Hace unos 1.400 años, un extraño virus se cebó con los vikingos. No fue en un lugar concreto o en una aldea aislada del mundo. Esa cepa mortal viajó con los guerreros y exploradores nórdicos por todo el norte de Europa, en barcos que se dispersaron por Dinamarca, Noruega, la isla Öland frente a la costa de Suecia, el Reino Unido e incluso Rusia.
La enfermedad quedó grabada en los dientes de al menos 11 personas que fallecieron entre los siglos VI y VIII y ha llevado a los investigadores a tener que revisar todo lo que se creía hasta ahora. Porque ese virus era nada más y nada menos que la altamente contagiosa y mortal viruela (variola), de la que no se tenían evidencias entre los europeos hasta el siglo XVII, según explica un artículo publicado en la revista Science .
Norte de Europa
La viruela se ha encontrado en cementerios vikingos de Dinamarca, Noruega, Suecia, Reino Unido y Rusia
La realidad es, sin embargo, muy distinta. “Descubrimos nuevas cepas en los esqueletos vikingos, pero su estructura genética es diferente a la del virus moderno erradicado en el siglo XX”, afirma el profesor Eske Willerslev, de la Universidad de Cambridge.
La viruela, que mata alrededor de un tercio de las personas que infecta, acabó con la vida de unos 300 millones de personas solo en el siglo XX. Europa y Estados Unidos fueron los primeros sitios que lograron erradicar la enfermedad, aunque continuó siendo endémica en África, Asia y América del Sur. Por eso la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó un programa de erradicación en 1967, pero fue el lanzamiento mundial de una vacuna lo que finalmente permitió a los científicos detener definitivamente la afección.
Los historiadores creen, aún así, que la viruela puede haber existido desde el año 10.000 a.C., aunque hasta ahora no había pruebas científicas de que el virus estuviera presente antes del siglo XVII. Y se cree que, como ha pasado actualmente con el Covid-19, procedía de los animales.
La primera evidencia física de esta dolencia podrían ser los rastros de erupción de pústulas en el cuerpo momificado del faraón Ramsés V de Egipto, que murió en el año 1157 antes de Cristo. Los comerciantes egipcios pudieron llevar la enfermedad a la India durante el primer milenio a.C. y desde allí pasó a China e incluso llegó a Japón en el siglo VI después de Cristo. Finalmente, los cruzados que regresaban de Tierra Santa habrían proporcionado una manera de que la viruela se extendiera por Europa en los siglos XI y XII.
Egipto
La primera evidencia física son los rastros de erupción de pústulas en el cuerpo momificado del faraón Ramsés V
La investigación del equipo de Eske Willerslev, que ha secuenciado los genomas extraídos de dientes hallados en distintos cementerios, demuestra que el virus ya estaba en varios sitios del norte de Europa antes de los viajes de los cruzados. “La línea de tiempo de la aparición de la viruela siempre ha sido poco clara, pero hemos probado por primera vez que la afección existió durante la era vikinga”, indica en un comunicado el profesor Martin Sikora, coautor del artículo.
”No sabemos con certeza si estas cepas fueron fatales y causaron la muerte de esas personas de las que sacamos las muestras, pero es evidente que tenían la enfermedad en su torrente sanguíneo. Es también muy probable que haya habido epidemias antes de nuestros hallazgos de las que aún no se han descubierto evidencia de ADN”, añade.
Evolución
La primera versión de la viruela estaba genéticamente más cercana al virus que afectaba los animales
El doctor Lasse Vinner señala que la primera versión de la viruela “estaba genéticamente más cercana en el árbol genealógico al virus que afectaba los animales como la viruela del camello o de los jerbos (roedores saltadores). No se parece exactamente a la cepa moderna, lo que muestra que el virus evolucionó”.
”La viruela fue erradicada, pero mañana podría extenderse otra cepa procedente del reservorio animal. Lo que sabemos en 2020 sobre los virus y patógenos que afectan a los humanos es solo una pequeña instantánea de lo que ha plagado a nuestra especie históricamente”, concluye Willerslev.