se sabe si fue el obispo Josep Cartañà, el alcalde Jaume Perxés o el comandante de la Guardia Civil, pero el hecho es que la lápida no se colocó hasta 35 años más tarde.