Pinchas Zukerman: "El problema de los conciertos es que la gente mira mucho en lugar de escuchar"
Entrevista
Tras superar una Covid severa el violinista israelí conversaba la primavera pasada con 'La Vanguardia' acerca de actuar para el público'
Recién salido de su episodio de Covid, la primavera del 2020, Pinchas Zukerman conversaba al teléfono con La Vanguardia acerca de la situación de cierre en la que se encontraba el mundo en general y la cultura en particular. Animado por su hija, el violinista israelí afincado en Estados Unidos había estado tocando para sus fans a través de las redes sociales, pero en aquel momento no podía ni soñar con celebrar un concierto en vivo y con público presencial. Y mucho menos viajar a Europa.
La suya viene siendo una carrera de cinco décadas en las que ha grabado un centenar de álbumes, conseguido dos Grammy y más de una veintena de nominaciones. La belleza de su sonido y su musicalidad lo hicieron mundialmente famoso cuando todavía no había compartido escena con las orquestas de mayor prestigio. Zukerman tiene además una marcada faceta pedagógica, de la Manhattan School of Music de Nueva York al National Arts Center d’Ottawa.
¿Echa de menos actuar en las salas de conciertos ante el público presencial?
Yo ya llevo muchos años haciendo cosas que requieren una cámara y en las que no hay público. Es como una sesión de grabación. No me miro en la pantalla ni me pregunto si estoy guapo. Es algo útil desde que en 1994 hice una videoconferencia con un amigo que se encontraba en Nueva York.
Tecnología y pedagogía
Lo que hace 25 años llamábamos Long Distance Learning y hoy Long Distance Videoconferencing nos permitía enseñar. Era alucinante"
Aquello era un fax con una foto. Lo que llamábamos Long Distance Learning y hoy llamamos Long Distance Videoconferencing nos permitía enseñar. Y eso era lo que más me alucinaba. Lo utilizamos para hablar, no para el sonido, pero al cabo de un par de años yo ya tenía meeting tras meeting, demostration tras demostration. Ya fuera para la China, Hong Kong... Si todo el mundo pagaba un dólar y tenías 16.000 personas en una semana, suponía miles de dólares en un mes. He aprendido mucho de todo eso.
Con el Long Distance Learning
"Las fronteras desaparecían, mis 'enemigos' en arabia Saudí tenían mis discos. ¿Por qué no? Lo de cruzar fronteras se había acabado"
Me di cuenta de que el ordenador más lento es el cerebro humano. Las fronteras desaparecían, mis enemigos en Arabia Saudita tienen mis discos. ¿Por qué no? Lo de cruzar fronteras se había acabado porque las fronteras se crearon para la política y han desaparecido. Ahora podemos llegar a las minorías, yo enseñando violín o lo que sea, mucho más rápido porque el contenido está grabado: das una lección y la pueden ver una y otra vez.
El coronavirus ha acelerado todo este proceso.
Desde luego. Es una necesidad. Todavía alucino con cómo Mozart escribía a la luz de las velas. Tantas piezas creadas en la oscuridad, y llega Edison con la luz que ahora podemos usar de la manera más increíble. La necesidad de mejora siempre está ahí. La Covid tal vez nos aporte mejor entendimiento. Yo seguiré haciendo lo que hago, usar mi cerebro para mejorar el presente.
Pero volviendo a si echará de menos la gente en el auditorio....
No, no la echaré en falta. Glenn Gould decidió dejar de tocar para el público. Un día en una entrevista con Arthur Rubinstein le vaticinó que acabaría volviendo a los escenarios, pero él dijo que ni hablar. Yo mismo pasé un periodo a la edad de treinta en que no estaba seguro del público. No sabía que estaba haciendo allí aquella gente. El señor que dormía, la señora que le daba un codazo para despertarle. Ahora ya no digo nada. Necesitamos a la mujer, al hombre al niño... Tengo que callar la boca.
Entonces... ¿quiere tocar todavía ante el público?
No sé. En la última década lo que no he querido es tocar mal ante la gente. Siempre ha de haber un buen sonido, una buena afinación. Pero para eso hay que practicar, es lo que les digo a los alumnos. Y es lo que vengo haciendo. Aún estoy bien. Practico incluso cuando no estoy bien, solo para mí. Cada día. Es mi oxígeno. Así pues, ¿toco para el público? Sí, probablemente. ¿Para la música? Seguramente sí. ¿Para mí mismo? También.
El arte
"La música misma tiene todos los elementos para mantenernos en un buen lugar, también en la sociedad"
El problema es que la gente mira mucho en lugar de escuchar. Has de hacerles escuchar. Tocas una sonata de Brahms y sabes que les estás llegando porque se oye el silencio, se detiene todo tipo de tos... Porque la música misma tiene todos los elementos para mantenernos en un buen lugar, también en la sociedad.
¿Con los años, cuál cree que es su adn como músico?
Tengo una regla de oro: la mejor música para uno mismo es Bach. Justo hoy tocaba algunos de los movimientos que llevo años tocando y es durísimo pero también alucinante estar dentro de estas notas en estos tiempos terribles. Un día tuve una larga cena con Celibidache, un gran músico de nuestro siglo, y le pregunté: 'qué te lleva a mantenerte interesado en la música?' La música, sí, pero ¿qué más? Y me respondió: 'Mira, la mediocridad es un veneno, mantente alejado'. Es cierto que la encuentras por todas parte, desde un piloto a un chef. Yo cuando la veo me largo.
Su hija le convenció de que colgara sus momentos con el violín en las redes e hicieran cosas juntos en streaming...
Si eres honesto la gente lo sabrá, esté donde esté. Yo he tenido mucha suerte. Con los maestros, los amigos, comemos y también hacemos un concierto aquí y allí. Y es fantástico tocar de esta manera. Es tan simple como tocar.