Una mesa de diálogo para el Hermitage de Barcelona
Ciudades globales
Al Ayuntamiento le ha faltado flexibilidad y a los promotores, transparencia, concreción y capacidad de seducir
El fiasco de la instalación de una galería vinculada al Museo Hermitage no es una buena noticia para Barcelona. Al Ayuntamiento le ha faltado flexibilidad y a los promotores, transparencia, concreción del proyecto y capacidad de seducción. ¿Se puede replantear éste? ¿Es aún viable establecer una mesa de diálogo donde pueda hablarse de todo y de dónde pueda surgir una propuesta de consenso? ¿Acabará diciendo barcelona no a una galería de arte?
Apelar a la competencia de Madrid suele servir para que Barcelona desencalle proyectos que no acaban de arrancar. Es comprensible, en una ciudad a la que nadie ha regalado nada, la invocación a la voracidad de una capital que no pierde ocasión de crecer a costa de la periferia. Lo que resulta llamativo del actual contexto es que sean las propias autoridades madrileñas las que de forma explícita manifiesten una voluntad casi obsesiva de arrebatar a Barcelona todo lo que ésta tiene y que le cuesta retener. El proyecto de una galería vinculada al museo del Hermitage, que el Ayuntamiento de Barcelona ha rechazado, sería un nuevo episodio de esta relación.
Pero este súbito brote de barcelonitis por parte del poder madrileño no debería ser la referencia del debate sobre el Hermitage. El ofrecimiento de la capital responde más a un gesto de propaganda política que a las necesidades culturales de un Madrid donde el perfil de las obras que podría exhibir la franquicia ya está de sobras representado. En definitiva, el conflicto Barcelona-Madrid sobre esta inversión no responde a criterios culturales ni de modelo de ciudad.
Es cuestionable que se afirme que las franquicias como ésta no encajan en el modelo barcelonés
Pero todo esto no debería sustraer el debate sobre por qué corre riesgo de malograrse esta oportunidad de ampliar la oferta cultural barcelonesa. Sólo desde la constatación de los errores o apriorismos en que han incurrido las diferentes partes pueden identificarse las posibles soluciones. Porque no está todo resuelto. Los promotores del Hermitage aguardan a ver en qué medida Port de Barcelona está decidido a apoyar el proyecto pese a la oposición municipal, aunque no ocultan que las negociaciones con las autoridades madrileñas avanzan con una inusitada celeridad. Para esta semana está previsto otro capítulo de esta suerte de rapto del Hermitage que se han propuesto revivir en los despachos de la capital.
De la respuesta negativa que ha dado el Ayuntamiento barcelonés, la parte que merece más consenso es aquella en la que se sostiene que debería contemplarse una ubicación mejor comunicada que la prevista, junto al Hotel W. Pero más cuestionable es el informe en el que se responde que franquicias como ésta no encajan en el modelo museístico barcelonés.
Porque aceptar esa respuesta sería dar por bueno que el actual modelo museístico responde a las necesidades de una ciudad como Barcelona y no necesita revisarse a fondo. Mientras que la oferta de arte conceptual o de propuestas que interrogan a la audiencia sigue siendo excelente en la ciudad, faltan exposiciones para el gran público, ya sea por cierta inercia a la hora de programar o por los recortes brutales que han lastrado la proyección de los museos que dependen más de la Generalitat o del Gobierno central.
Además, la convivencia entre una franquicia y el conjunto de los equipamientos culturales actuales no implicaría que Barcelona pasara a convertirse en una “ciudad de franquicias”, como se ha sostenido estos días.
Es significativo que los promotores del proyecto no hayan seducido al PSC
En el otro lado de este debate, los promotores de la galería siguen sin subsanar algunas lagunas importantes de su propuesta. Falta una figura relevante al frente de la dirección artística (el encargo que recibió en su día el científico Jorge Wagensberg puso listón muy alto); se echa de menos mayor concreción en el proyecto museístico y, sobre todo, capacidad de seducir y convencer al mundo cultural barcelonés y a los responsables políticos de la ciudad. Porque es significativo que después de tantos años no hayan logrado el apoyo de otros gestores culturales y ni siquiera el sostén decidido del PSC, más proclive que BComú a este tipo de inversiones.
No se ha avanzado mucho desde que el pasado diciembre resurgiera el debate a partir de unas declaraciones del director del Hermitage de San Petersburgo, Mijaíl Piotrovski, urgiendo a la ciudad a tomar una decisión.
Cualquiera de estas carencias podría solucionarse si por ambas partes hubiera voluntad de sentarse en algún tipo de mesa de diálogo. Los responsables de la plataforma cultural Hänsel* y Gretel*, Fèlix Riera y Llucià Homs, han sido consultados por los promotores del Hermitage sobre los aspectos a favor y en contra de la nueva galería. En el informe que han mostrado a las partes implicadas advierten de una tendencia muy barcelonesa que definen como “la problematización de lo nuevo”. En resumen: no ha habido equipamiento o evento cultural en la ciudad que no haya tenido una gestación difícil por el agrio enfrentamiento entre partidarios y detractores.
Nuevos equipamientos culturales
Otro de los aspectos en los que incide la plataforma Hänsel* y Gretel* cuando analiza el proyecto del Hermitage es en el estancamiento de la oferta cultural barcelonesa, al menos en lo que respecta a las inversiones relevantes. En su informe para los promotores de la galería de arte se advierte de que hace ya unos veinte años que no se abre en la ciudad un gran equipamiento artístico nuevo, aunque es cierto que en 2014 se inauguró el Disseny HUB en la plaza de las Glòries y que en 2008 se decidió convertir la vieja Fabra i Coats en una fábrica de creación. Se subraya también en el informe de Hänsel* y Gretel* que con la llegada del Hermitage se podría contribuir a repoblar con la cultura un litoral ahora entregado al turismo.
La economía al rescate del centro
Las inversiones culturales no son las únicas con capacidad de evitar la degradación del centro histórico de Barcelona, que corre el riesgo de convertirse en un foco acusado de desigualdad. Barcelona Global ha dado un paso en ese sentido al identificar y señalar una veintena de edificios públicos y privados en desuso que podrían atraer empresas y diversificar la actividad económica. Lo interesante de esta propuesta es su viabilidad y la sintonía que existe en esta cuestión con el Ayuntamiento.
El efecto de la novela negra
Con BCNegra da inicio un cuatrimestre prodigioso en el que Barcelona encadena un acontecimiento literario detrás de otro. Una de fortalezas del festival que dirige Carlos Zanón es que señala a los barceloneses (de residencia o de paso) otra manera de vivir el centro. Ayer el festival se infiltró en pleno Mercat de la Boqueria para revivir la Barcelona del detective Carvalho. A las 11.00h de hoy, enfilará la ladera de Montjuïc para visitar 37 tumbas de su cementerio.