Concha Velasco: “Pienso que me he inventado la vida”
Entrevista
La actriz, que acaba de cumplir 80 años, protagoniza la comedia ‘El funeral’ en el teatro Borràs
Concha Velasco (Valladolid, 1939) aterriza en Barcelona, en el teatro Borràs, para protagonizar la comedia El funeral, una obra escrita y dirigida por su hijo Manuel en la que encarna a Lucrecia Conti, una gran actriz que fallece y a la que el Ministerio monta un gran velatorio en un teatro. Los muchos asistentes se quedarán encerrados cuando llegue su fantasma para ajustar cuentas. El montaje estará hasta el 8 de marzo en el Borràs y poco después cerrará en Zamora dos años de funciones. Y hay Concha para rato: ya se ha aprendido su siguiente montaje, La habitación de María, aunque. señala sonriente “con esa quizá sí que acabe mi carrera, porque he cumplido 80 años y como tengo previsto morirme a los 82... Es una media. En mi familia hemos decidido que es lo que me toca: mi padre murió con 86, mi madre con 74. A mí me tocan 82. Pero no me importa, desde que hago El funeral y me veo muerta en escena, ya estoy acostumbrada”.Sobre la protagonista de esta obra, dice que es ella misma pero “en grado superlativo”.
Acaba de cumplir 80 años, ¿le suena a mucho?
Suena a mucho y además me ha sentado mal. Me he pasado toda la vida diciendo, cuando me preguntaban qué quería ser de mayor, que quería llegar a tener 80 años y ser abuela. Y fantasma. Y no lo digo por esta obra, sino porque a mí me gustaría no morirme nunca, ser un poco como el diablo cojuelo. A mí lo de la muerte no me importa pero me habría gustado ser fantasma. Pues ya soy abuela, soy fantasma y he llegado a los 80 años, y me ha caído todo fatal.
¿Por qué?
Porque la realidad no es la ficción. Creo que yo vivo en una constante ficción. Pienso que me he inventado la vida. Si empiezo a pensar en cuando era pequeña, pues no es verdad lo que cuento. Que me lo he inventado todo. Cuando llego a los 80 y me he dado cuenta de que mi vida es una mentira, veo que tengo 80 años, no soy un fantasma y me voy a morir de verdad. Y lo de la resurrección no sé si… Me he dado cuenta de la realidad de la vida, que no es lo que yo pensaba.
“Era repipi, lo he sido mucho, lo sé, leo entrevistas mías y ¡por Dios!, era muy marisabidillla, marilista, doñamás”
¿A qué se refiere con que no es lo que usted pensaba o contaba?
Pues que siempre digo que quiero ser feliz y eso es imposible. A lo mejor he sido feliz y no me he dado cuenta. Ahora que miro atrás, y no me gusta nunca hacerlo… Había una función en la que yo contestaba: “Pues yo no miro hacia atrás ni con ira ni sin ira, es que ni miro”. Era repipi, lo he sido mucho, lo sé, leo entrevistas mías y ¡por Dios!, era muy marisabidillla, marilista, doñamás. Pues ahora sí miro atrás. Y me doy cuenta de que hay muchas personas que me han ayudado en la vida, de que tengo que pedir perdón porque tampoco he sido tan buena gente… Estoy en un momento de considerar las cosas con más seriedad. Y creo que tengo la cabeza mejor puesta y soy capaz de decir no, siempre he tenido mucho miedo a decir no, siempre he sido una mujer acobardada, físicamente acobardada. Los hombres a los que amé, porque he amado a varios, no tantos como dice la prensa, siempre me veían tan por encima de ellos que todos me acomplejaban. Uno me decía que si tenía el culo blando, el otro que si tenía arrugas, el otro me ponía los cuernos, y me he dado cuenta de que he sido una mujer estupenda siempre, pero que se me ha pasado un poquito la vida tan deprisa que quizá no la he vivido, he vivido una vida que no era real.
¿Ahora está más mística tipo Santa Teresa o más chica yeyé?
Ya me gustaría ser la santa. Sigue siendo mi libro de cabecera: El libro de la vida. Ella no quería ser santa. Al final dice “por fin muero dentro la iglesia”. ¿Hizo algún milagro? Nada. Dicen que el día que murió florecieron los almendros. Sería el cambio climático. No hizo ningún milagro. Se han empeñado en que fuera santa. No quería serlo. Pero es doctora de la iglesia. Si tuviera que dejar un testamento a mis hijos que no supieran que soy actriz, ¿ve como ya me estoy inventando una vida?, porque hubieran vivido en algún colegio lejano y volvieran porque ha muerto su madre, que era actriz, pues yo les dejaría Santa Teresa, porque creo que era un buen trabajo, Reina Juana y Carmen, Carmen el musical, tres trabajos maravillosos. No está mística. No soy nada de los personajes que he hecho a lo largo de mi vida, nada. ¡La yeyé! ¡Pero si fue un invento en broma con Augusto Algueró! Pero gustó tanto que después del estreno de la película hubo que parar las proyecciones y grabar Tony Leblanc y yo una escena para el final. Gustó más la canción que la película.
“Yo tenía ataques de pánico y me ponía a leer la guía de teléfonos en la habitación de hotel. Pero yo ya no tengo miedo”
¿No le impresiona ver en el centro del escenario cada noche un ataúd en el que su personaje está muerto?
No, porque cuando me muera no pienso morirme como esta señora que está ahí tan fea, que yo la tengo que maquillar. Aunque sin luces me impresiona un poco más. Pero como sé que tengo que morir… Yo tenía ataques de pánico y me ponía a leer la guía de teléfonos. No podía estar sola en la habitación del hotel. Como me entrara el ataque de pánico pensando en la muerte me aprendía los números de teléfono de donde estuviera. Pero tener miedo a la muerte cuando sabemos que nos vamos a morir de un momento a otro… ¿Sabe? Yo ya no tengo miedo. En eso los ochenta años me han sentado bien. Soy una buena actriz y me gustaría ser mejor persona. Y sé decir que no. Antes siempre quería caer bien a todo el mundo.
“Ahora estoy pidiendo perdón al pobre Paco Marsó que está en los cielos y no permito que nadie se meta con él, no sabe como me gustaría que estuviera aquí”
¿Con quién tiene Lucrecia Conti o Concha Velasco que ajustar cuentas?
Tenía tres personas vivas, tres hombres a los que yo había hecho daño voluntariamente y les he podido pedir perdón. No sabéis cómo me ha liberado. Tenía cuentas pendientes y como están vivos he podido saldarlas. Ahora estoy pidiendo perdón al pobre Paco Marsó que está en los cielos y no permito que nadie se meta con él, no sabe como me gustaría que estuviera aquí. Era tan simpático, tan guapo, tan divertido, pero nosotros nos peleamos. Le pido perdón porque hace diez años que murió y yo le he perdonado. Se me aparece a veces en el escenario. Cuando algo no funciona digo ¡Paco! Y se aparece.
Se aprendía guías telefónicas y en la rueda de prensa del espectáculo ha recitado unas frases en catalán que decía hace mucho en una función con Alberto Closas. ¿Tiene una memoria prodigiosa?
Puedo hacer cualquier de las funciones que he hecho mañana. Ahora estoy estudiando la próxima y ya me la sé. Estudio mucho. En Cine de barrio me sé la vida de Lucrecia, a la que tuve ayer. Estudio mucho. Quizá eso es lo que me mantiene tan despierta.
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