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Guía para vivir la Noche Bill Viola en Barcelona

Un pionero del videoarte

La Pedrera, el Palau de la Música y el Liceu abren puertas este miércoles, de seis de la tarde a una de la madrugada, con proyecciones gratuitas en pantallas gigantes

‘El quinteto de los sobrecogidos”, de Bill Viola

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Bill Viola (Nueva York, 1951), a quien en alguna ocasión se le ha definido como “el Rembrandt de la era del videoarte”, lleva cincuenta años involucrándose en cuestiones fundamentales de la experiencia humana: el nacimiento y la muerte, el sufrimiento, la soledad, l os procesos de cambio, el renacimiento y la transfiguración. Su capacidad para agitar emociones mediante el uso sabio y fascinante de la tecnología moderna le ha valido una legión de seguidores en todo el mundo.

De ahí que con motivo de su primera exposición en Barcelona, Espejos de lo invisible , tres instituciones, La Pedrera (sede de la muestra), el Gran Teatre del Liceu y el Palau de la Música, hayan unido fuerzas para una Noche Viola en la que, entre las seis de la tarde y la una de la madrugada, se podrá disfrutar ininterrumpidamente de su trabajo de forma gratuita. En el Palau se han instalado pantallas de seis metros y de 8,5 metros en el coliseo lírico para poder exponer formatos muy grandes, tal como colgaron del Guggenheim o de la Royal Academy de Londres.

La Pedrera-Casa Milà. Exposición “Bill Viola. Epejos de lo invisible”

Abierta hasta el 5 d enero, reúne 41 obras. La presentación de La Pedrera comienza y termina con obras protagonizadas por el propio Viola: Incremento (1996), donde el creador norteamericano se muestra en primer plano en un monitor mientras un contador cuenta sus respiraciones (el límite de la cuenta es de 85 años) y Autorretrato, sumergido (2013), donde aparece flotando en el agua, con los ojos cerrados, aparentemente muerto pero en realidad dormido y sereno. A los seis años se cayó en una piscina. Se habría ahogado si un tío no se hubiera lanzado para salvarlo. Sin embargo, no quería ser rescatado. Había experimentado algo de otro mundo allí en el fondo de esa piscina: sentía una dicha y una paz desconocidas.

De ahí que el agua aparecerá de forma recurrente a lo largo del recorrido. Es el caso de Estudio para Aparición , resurrección desde una bañera inspirada en las pinturas del renacentista Masolino, o Tres mujeres, en la que una madre y sus hijas atraviesan la frontera entre vida y muerte a través de una cortina de agua, antes de desaparecer par siempre. Otras obras destacadas son La habitación de Catalina (el paso del tiempo evolucionando a través de cinco pantallas) o Los durmientes, plácidamente acunados en el interior de bidones de agua. También se presentan cuatro vídeos de la serie Mártir expuestos de forma permanente en la catedral de Saint Paul de Londres.

Palau de la Música

La sala de conciertos de Palau de la Música acogerá proyecciones ininterrumpidas de The Messenger (1996), The Crossing (1996) e Inverted Birt (2014). En la primera, un encargo de la catedral de Durham, de nuevo un cuerpo emerge del agua para exhalar aire y volver a caer y desaparecer en el fondo azul su trabajo, situándonos en ese momento que separa la vida y la muerte. “El impacto de ser testigo del final de una vida es que estás viendo el fin de los tiempos...”, escribió. “El cese de todo, el final de cualquier posibilidad de cambio”.

Del mismo año es El cruce, donde a través de pantallas que se proyectan al mismo tiempo vemos imágenes de una figura humana que queda aniquilada por el fuego y por el agua, elementos con una alta carga destructiva pero que al mismo tiempo simbolizan el poder de la catarsis y la purificación.

En el espacio modernista destaca especialmente Inverted Birth, la última obra que Bill Viola creó para ser exhibida en el estreno de la Cuarta Sinfonía de Arvo Pärt en Los Angeles, dirigida por Gustavo Dudamel. En este Nacimiento invertido vuelve a plantear el ciclo de la vida pero como un continuo envolvente, en lugar de cómo una proyección lineal. Digamos que la existencia del ser humano en la tierra es un ciclo donde el comienzo y el fin pueden ser coincidentes.

Proyectado en una pantalla de 5 metros de altura que se apoya en el suelo, Inverted Birth describe cinco etapas del despertar humano por medio de una serie de transformaciones violentas. El agua oscura que se convierte en aluvión, para luego transformarse en líquido rojo… mientras el hombre mantiene su fortaleza hasta que llega el color blanco, el alivio, y con la brisa llega la aceptación, el despertar, el nacimiento. Y para potenciar estos cambios, a nivel sonoro Viola adjudica para cada fluido de color un cambio de tono.

Sin duda Bill Viola dedica una atención especial a la paleta de sonidos con la que trabaja. El sonido es para él un elemento vital de la experiencia. “Ayuda a que la obra también sea visualmente abstracta, y esta abstracción es consustancial con su obra. El sonido amplifica el efecto sobre las figuras y está diseñado delicadamente para complementar, subrayar y enfatizar las imágenes creadas”, explica Víctor García de Gomar, comisario de esta Nit Bill Viola que gestó antes de abandonar la dirección artística del Palau para asumir la del Liceu.

“El sonido en sus obras responde a un estudio de las resonancias sobre el espacio, pero también a las reminiscencias de un mundo acuático, a partir de sonidos grabados con micrófonos submarinos”, prosigue De Gomar. Y el agua, una constante que recorre su obra en forma de ríos, corrientes, cascadas…, habla con muchas voces distintas en sus obras. El agua como líquido amniótico, y con ella el sonido intrauterino. “Un sonido electrónico que remite a un sonido natural del mar, como cuando nos ponemos una concha en la oreja”.

Gran Teatre del Liceu

Tristan e Isolde. Según Kira Perov, esposa y ángel de la guarda de Viola, todos los trabajos primigenios de este artista han sido un entrenamiento para alcanzar el espléndido Tristan und Isolde de Richard Wagner. Un encargo que le hizo Gerard Mortier para la Opera de Paris en el año 2005, con puesta en escena de Peter Sellars y dirigida para su representación musical por Esa-Pekka Salonen. El amor de Tristan e Isolde envuelto en el agua y el fuego de Bill Viola. Este fue su debut operístico y marcó un momento monumental en la historia del género. En el Liceu se puede ver esta noche blanca la instalación de video y audio Tristan’s ascensión (The sound of a mountain under a waterfal l) y tambénIsolde’s ascenson (The shape of Light in the space after death), ambas piezas de unos diez minutos. Así como Becoming light, donde los intérpretes de las dos anteriores se unen. Entre las piezas vinculadas al proyecto wagneriano está también Fire Woman, la imagen asociada ya para siempre con la música de la Muerte de Isolda, en la ópera de Wanger. Y también Passage into night. Admirador de San Juan de la Cruz, Viola vierte en esta obra los leit motive de su trabajo, agua y fuego, y la contraposición entre luz y oscuridad, hombre-mujer, vida y muerte. La espiritualidad, que en definitiva es lo que más trabaja, con esa observación sobre aspectos de la vida, y la ralentización que hace que miremos con otros ojos el día a día. El ritmo como pulsión de vida.

Tristans Ascension

“Para comprender la evolución de Bill Viola hay que reivindicar trabajos como Sound Field Insertion (1973), Hallway Nodes (1974), Street Music (1976, The Talking Drum (1979), Hornpipes (79-82), Pulses (Duomo Bells) (1982), o Presence (1995). Todo ello comenzó mientras Bill Viola estaba estudiando música electrónica –se graduó en el College of Visual and Performing Arts de la Unversidad de Syracuse, 1973-. Su profesor le compró una cámara portátil Sony (en blanco y negro de carrete). “Lo más importante para mi fue el proceso de llegar a un sistema electrónico, trabajando con este tipo de circuitos estándar”, aseguró en una ocasión Viola. “Eso me dio la sensación de que la señal electrónica era un material con el que se podía trabajar. Fue cuando las energías electrónicas finalmente se aparecieron de forma concreta, como los sonidos son para un compositor. Ahí comencé de verdad a aprender. Pronto hice el que era para mí un camino inverso al vídeo. No he pensado nunca en él como productor de imágenes sino como un proceso electrónico, una señal”.

’Fire woman’

Liceu

Fue en estos momentos de experimentación en que se encontró con compositores de “música nueva” como Alvin Lucier y Robert Ashley… y comienza a tomar conciencia de la importancia del sonido en la percepción del espacio. En 1973, junto a músicos como John Driscoll o Linda Fischer, constituiría el Composers Inside Electronics Group. Así comenzaba una trayectoria en la que las obras videográficas eran a la vez obras musicales. En relación a los gustos musicales de Bill Viola, De Gomar traza una relación que comienza con el jazz, y pasa por las ragas de la India, la música de Java (gamelan), Miles Davis, el teatro de Noh, gagaku, la música de los pigmeos, Meredith Monk, Laurie Anderson, Nusrat Fateh Ali Khan… o el Kronos Quartet. El artista es un fan de la Simfonía núm. 3 de Gorecki o de la Pasión según San Mateo de Bach y el Cantus a la memoria de Britten, de Arvo Pärt.