Mar Bosch: “Hablo de la feminidad secuestrada por la maternidad”

El libro del día

La escritora de Girona publica ‘La dona efervescent’ (‘La mujer efervescente’), una madre primeriza con la voz de su difunta suegra metida en la cabeza

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Mar Bosch, escritora, publica "La dona efervescent"

Laia Cantenys (Enciclopèdia)

Cuando la protagonista, Eva, se queda embarazada, su suegra le dice al oído: “Aborta”. Y lo argumenta: “Ese niño no lo podían tener, porque eran una pareja mal formada –es decir: formada sin su consentimiento– y que de una unión como aquella sólo podrían surgir niños horribles. Que no pasaba nada si no tenían hijos. Que la humanidad no se extinguiría. Pero si lo tenían, en cambio, contribuían al calentamiento global, causado, en parte, por la sobrepoblación humana”.

La novelista es Mar Bosch (Girona, 1981), el libro es La dona efervescent (Univers/ en castellano, traducción de Josan Hatero en Catedral) y la protagonista es Eva Botet, que pierde a su suegra cuando nacen los gemelos y el marido la abandona, pero, oh milagro de la literatura, la voz de la difunta se le mete dentro de la cabeza y la controla a cada paso de su flamante maternidad.

“Eva afronta la aventura de la maternidad en este entorno que parece dramático, pero que quizá no lo es. La novela se articula entre una dialéctica pugilística entre el fantasma de la suegra, que se le mete dentro de la cabeza y le dice lo que tiene que hacer para ser una buena madre”.

El personaje de Eva Botet tuvo un final feliz en una novela anterior y los clubs de lectura consideraron que las cosas no podían quedar así. “Pues ahora veréis”, replica la autora con este nuevo libro

Bosch ha recuperado el personaje que protagonizó una novela anterior, Les generacions espontànies, porque en los clubs de lectura le decían que aquel final con una boda no les gustaba, no podía ser “un final feliz”.

La autora no pretendía continuar la historia de Eva Botet, pero, “como una apuesta”, los comentarios de los lectores la alentaron a escribirla, “con un lenguaje juguetón y una dialéctica humorística”. Una vez acabada, Bosch piensa: “Ahora veréis qué es un final feliz”. Y durante toda la entrevista no para de reír y de bromear, como pasa en su libro.

Más que humorística, sin embargo, Bosch confiesa que es “cáustica”: “Las dos mujeres se odian a muerte y se van soltando bofetadas todo el rato, hasta que se llega al punto como en Los inmortales, que sólo puede quedar una”.

Las visiones de las dos mujeres sobre la maternidad son opuestas, “casi maniqueístas, pero eso no quiere decir que no haya otras maneras de encarar la maternidad”. Con el título, Mar Bosch quiere explicar que “hay tantas maternidades como burbujas efervescentes dentro del agua, y son muchas maneras de vivir la feminidad a través de esta potestad que tenemos las mujeres de tener hijos”. La maternidad actual “es una realidad cambiante que también es líquida”, y la aspirina efervescente también es una metáfora de esta mujer que resiste antes de desintegrarse haciendo burbujas.

El nombre de la protagonista, Eva, es una referencia a la primera madre, “cuando no había preceptos ni guías”. Pero Bosch asegura que su suegra en la vida real no tiene nada que ver con la de la novela: “Muchas mujeres actuales no saldríamos adelante sin las suegras. La trama entre generaciones es lo que hace funcionar esta frágil estructura que tenemos”.

Los hombres tienen un papel bastante penoso, más bien por ausencia, “pero son imprescindibles”, replica Bosch

Pero una madre primeriza, hoy día, se siente como la primera Eva, como si nunca antes ninguna mujer hubiera parido: “También hablo de este espíritu de novedad, aunque el mundo rueda desde hace millones y millones de años. La biología y la genética nos han preparado para que sigamos pariendo, y tú no serás la primera ni serás la última”.

Reconoce que en la novela, a pesar de la apariencia y el tono cáustico, “hay reflexiones emocionales y antropológicas”. Al lado de este punto de vista, los hombres tienen un papel bastante penoso, más bien por ausencia: “No es una novela exactamente sobre la maternidad, sino sobre la feminidad secuestrada, y como se adapta a esta nueva situación”.

Y aquí Bosch lanza una reflexión: “¿Por qué las novelas sobre maternidad están escritas por mujeres y no también por hombres? Es un tema que parece que sólo nos interese a nosotras. Yo intento hacer reír a las mujeres y también a los hombres. Los compañeros son parte implicadísima en eso y los necesitamos en el tablero como necesitamos a las suegras”.

En La dona efervescent, el marido desaparece y el suegro huye: “Son ausencias llenas de significado, pero también aparece un tercer personaje que está por exceso. Hay diferentes tipos de masculinidad, aunque les han hecho creer que sólo se puede ser hombre de una manera determinada”. La autora explica que hasta ahora los roles funcionaban con “los hombres activos y las mujeres reactivas a las acciones del hombre, y todo eso, claro, está cambiando”.

“Que los hombres no crean que en esta novela encontrarán consejos o soluciones para ser unos buenos padres”, advierte Bosch, que aclara que no es un libro de autoayuda. De hecho, Eva tiene uno y esto es lo que piensa: “Vive el presente”, le dice el manual de autoayuda que ha aparecido sobre su mesilla. Y qué caray quieren que viva, ella y los centenares de miles de madres sobrepasadas que leen el libro y se han sentido impulsadas a tirarlo por la ventana”.

“Tenemos que intentar replantearnos algunas de las cosas que damos por seguras y que nos hacen sentir mal con nosotros mismos, porque quizá no son tan incuestionables: reflexiona, hombre o mujer, habiéndote liberado del sentimiento de culpa”.

La inspiración para la suegra metida dentro de la cabeza dice que le viene “de una película de las primeras de Woody Allen, con una suegra que era una mosca cojonera; de los personajes de La Cubana; los malos malísimos de todas las películas... También de la vida real... La gente ya no me cuenta muchas cosas porque después lo aprovecho, aunque de la maternidad la gente tiende a hablar y a opinar mucho”.

Y protesta Bosch: “Aunque las mujeres de hoy día hemos nacido con las bondades del feminismo e intentamos sacarlo adelante, todavía tenemos anclados esos preceptos de buena madre y mala madre”.

He aquí “el combate de boxeo” entre una madre primeriza y una suegra metida dentro de la cabeza. “Eva Botet ya rodaba sola y es el personaje adecuado para explicar esta historia. No podía escribirla sin utilizar el humor y la violencia verbal. El tipo de maternidad de que quería hablar se tenía que liberar del pudor, del qué dirán o de cómo la juzgarán”, concluye.

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