Javier Ambrossi: “Hay días que vas de Los Javis, y dices:‘Qué pesados Los Javis’”
Entrevista
Los creadores presentan en el Poliorama su nueva versión del musical ‘La llamada’
Los Javis son todo un fenómeno. Javier Ambrossi (Madrid, 1984) y Javier Calvo (Murcia, 1991) se han convertido en dos de los personajes más populares de la pequeña pantalla con series como Paquita Salas y con su presencia en O.T.. Pronto estrenarán su serie sobre La Veneno, de la que están enamorados y que creen que ayudó mucho a la juventud lgtbi. Pero por ahora regresan al que fue su trampolín en el 2013, el musical La Llamada, con un campamento de inesperadas monjas en el que se encuentran dos jovencitas rebeldes y respondonas que tienen un grupo de música llamado Suma Latina. Cuyo primer álbum se titula Lo hacemos y luego vemos. Y entre monjas y rebeldes, una llamada, la de un Dios que canta a lo Whitney Houston y al que dan vida alternativamente Richard Collins-Moore y Ruth Lorenzo. Una obra sobre el camino que quiere seguir cada uno y que hasta el día 29 de septiembre está en el teatro Poliorama de Barcelona.
¿Sienten que ‘La llamada’ ha sido su trampolín?
Javier Ambrossi: Sigue siendo como un faro que guía nuestra carrera.Nos ha abierto puertas impensables. El texto nos ha dado la oportunidad de dirigir teatro, de ir de gira, de dirigir una película adaptando el texto teatral a cine... y de eso, a dirigir nuestra propia serie. Nos ha ido abriendo puertas.
Javier Calvo: Sigue siendo nuestra carta de presentación. Hemos podido experimentar mucho en el escenario, es un espectáculo que está muy vivo, ha evolucionado mucho. Ahora hemos podido tener una mujer haciendo de Dios, que es algo de lo que teníamos muchas ganas.
J.A.: En siete años hemos ensayado con tantos repartos que te da un conocimiento tan cercano de lo que las actrices necesitan que es increíble. Y tiene una cosa muy buena que es enamorarse de los proyectos a largo plazo, que parece que vivimos en una profesión en la que es lo siguiente, lo siguiente, lo siguiente. Esto es como estar en casa. Hemos podido crecer gracias a que sentíamos que teníamos una estabilidad, es nuestro golpe de suerte.
“‘La llamada’ es para nosotros como estar en casa, es nuestro golpe de suerte”
¿Cómo les apareció una obra con religión de por medio?
J.C:: Como nacen las cosas que hacemos, teniendo una idea, desarrollándola y llevándola hasta el final. En origen queríamos contar la historia de dos mujeres que se enamoraban en un campamento religioso. Y luego tuvimos la idea de que fuera un musical y de que hubiera un hombre en una escalera, una especie de cowboy trasnochado que cantaba baladas de Whitney Houston. Y que esa persona era Dios y visitaba a una niña y se trataba de cómo se enfrentaba ella a sus llamadas, una más divina y una más terrenal. El contexto religioso es pop, muy de nuestro país, de los campamentos religiosos, de las monjitas, las vírgenes... A mí me fascina la imaginería religiosa porque yo no he tenido una educación religiosa. No queríamos hablar de religión, sino de cuando sientes una llamada, sientes que se te presenta un camino y ves lo difícil que es conseguirlo y lo importante que es que seas fiel a ti mismo. Porque por eso has tenido esa llamada, porque está dentro de ti.
¿Han sentido ustedes esa llamada?
J.A.: De hecho el espectáculo habla de ese momento en el que nosotros trabajábamos o queríamos trabajar como actores y creíamos que podíamos escribir o dirigir, y eso para mí fue una revelación muy grande, como la que tienen las protagonistas del espectáculo. Siento algo que quiero ir hacia ello y no sé muy bien cómo enfrentarme. Quien haya visto La llamada sabe cuál es el desenlace, que cada uno tiene que hacerlo a su manera. Era animarnos a nosotros mismos a hacerlo libremente.
J.C.: Claro, porque a veces cuando deseas tanto algo, y pasa mucho en lo artístico, quieres conseguirlo de manera tan fuerte que te olvidas de por qué lo querías.
J.A.: Y de ti mismo incluso.
J.C.: Y de tu manera de hacer. Si has tenido La llamada es porque está dentro de ti y no fuera.
J.A.: Son todos los temas que nos preocupan, solo que el marco, habrá quien lo vea y piense: religioso, ¿que tiene que ver? Es una metáfora.
¿Ha cambiado mucho el espectáculo en seis años?
J.C.: Es el mismo pero dejamos que las actrices improvisen, que estén vivas en el escenario. En esencia es el mismo.
J.A.: Henos pasado por épocas en las que era otro. Pero ahora ha llegado a un punto en que es el mismo mejorado, técnicamente estoy feliz.
J.C.: Es La llamada 3.0.
J.A.: O 6.0, ya nadie sabe.
J.C.: Está maduro, asentado, tiene mucha profesionalidad, es un show espectacular. La película tiene un tono más nostálgico porque era una carta de despedida al proyecto de nuestras vidas, nos despedíamos de una etapa de La llamada.
J.A.: Es que íbamos todos los días al teatro, estábamos pendientes... con la película nos despedimos un poco y dejamos que fluyera y que entrara en una etapa más profesional.
J.C.: La llamada ahora es una fiesta, una explosión de confeti, se vive una comunión con el público brutal. Es más a lo grande, más fiesta.
J.A.: Me sigo sorprendiendo pensando: ¿Le gustará a la gente? pero tiene más de un millón de espectadores, es alucinante. Es fuerte. Pero te queda ese pensamiento, aunque sepas que sí.
‘La llamada’ es el principio de Los Javis. ¿Les resulta extraño lo de ir en dúo, en pack?
J.C.: Es muy fácil porque cuando uno falla, el otro está ahí.
J.A.: Pero es verdad que hay días que dices: Venga, hoy voy de Los Javis. Se ha convertido en la imagen pública. Es la realidad. Javi y yo estamos todo el día juntos, cuando trabajamos también. En los programas de televisión vamos juntos. Pero es verdad que a veces vas de Los Javis, y dices, qué pesados Los Javis.
“Lo que siente Paquita Salas cuando se le va Macarena es lo mismo que sentimos nosotros cuando se fue mi hermana Macarena de ‘La llamada’”
¿La evolución de ‘La llamada’ a ‘Paquita Salas’ fue natural?
J.A.: Sí, de hecho Belén Cuesta estaba haciendo de la hermana Milagros en La llamada y su personaje Magüi en Paquita Salas es un poco la evolución de la hermana Milagros, la continuación lógica de ese personaje. Cuando deja los hábitos se podría haber ido a estudiar marketing, podría ser la misma después. La serie viene de que nos enamoramos de improvisar con las actrices, de su universo, de su fragilidad, sus miedos. Habla de todo el universo de las actrices que habíamos vivido en esos dos o tres años que llevábamos cuando nació Paquita Salas. De lo difícil que es y lo poco explorado que está. La gente piensa: no estás picando en la mina. No, pero estás jugando con tus propias emociones, tus inseguridades, siempre quieres mejorar, ser actriz es un reto muy difícil y no creo que la gente lo comprenda en su totalidad. Mi hermana Macarena es actriz y trabajé con ella en La llamada dos años. Y de hecho Paquita Salas siente precisamente mucho la pérdida de Macarena, su actriz más popular como representante, que es un poco lo que sentimos Javi y yo cuando se fue de La llamada. ¿Qué íbamos a hacer? ¿Seguirá funcionando o no? Y es el germen de Paquita Salas. Siempre cogemos una idea que nos haga gracia e intentamos contar el momento vital en el que estamos.
Pero no se parecen en nada más a Paquita Salas que en esa pérdida.
J.A.: Bueno, yo soy muy Paquita Salas porque yo quería ser actor y no me fue muy bien y en ese camino he aprendido un montón de cosas.
J.C.: Todos somos Paquita en realidad.
J.A.: Entre las historias de Paquita, la de Lidia en Puente viejo me pasó a mí, fui a un rodaje y no pude decir la frase. Y vas conociendo a representantes que no te llenan, les ves fallos, virtudes. Son nuestras experiencias.
“Todos somos Paquita, se ha convertido en esa persona que dice las cosas que no nos atrevemos a decir”
¿Por qué dicen que todos somos Paquita?
J.C.: Porque Paquita se ha convertido en esa persona que dice las cosas que no nos atrevemos a decir. Todos somos Paquita porque todos hemos sentido alguna vez que no encontramos nuestro sitio y estamos luchando por buscar eso que tanto queremos, todos hemos sentido que alguien nos deje, todos nos hemos sentido fuera de lugar, y a la vez Paquita tiene una autenticidad con la que todos nos podemos identificar.
J.A.: En el fondo no es que lo sea, sino que todo el mundo querría ser Paquita Salas, decir lo que piensa, ser contundente, comer lo que te apetece.
J.C.: En la intimidad de la casa todos somos un poco Paquita. ¿Quién no se ha comido unos Doritos tirado en el sofá después de un desengaño de cualquier tipo? Paquita es muy España.
J.A.: Es este país. Irte al cine con tus amigos, a tomar una caña, tomar un sandwich en Rodilla.
J.C.: Una señora. Yo por lo menos soy un poco señora.
“El salto a La Veneno es lógico, es un poco continuación de Paquita Salas”
¿Por qué dan el salto ahora a un personaje tan complicado como La Veneno?
J.A.: Yo lo veo lógico. Un icono de los noventa cuya historia está muy ligada a la televisión y a la fama y que es un poco continuación de Paquita, donde se habla mucho de los noventa, de haber sido un icono y ya no serlo...
J.C.: Y de la cultura lgtb que nos toca mucho.
J.A.: La vida de la tele, el Mississipi, todo eso es muy Paquita. Y luego tiene una parte que queríamos explorar que es el drama épico. Queríamos demostrar que realmente lo podemos rodar. Hemos aprendido mucho estos años. La belleza de contar en planos bellos y hacer un rodaje de situaciones preciosas y lleno de épica. Tiene todo lo que nos gusta, mucha música, grabó hasta un single, y está lleno de personajes secundarios maravillosos, lleno de costumbrismo. Nació en un pueblo muy pequeño, que también tiene que ver con Paquita, y se crió de manera trágica y complicada.
J.C.: Y ha sido un referente clave y básico en los jóvenes lgtbi. Una de las primeras que salió en la telvisión, dijo ‘yo soy así’ y no pidió perdón por ello, sino que se lo impuso a los demás. Yo soy así y tú te callas. Se partió la cara por muchos de nosotros y nosotras.
J.A.: Sin darse cuenta. Lo hizo desde su salvajismo. Pero lo que me gusta mucho es reivindicar que los referentes no tiene por qué ser perfectos. Es algo que vivimos también mucho Javi y yo. Parece que porque seas gay y conocido tienes que ser perfecto y tener el discurso clavado. Y somos imperfectos y reivindicamos nuestro derecho a equivocarnos. Y hacemos lo que podemos, la manera más sana de hacer la lucha y hacer activismo, lo que uno puede. Y La Veneno hacía lo que le salía. ¿Era perfecta? No. ¿Su discurso trans o lgtb era perfecto? No. ¿Hizo mucho? Sí.
“La Veneno ha sido un referente clave y básico en los jóvenes lgtbi. Una de las primeras que salió en la telvisión, dijo ‘yo soy así’ y no pidió perdón por ello”
Hablan con mucho cariño de ella y en aquel programa era en realidad como un ‘punching ball’.
J.A.: De eso va. Totalmente. De cómo a una persona la fama la puede sacar de su lugar y luego después, ¿qué haces cuando ya te han sacado?
J.C.: Y a lo mejor era un punching ball, pero a mucha gente le hizo sentir que no estaba sola al ver a gente como ella en la televisión. Tiene muchas lecturas y muchas capas.
J.A.: En los programas estarían riéndose con ella o de ella, depende del día, pero es verdad que era la voz de muchas personas y estaba ahí. Ser visible ya es algo importante.
J.C.: Es un acto de rebeldía.
J.A.: Es un acto político ser visible, lo que pasa es que ahora parece que como estamos más acostumbrados no importa tanto, en su día que estuviera fue importantísimo. Muchos aprendimos lo que era ser transexual gracias a La Veneno.
J.C.: Y contó una realidad que mucha gente no quería ver, que era una prostituta de la calle y su vida era muy difícil.
J.A.: La habían maltratado y estaba en la tele hablando de su vida, y sin pedir perdón. Creo que nos hizo mucho bien a todos, aunque no fuera perfecta.