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Los Pirineos: la falsa frontera

El reportaje

El historiador Josep Clara revela 70 historias sucedidas a caballo de los límites entre Francia y España

Exhibición militar en el Centro de Instrucción de Reclutas n.º 9 de Sant Climent Sescebes, en las Alberes

Narcís Sans Prats

Tras la llegada de las tropas franquistas a Portbou en febrero de 1939, el alférez de la IV División de Navarra, Ernesto Giménez Caballero, ideólogo del fascismo español, publicó un libro titulado ¡Hay Pirineos! . Existía interés en remarcar que había una frontera que aislaba España de la pérfida Europa. Y la hubo hasta la entrada de España en la Unión Europea y la posterior desaparición de las aduanas. Pero incluso en años de guerras y dictaduras, los Pirineos no fueron obstáculo insalvable para el paso de personas y bienes, hubo tránsito en un sentido y otro de refugiados, hubo contrabando, hubo migraciones y mil historias propias de los territorios de frontera.

El historiador y profesor de la Universitat de Girona Josep Clara ha reunido 70 episodios políticos, económicos y religiosos en Històries de frontera (Editorial Gavarres), donde se mezcla la documentación histórica y los testimonios orales. Coincide en su llegada a las librerías con Cròniques des del centre de l’Univers. Perseguint fantasmes a Portbou (Llibres del Segle), del periodista Ramon Iglesias, que se nutre también de relatos sobre esta población fronteriza de la que es originario, y con Apologia de l’Empordà. De Banyuls a les illes Formigues (Ed. Cal·lígraf), del periodista y escritor Xavier Febrés, con una visión más personal y actualizada de las comarcas del norte de Catalunya (hace unos años Febrés ya publicó otro libro indispensable: El Pirineu, frontera i porta de Catalunya).

De los relatos de Josep Clara ofrecemos una selección que confirma la sentencia del maestro Pierre Vilar: “Es en las fronteras donde se observa mejor la historia del mundo”.

La República de Llívia

Tras el fin de la Guerra Civil hubo varias iniciativas para convertir el enclave de Llívia en territorio republicano libre. Hubo propuestas del militante comunista Josep Mas Tió y del pintor Ferran Callicó, para atraer la atención internacional, abandonadas por temor a complicaciones diplomáticas con Francia. Pero en febrero de 1961 se desataron los rumores “de un golpe por parte de elementos exilados” y hubo movimiento de tropas militares y se reforzó la presencia de la Guardia Civil en Llívia y Puigcerdà. No sucedió nada y la única víctima fue el secretario municipal de Llívia, Francesc Aleix, que fue destituido por el gobernador civil por su pasado republicano.

El coche de Francisco Franco, en visita de incógnito a su paso por la carretera de Ribes a Ripoll en 1947. Había ido a visitar los búnquers de la Collada de Toses que formaban parte de la llamada línea Gutiérrez para evitar invasiones

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Radio clandestina en Font-romeu

Durante el franquismo fue muy conocida la Radio Pireinaica (Radio España Independiente) que emitió desde Moscú y Bucarest entre 1941 y 1977, bajo control del Partido Comunista (Jordi Solé Tura, padre de la Constitución actual, trabajó un tiempo en ella). Pero hubo otras experiencias surgidas de la oposición, que pasaron más desapercibidas. Es el caso de la radio clandestina que emitió a mediados de los años 40 desde Font-romeu, desde el domicilio de Constanci Duran, un empresario de la construcción que se había apropiado de un aparato transmisor del ejército norteamericano al final de la guerra. El locutor principal era Joan Ferrer, un anarcosindicalista que había dirigido Solidaridad Obrera y de quien Baltasar Porcel publicó su biografía ( La revuelta permanente , 1978). La escasa potencia de la emisora limitó su influencia y puso fin a la experiencia.

Franco en Ripoll y Ribes

Tras el final de la II Guerra Mundial, el ejército franquista emprendió la construcción de una línea de búnkers y nidos de ametralladoras, una especie de linea Maginot que nunca sirvió para nada. El 27 de mayo de 1947 Franco viajó hasta la Collada de Toses para ver las obras, junto con el alto mando militar. A su paso por Ripoll y Ribes de Freser, el Caudillo fue vitoreado por la población pero al día siguiente la prensa no pudo decir nada porqué los trabajos de fortificación eran secretos. Franco se mostró disgustado porque los trabajos no se asemejaban a lo que había imaginado. Y cuando preguntó al comandante Aramburu Topete, antiguo componente de la División Azul, éste le contestó: “Si quiere que le diga la verdad, a mi me parece una trinchera carlista, pero a lo bestia”.

La desfiguración de Setcases

Setcases era hasta los años 60 un pequeño pueblo de montaña aislado, anclado en el tiempo, con sus 190 habitantes dedicados a la agricultura y al ganado. Pero el fenómeno turístico y de las segundas residencias empezó a cambiar su fisonomía. Tanto que en 1964 una veintena de pintores de la escola olotina hicieron llegar un manifiesto al gobernador civil Víctor Hellín Sol para denunciar que se estaban cambiando los tradicionales tejados de pizarra por otros de tejas árabes y no se respetaban las alturas de las casas. “No concebimos Setcases hecho un adefesio, con la misma fisonomía que un pueblo del llano de Vic”. La revista Presència denunciaba también en 1976 la aparición de torres de estilo suizo, revestimientos artificiales, uso de piedras de otros lugares y la presencia de carteles luminosos. En otro capítulo se da cuenta de las pintadas a favor de Jordi Pujol que aparecieron en el chalet refugio de Ulldeter y en las montañas de Setcases, en 1961, a raiz de la detención del político por los Fets del Palau de la Música Catalana, en una campaña dirigida por Xavier Polo.

Esta fotografía de Narcís Sans (Centro de Investigación y Difusión de la Imagen, Girona) es de 1972, en el Coll de Ares, en el término de Camprodon, durante una visita oficial. La presencia de militares y policías en la frontera fue intensa durante toda la posguerra

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Libros secuestrados

El 25 de marzo de 1968, dos guardias civiles pararon en un control de carreteras cerca de Figueres un Simca 1000 conducido por Antoni Boadella. al que acompañaba Xavier Romeu y Josep Rafael Carreras de Nadal. A este último le encontraron escondido en el abrigo doce ejemplares del libro Une affaire de l’après-concile. Le Vatican et la Catalogne , publicación anónima en catalán y francés contra el nombramiento de Marcelo González, como arzobispo de Barcelona. El propio Carreras, que fue detenido, era el autor del libro, junto con Albert Manent, y fue condenado a un año de prisión y a una multa de 10.000 pesetas por un delito de propaganda ilegal, aunque finalmente fue indultado.

El mítico puente de Colera

En 1878 el tren llegó hasta la estación internacional de Portbou y conectó con Francia. Poco antes de llegar a la frontera se tuvo que construir un puente de 187 metros a su paso por la Vall de Colera y se encargó a la empresa del ingeniero Gustave Eiffel, famoso por su torre de París. El viaducto costó 380.000 pesetas. Un año antes una fuerte tramontanada derribó el tramo metálico que se estaba montando. La obra de Eiffel no tuvo mucha vida porque en 1916 se decidió construir una
doble vía y se encargó a La Maquinista Marítima y Terrestre, aunque habitualmente se sigue atribuyendo el puente a Eiffel. En 1919 la tramontana tumbó varias unidades de tren en este mismo viaducto. Durante la Guerra Civil el puente volvió a ser protagonista debido a los bombardeos del crucero Canarias y la aviación legionaria italiana que intentaron derribarlo para cortar la vía de suministro de armas. No acertaron pero arrasaron un centenar de casas de pescadores. En la retirada, los republicanos dañaron también el puente y el tráfico quedó parcialmente interrumpido.

Dos guardias civiles de patrulla por la montaña en los años 60

Salvador Crescenti Miró

Contrabando con sotana

En los territorios de frontera el contrabando se considera casi una actividad natural. No es extraño que incluso cayese en la Seu d’Urgell un exconseller. Más sorprendente es la implicación de sacerdotes como acredita Josep Clara, que expone el caso del sacerdote de Sant Climent Sescebes (población que albergaba el campamento militar más importante en la zona pirenaica), detenido junto al alcalde con un camión cargado de mercancías de contrabando. De ahí surgieron los versos de Carles Fages de Climent: “ Mes salau que Marlon Brando / el rector de Sant Climent / deia que feia contrabando / molt catequístic. Amén ”.