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Dos artistas plantan cara a la desigualdad en Nueva York construyendo estatuas de mujeres

Feminismo e historia

La ciudad de la Gran Manzana únicamente cuenta con cinco esculturas femeninas, aunque el alcalde anunció recientemente que se están construyendo cinco más

Los artistas australianos Marc y Gillie y Schattner mientras posan junto a una estatua de bronce de la escritora y abogada Janet Mock

EFE

Le propongo un pequeño juego. Le invito a que dé un paseo por su ciudad, no importa cuál sea, y se fije en las estatuas que se encuentre en su camino. Es difícil no verlas pues, por norma general, suelen ser majestuosas. Puede contarlas. Es más, le animo a que haga una pequeña estadística. Nada complicado, puede hacer un cálculo aproximado de cabeza. ¿Cuántas de esas figuras son mujeres? Lo más probable es que pueda contarlas con los dedos de una mano.

No se piense que esto es una mera casualidad o que le han salido estos datos por realizar el ejercicio en un pueblo pequeño. Puede repetirlo en cualquier gran ciudad del mundo que le ocurrirá lo mismo. Sin ir más lejos, la cinéfila Nueva York. Un ejemplo en muchas áreas, pero no en paridad monumental. Y es que la ciudad de la Gran Manzana sólo cuenta con cinco mujeres con nombres y apellidos, lo que equivale a un 3,3%: Juana de Arco, Golda Meir, Gertrude Stein, Eleanor Roosevelt y Harriet Tubman. La Estatua de la Libertad, claro está, no contaría al tratarse de un personaje ficticio.

Juana de Arco, Golda Meire, Gertrude Stein, Eleanor Roosevelt y Harriet Tubman son las únicas mujeres representadas en Nueva York a día de hoy

El pasado 8 de marzo, con motivo del Día de la Mujer y gracias a la iniciativa She Built NYC , el alcalde neoyorquino Bill De Blasio reconoció este déficit y anunció que la ciudad instalaría “cuatro estatuas de vecinas sobresalientes”: la cantante Billie Holiday, la doctora Helen Rodríguez Trías, la líder de derechos civiles Elizabeth Jennings Graham y la farera Katherine Walker. Pero este simbólico gesto no resulta suficiente, pues está muy lejos de la igualdad. Por ello, ha surgido una nueva iniciativa, Statues for Equality , que esta semana, con motivo del 99 aniversario del derecho a voto a las mujeres estadounidenses, ha exhibido por su cuenta diez esculturas de mujeres para denunciar la escasa presencia en la ciudad de obras de arte públicas dedicadas a figuras femeninas.

Oprah Winfrey, Pink, Nicole Kidman, Jane Goodall, Cate Blanchett, Tererai Trent, Janet Mock, Tracy Dyson, Cheryl Strayed y Gaby Douglas. Una pequeña selección hecha por los artistas australianos Gillie y Marc Schattner, quienes llevan más de veinticinco años metidos en el mundo del arte. Durante toda su carrera, la pareja ha recibido más de cien encargos de estatuas y únicamente una de ellas era una mujer. Fue entonces, cuando decidieron dedicar su trabajo a balancear la representación de género en el arte público a través del mundo. “Las obras de arte públicas son una oportunidad para las ciudades y pueblos de mostrar su historia, diversidad y valores”, defienden.

Estatua de bronce de la primatóloga, etóloga, antropóloga y mensajera de la paz de la ONU inglesa, Jane Goodall, exhibida en la entrada de un edificio cerca del icónico Rockerfeller Center en Nueva York

EFE

Las efigies, hechas de bronce y a tamaño real, se podrán ver durante un tiempo en un edificio cerca del icónico Rockefeller Center. No obstante, la idea es extender este movimiento a más lugares. De hecho, su meta es que, dentro de cinco años, en cada gran ciudad estadounidense se erija, como mínimo, una estatua de una mujer influyente. Un reto ambicioso, “aunque no imposible”, remarcan. Lo que da que pensar es que, de las aproximadamente 5.193 estatuas públicas que representan figuras históricas a lo largo de Estados Unidos, solamente 394 son de mujeres.

Estas desoladoras estadísticas confirman el histórico déficit de reconocimiento social que sufren las mujeres, salvo que se traten de vírgenes, religiosas, reinas o personajes ficticios. Pero no hace falta cruzar el charco para encontrarse con algo similar. Barcelona, por ejemplo, cuenta como poco con 168 estatuas de hombres por sólo 14 de mujeres que hayan existido”, tal y como reveló en una entrevista a La Vanguardia María Isabel Gascón, presidenta del Grup d’Història de les Dones que fan Història. “Ni siquiera Mercè Rodoreda tiene su homenaje, pero sí su personaje ‘la Colometa’”, denunciaba recientemente.

Estas desoladoras estadísticas confirman el histórico déficit de reconocimiento social que sufren las mujeres, salvo que se traten de vírgenes, religiosas, reinas o personajes ficticios

Reino Unido también hace públicos sus números que son igual de preocupantes, pues se erigen 925 estatuas, de las cuales únicamente 158 son de mujeres, lo que supone un 15% del total nacional, según la Asociación de Monumentos y Esculturas Públicos (PMSA, por sus siglas en inglés). Más triste todavía si se tiene en cuenta que, de estas 158 estatuas, la gran mayoría son miembros de la familia real (sólo 19 son de la reina Victoria), de la Virgen María (que tiene 14) o de personajes míticos y alegóricos. Como dato, no fue hasta abril de este mismo 2018 que se construyó la primera efigie de una mujer en la plaza del Parlamento británico, la de la líder del movimiento sufragista Millicent Fawcett (1847-1929).

Algunos colectivos feministas del Reino Unido lo tienen muy presente. Bee Rowlatt, escritora y presidenta de una campaña para rendir homenaje a la feminista Mary Wollstonecraft, denunció la situación en uno de sus discursos: “Seamos francos, la historia está escrita por hombres. No es que las mujeres no hayan hecho nada, se trata de quién lo escribió, quién decidió lo que se conmemoraba y lo que no. Los logros de las mujeres se han vuelto invisibles aunque hayan hecho cosas increíbles, pero la mayoría de la gente no lo sabe”. Igual opina Terri Bell-Halliwell, fundadora del proyecto inVISIBLEwomen, que hace campaña a favor de la igualdad de género en las estatuas públicas del Reino Unido. “Se trata de la campaña publicitaria más antigua del país a favor del patriarcado que trata de convencernos a todos de que los hombres son los únicos que merecen ser admirados”.

Se trata de la campaña publicitaria más antigua del país a favor del patriarcado que trata de convencernos a todos de que los hombres son los únicos que merecen ser admirados”