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Los goles de Manchester

El Reportaje

Presume de ser la primera “ciudad moderna del mundo”, y todo lo que es se lo debe a la revolución industrial, el algodón y las telas

El National Football Museum es el más gran del mundo en su ámbito

Xavier Cervera

Puede que con medio millón de habitantes sea sólo la quinta urbe de Gran Bretaña en términos de población, pero Manchester es mucho Manchester. La ciudad de Marx y Engels, de la revolución industrial, donde podría decirse que nació el mundo moderno. De las grandes fábricas textiles, sobre todo de algodón. Del pintor L.S Lowry y sus característicos paisajes urbanos de la Inglaterra de mediados del siglo pasado, de la arquitectura neogótica y de canales inspirados en los de Venecia. De los trenes, las locomotoras a vapor y las máquinas de coser. De la masacre de Peterloo, cuando la caballería cargó contra una multitud que pedía la reforma parlamentaria y mató a 18 personas. De las sufragistas y el radicalismo político. De Oasis y la música pop. De Anthony Burgess y La naranja mecánica. De Old Trafford y el Etihad, el United y el City, Bobby Charlton, George Best y Eric Cantona. De sir Alex Ferguson y Pep Guardiola. De gentes de 160 países que hablan doscientos idiomas.

Pero lo que marca Manchester por encima de todo es la industrialización del siglo XIX. Se respira todavía en el aire contaminado, en la piedra rojiza y sucia de los edificios victorianos. Fue entonces cuando creció de manera descomunal, desarrollándose como una de las grandes ciudades del mundo. Sus acaudalados empresarios se convirtieron en mecenas del arte y la cultura, creando muchas de las bibliotecas, galerías y museos que todavía hoy figuran entre sus principales atracciones. En 1878 se fundó el Manchester United, y dos años después el Manchester City, y los sábados a las tres de la tarde los trabajadores recién salidos de las fábricas iban con sus hijos al fútbol, a ver arracimados y de pie los partidos detrás de la portería.

Manchester tiene algunos de los mejores ejemplos de arquitectura victoriana y neogótica de toda Europa, como el Town Hall, su antiguo ayuntamiento

Alberto Manuel Urosa Toledano / Getty

La “capital del norte de Inglaterra”, que tiene una gran rivalidad –no sólo futbolística– con la vecina Liverpool, ha cambiado mucho en la última década, con la construcción de complejos de oficinas y apartamentos en los antiguos almacenes de sus canales, y el traslado de buena parte de los estudios de la BBC a la Media City de Salford. No sólo se ha modernizado, sino que se ha catalanizado desde la llegada de Ferrán Soriano, Txiki Begiristain y Pep Guardiola. El chef Paco Pérez está al frente de la cocina de Tast, el restaurante de moda. En la delicatessen Lunya se pueden comprar desde anchoas de L’Escala hasta arroz del delta del Ebro.

La revolución industrial se realizó con un enorme coste para la salud y el bienestar de quienes hilaban, cosían y operaban la maquinaria pesada en fábricas como las que tenía el padre de Friedrich Engels por todo Manchester y alrededores, y que hicieron que su hijo escribiera su famoso tratado sobre La condición de la clase obrera en Inglaterra. El pub en el que se reunía con Karl Marx para arreglar los problemas del mundo, The Crescent (que entonces se llamaba The Red Dragon), se encuentra cerrado y ha sido puesto a la venta por 800.000 euros, especulándose que podría ser derruido para levantar en su lugar un centro cultural chino. Toda la zona que lo rodea, en el barrio de Salford, es víctima de la gentrificación, y edificios históricos están siendo derribados para construir pisos y oficinas de lujo.

Marx y Engels hicieron sus teorías sobre las clases trabajadoras británicas en el pub The Crescent

En Deansgate, la calle más elegante de la ciudad –su paseo de Gràcia, salvando las enormes distancias– solía haber 38 pubs, de los cuales apenas queda media docena, sustituidos por boutiques y wine bars. La que sí sobrevive es la fabulosa Biblioteca Rylands, una de las joyas de la ciudad, inaugurada el 1 de enero de 1900 por Enriquetta Rylands como un homenaje a su difunto marido John, un empresario y filántropo, el primer multimillonario en la historia de Manchester, dueño en su día del mayor emporio textil del Reino Unido (aquí todo da vueltas en torno a las telas).

Incorporada desde 1972 a la Universidad de Manchester, la Rylands Library guarda más de 250.000 volúmenes de todas las épocas y sobre todos los temas imaginables, y un millón de manuscritos. Pero aparte de los libros y la excepcional Sala de Lectura (construida diez metros por encima del nivel de la calle para minimizar el ruido de los carruajes), el edificio en sí mismo, obra de Basil Champneys, justifica una visita como uno de los mejores ejemplos de arquitectura neogótica de toda Europa, junto con el Town Hall (antiguo ayuntamiento, que recuerda tanto al Palacio de Westminster que se hace pasar por él en numerosas películas y series de televisión). Enriqueta no reparó en gastos, contratando a los mejores artesanos, haciendo traer madera de roble de Gdansk (Polonia), y dotando a la estructura de una de las primeras instalaciones eléctricas del país.

La neogótica John Rylands Library

Atlantide Phototravel / Getty

Otra institución vinculada a la revolución industrial y el algodón es la Whitworth Art Gallery, completamente integrada en el parque del mismo nombre, que ahora está a tiro de piedra de Piccaddilly (el centro mismo de Manchester), pero entonces se consideraba un lugar de las afueras donde el aire era más puro. Un grupo de sesenta destacados ciudadanos, de tendencia progresista y pilares de la comunidad entre quienes figuraba el editor del periódico The Guardian, la fundaron en homenaje a Joseph Whitworh un ingeniero e inventor, que creó un rifle de extraordinaria precisión, que había legado la mayor parte de su fortuna a la ciudad. El precioso edificio de la época eduardiana ha sido renovado recientemente, y alberga una gran colección de textiles.

En Manchester no podía faltar un Museo de la Ciencia y de la Industria, que ocupa el lugar de la primera estación de ferrocarril para pasajeros del mundo, y contiene todo tipo de motores eléctricos y a vapor, locomotoras, generadores, bombas hidráulicas, máquinas de coser, generadores... Tampoco un Museo del Fútbol, con su Salón de la Fama incluido.

Si Manchester es junto con Liverpool la gran capital del rock y el pop inglés (de sus calles y clubs han salido grupos como The Smiths, The Charlatans, Stone Roses, The Verve o Happy Mondays), también tiene una importante oferta de música clásica. El Bridgewater Hall, una de las más modernas salas de conciertos del país, es el hogar tanto de la prestigiosa Hallé (que durante la guerra tocaba en las fábricas bases militares para animar a los trabajadores y soldados) como de la Filarmónica de la BBC. En términos teatrales no puede competir con el West End de Londres, pero el Royal Exchange Theatre, en el edificio que ocupó la Bolsa del Algodón hasta su destrucción por una bomba alemana, es uno de los más prestigiosos de Gran Bretaña.