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La gran catarsis de Pedro Almodóvar

La película más comprometida del director manchego

El manchego presenta la cinta autobiográfica ‘Dolor y gloria’

Penélope Cruz, Pedro Almodóvar y Antonio Banderas en la presentación del nuevo filme del manchego, ‘Dolor y gloria’

Carlos Alvarez / Getty

Dice Antonio Banderas que Dolor y gloria es un testimonio” vital pero “no un testamento” de Pedro Almodóvar. El propio director indica que el personaje de Salvador Mallo “es y no es” él mismo, pues en la cinta hay realidad pero también ficción. Sin embargo, en este caso “lo ficticio es a veces más real que lo que sí ocurrió”, señala el realizador. Y subraya la escena clave del filme, en la que Mallo/Almodóvar (Banderas) le dice a su madre ( Julieta Serrano) lo mucho que le dolió que ella y otros no le aceptaran de niño tal como era, en obvia alusión a su homosexualidad. En este y otros puntos clave del relato, la última cinta del manchego no es una historia autobiográfica en sentido estricto –pues no es veraz–, pero sí lo es en tanto que confesión y autorretrato. Así, aquella escena concreta con la madre, en cuyo rodaje Almodóvar se emocionó “más que nunca”, no ocurrió realmente sino que “él hubiera querido que sucediera”, comenta Banderas. Y Almodóvar lo admite: la secuencia, con una Julieta Serrano excepcional en el papel de esa madre en sus últimos días de vida, “habla más de mí que otras cosas que sí me ocurrieron”, admite el cineasta.

En la película hay algunas escenas ficticias que siento más reales que algunas otras que sí ocurrieron”

Pedro Almodóvar

Dolor y gloria , que se estrenará el próximo día 22, constituye en suma una gran catarsis personal del director más global del cine español. También es una de sus mejores películas; la más comprometida para él en todos los sentidos, y un reencuentro afortunado con los grandes actores que Banderas, Serrano y Penélope Cruz –madre joven cuando Salvador es un crío– vuelven a demostrar que son. A ellos se unen el también reconocido Leonardo Sbaraglia , y un actor en ascenso que tal vez se consagre aquí definitivamente como uno de los grandes: el bilbaíno Asier Etxeandia , a quien toca interpretar, entre otras cosas, un arriesgado monólogo teatral en su papel de viejo amigo y actor de cabecera del protagonista.

La historia tiene algo de confesión y repaso reflexivo, pero no es un ajuste de cuentas conmigo mismo”

Pedro Almodóvar

Dolor y gloria es, pues, un desnudo interior de Almodóvar , una confidencia a voz en grito y un repaso reflexivo de sus casi 70 años en el mundo, reconoce el también guionista. Y matiza que “lo que no se puede considerar es un ajuste de cuentas conmigo mismo” aunque el relato le deje “mucho más expuesto que los anteriores”. Y tampoco responde a un plan muy estricto y premeditado, sino que goza de cierta espontaneidad. Así lo probaría el hecho de que la aludida escena clave del filme, la más emotiva y dolorosa por abordar “los duros momentos” en que la gente miraba al protagonista “con extrañeza” cuando era niño, la añadió Almodóvar sobre la marcha en la noche anterior a su rodaje. Lo cual obligó a los implicados, Banderas y Serrano , prácticamente a improvisar. “Al ser también el guionista, no tenía problema en poner o quitar cosas. A los actores los zarandée mucho”, dice en su charla con La Vanguardia y otros dos medios.

Una escena no real de Salvador y su madre habla de los días duros de mi infancia, cuando me miraban con extrañeza”

Pedro Almodóvar

“Trabajar con Pedro es muy duro”, confirma Banderas por su parte. Y precisa: “No es duro porque él no te quiera o porque necesite imponerse, sino porque exige contar con tu esencia en estado puro, sin los tics que puedes tener o los trucos que puedes utilizar con otros directores”. Y no hay escapatoria porque él te las caza todas”.

Al ser también el guionista, no tenía problema en poner y quitar cosas, y zarandeé mucho a los actores”

Pedro Almodóvar

Tanta exigencia puede provocar “cierto dolor”, continúa el intérprete. Porque de pronto “te encuentras sin bastón y llegas a sentir vértigo”. Y si el realizador no encuentra lo que espera, primero lo hace notar –“¡Antoñito, hoy no estás!”, le imita Banderas–, y luego echa “un rapapolvo que te enteras”. Así que no queda otra que “ponerse blandito, comprender lo que él busca y actuar en consecuencia”. Esto es lo habitual, señala el artista después de tantas películas junto al realizador al que ahora encarna. En Dolor y gloria , no obstante, Almodóvar entendió enseguida que contaba con sus actores al cien por cien y no tardó en “soltar las riendas” y relajarse con ellos. Gracias a ello, “el rodaje fue hermoso, con Pedro cada día más feliz”, asegura Banderas. Porque, al tiempo que se afianzaba su entendimiento con el equipo, “se notaba que iba descargando piedras de la mochila” al irse sacando espinas de su propia vida.

Durante el rodaje se notaba que Pedro iba soltando piedras de la mochila de su vida, y eso lo fue relajando”

Antonio Banderas

A Penélope Cruz pronto se le hizo evidente que el director “necesitaba pasar por esto”. Pero también era patente que evitaba hablar de ello. Hasta el punto de que “esquivaba las preguntas” que algunos le hacían y rehuía la conversación que otros buscaban. “Oye, Pedro, qué fuerte esto, ¿no?”, le comentaba alguien sobre algún pasaje de su historia. Y él callaba. Eso a pesar de su estrecha relación con los principales componentes del reparto: “Para mí él no es un director con el que trabajo a veces. Es una persona importante en mi vida; casi parte de mi familia”, afirma la actriz.

Él es duro, pero no porque no te quiera o necesite imponerse, sino porque exige tu esencia en estado puro”

Antonio Banderas

A Cruz no le resultó complicado ponerse en la piel de la madre de Almodóvar en los años 50, en un ambiente y un medio de posguerra, aun cuando se trata de “un papel muy diferente a los que había hecho” con él, según el propio realizador. “Lo viví como un trabajo fácil, quizá porque esta vez mi personaje no tenía que adentrarse en lugares oscuros”. Jacinta es por el contrario una mujer sencilla. Una madre inexperta que “se da cuenta de lo que le pasa a su hijo pero no está preparada para sentarse a hablarlo con él; no sabe cómo manejarlo”, añade.

En la película hay escenas y diálogos que no ocurrieron pero que a Pedro le habría gustado que sucedieran”

Antonio Banderas

Cruz protagoniza la que seguramente es la escena más luminosa de la película en todos los sentidos. En ella, Jacinta conversa y canturrea con vecinas y amigas en un recodo del río que han convertido en lavadero. La cantante Rosalía participa en la secuencia cantando y bailando. “Soy fan de Rosalía ”, revela la actriz, y se deshace en piropos hacia la barcelonesa. Opina de ella que posee “un talento muy especial”, está creando “algo muy nuevo” y “tiene muy bien puesta la cabeza”. de modo que “le va a ir muy bien”.

'Dolor y gloria ' es un testimonio de la vida del director, pero no su testamento, porque él va a seguir”

Antonio Banderas

La presencia de Rosalía es un elemento más –si bien con especial gancho y sentido de la oportunidad– dentro de una obra llena de detalles; con un guion y unos diálogos milimetrados a lo largo de los distintos bloques –no cronológicos– que pueden diferenciarse en ella. Es un legado del autor sobre su propia existencia. Se nota el esmero y la pasión que ha puesto en ello.